Qué raro es todo! por Álvaro Guibert

SMR Cuenca

10 abril, 2014 12:03
Voy mucho a la Semana de Música Religiosa de Cuenca, donde suelen pasar cosas de mucho interés musical. Me atrae la mezcla de música viejísima y nuevísima que, desde los tiempos de Antonio Iglesias, que fue quien se inventó la Semana, caracteriza este festival. En Cuenca, rodeados de pintores abstractos (Zobel, Saura, Torner...) han estrenado todos los compositores españoles, casi sin excepción, y algunos extranjeros, y han actuado los grandes conjuntos dedicados a la música antigua. Me encanta el logo, que es de Miguel López, el director de la Fundación Antonio Saura. No se sabe si representa las casas colgadas, las rocas colgadas que abundan en esas sierras, las letras SMR, la palabra SEMANA, o sabe Dios. (Bueno, sí se sabe: representa la palabra “pasión” mediante hilillos apropiadamente sanguinolentos, casi gore, que percolan entre letra y letra). La Semana de Cuenca son piezas de arte musical bueno engarzadas en un hilo temático religioso y se ve que eso atiza dentro de mí viejos rescoldos. Soy un ateo militante. Un ateo probabilístico, tipo Dann Dennett o Richard Dawkins, el autor del anuncio en los autobuses rojos de Londres, a quien admiro desde 1976, cuando publicó El gen egoísta, la visión más clara desde Darwin sobre la evolución, aunque me molesta el permanente cabreo que parece sufrir el profesor Dawkins. Pero, en realidad, tras una infancia y una adolescencia sumergidas en la pila de agua bendita, lo que soy es un “recovering believer”, un creyente en proceso de recuperación, como dicen de sí mismos los AA, que no se consideran abstemios sino “recovering alcolholics”, aun después de 30 años de abstención. Este año, entre otras muchas cosas, la Semana de Cuenca convoca en la Catedral, en plan liturgia-concierto, mitad espectáculo mitad celebración, el oficio de Viernes Santo. El oficio divino como tal, o sea, un día entero de liturgia de las horas, cada una a su hora correspondiente: maitines, laudes, tertia, nona, vísperas y completas, como hacen los monjes todos los días de su vida. Lo cantan Schola Antiqua, en el canto llano, y Tallis Scholars, en la polifonía. Muchas religiones practican esta estrategia repetitiva de divide y vencerás para doblegar al tiempo hacerle bajar la testuz: usan las oraciones para dividir el día en unidades manejables, el mes de ayuno, cuaresma o ramadán, para hacerle al año una buena muesca y la peregrinación a la Meca, o similares, para empaquetar la vida en dos trozos, antes y después, más manejables. El oficio divino tiene mucho de humano: las alabanzas al otro me sirven para ordenarme y me descomponen la vida en segmentos comprensibles. Ya os contaré a la vuelta.
Image: Oscariana

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