Soy orbytero. Hace meses que leo el periódico todos los días en mi Macbook Pro (¡conectado a un monitorazo de 27 pulgadas!), en pijama, a las seis de la mañana, mientras desayuno. Me gusta que tenga páginas, pares e impares, que se pasan como en el papel. A veces las paso hacia atrás, como hacía antes. Ayer me senté ante esas mismas 27 pulgadas a ver en directo la última función de The Indian Queen, en eso que el Teatro Real llama “Palco Digital” y al que tenemos acceso los orbyteros. Quería comprobar qué tal se ve y qué tal se oye la ópera online. Y, además, quería ver de nuevo este espectáculo, que me dejó fascinado cuando lo vi en el Teatro.

Fascinado sigo. ¡Qué preciosidad de música y de teatro! Teatro del bueno, que es el que no se hace con cosas, sino con personas, miradas y movimientos. Los dos protas, Julia Bullock, la princesa Teculihatzin, y Noah Stewart, Don Pedro de Alvarado, además de estupendos cantantes son actores de primer nivel. Por eso son los protas, aunque canten poco. Lo vi el otro día y lo confirmé ayer con más datos, porque la ópera online aporta un elemento que no existe en la otra: los primeros planos. Es cierto que mirando tan de cerca a los cuarenta personajes se ve alguna gallinita, ojos que buscan al director, pero lo que predomina, incluso a esta distancia tan corta, son los gestos y las miradas creíbles, que denuncian la presencia de un director genial. ¡Qué grande, Peter Sellars! Aquí os pongo un par de capturas de pantalla que he tomado yo mismo: la presencia escénica de Julia Bullock y el amor de la princesa maya y el capitán de conquistadores.

La reina india está, además, muy bien cantada. El sonido que llega a través de la red es de gran calidad. Mi equipo hi-fi es muy bueno, no es por nada, y os digo que la señal del Palco Digital tiene calidad de sobra y permite juzgar la música con conocimiento de causa. Impresiona el contratenor Vince Yi, dueño de un vozarrón denso y ancho. Es muy bonito el color de la voz de la Bullock y muy limpio también el de Nadine Koutcher, Doña Isabel. De la recitadora, del coro y de la orquesta de Perm ya escribí en el post anterior.

La ópera en Orbyt funciona muy bien. Veré todas las que den en directo y voy a repasar las que tienen “bajo demanda”, que viene a ser como el viejo diferido, pero cuando a ti te da la gana y no cuando ellos quieran emitirlo. Otra ventaja: Orbyt, ¡Dios se lo pague!, amortigua las toses asesinas.

Al releer mi comentario del otro día he notado un exceso de entusiasmo (y también algo de barullo). En vista de lo cual, he decidido dejar de releerme y, además, contar lo que no me ha gustado de The Indian Queen. Que es bien poco y se dice en dos palabras: demasiado largo. Cuando llega el descanso, está ya prácticamente todo dicho y hecho, pero al espectador le quedan aún dos horas de espectáculo. Sobran. Pero como decía el capitán del barco aquel, más vale que zozobre que no que zoffarte.