Música nueva y española estos días en la Orquesta Nacional y en la de RTVE, en ambos casos con sus directores titulares al frente, David Afkham y Pablo González. Afkham dirigió en el Auditorio el estreno de la Quinta sinfonía de Jesús Rueda, encargo de la orquesta. Se titula Naufragios y está inspirada en las peripecias de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, el conquistador del Cono Sur y de la mitad de los actuales Estados Unidos.
La orquesta de Rueda suena honda, llena de cosas, como el agua donde naufragó Cabeza de Vaca. En Rueda reconocemos la sabiduría con que los viejos maestros armaban una orquesta a la vez compleja y clara. A nuestro oído se le permite discernir muchas, si no todas, las capas de esta música: nos sentimos invitados a explorarlas y seguir sus avatares. Se reconoce también en esta Quinta la intuición formal, el dominio del tiempo, con que los buenos contadores de historias secuestran nuestra atención. Una sinfonía, por pura y abstracta que sea, es siempre un relato, aunque inconcreto, y está obligado a enganchar al oyente. Rueda va —y nos lleva— de un sitio a otro sin prisa, con temple, dejándonos disfrutar del camino. Es una sinfonía de forma clásica: un primer movimiento de mucha enjundia, un segundo con aire de scherzo y alma jazzera, una contemplación submarina a modo de scherzo (es un De profundis sin lamento, sin clamavi) y un finale enérgico. Se oye todo ello con gusto y, cuando termina la sinfonía, al cabo de casi 40 minutos, nos deja con ganas de una sexta. La ONE se tomó en serio el estreno, no solo permitiendo estas amplitudes —no suele pasar que el encargante permita al compositor ocupar una parte entera de un concierto— sino realizando, además, una interpretación articulada y matizada.
En el Monumental se presentó otra novedad de gran interés: la música de Noelia Lobato Montoya, una joven compositora sevillana que encuentra inspiración en la estética de Shakespeare. Por el momento, difunde una única composición, la que presentó como novedad en Madrid la Orquesta de RTVE. Se titula Ariel, el espíritu del aire y tiene como punto de partida La tempestad de Shakespeare. El maestro londinense Karel Mark Chichon es un firme defensor de esta obra: dirigió su estreno absoluto con la Orquesta Filarmónica Alemana de Kaiserslautern y la ha programado en Las Palmas, donde es titular de la Filarmónica de Gran Canaria, y en Asia, donde dirigió a la Orquesta Nacional de Taiwán. La obra llama la atención por su seriedad como composición y despierta el interés por el camino que esta artista pueda desarrollar. Proviene de una familia de músicos —es hija del compositor y guitarrista Luis Miguel Lobato— pero, por el momento, la música de Noelia es puramente clásica, sin influencias flamencas.
Las dos composiciones nuevas se presentaron rodeadas de obras maestras muy bien interpretadas. González hizo una Vida de Héroe de Strauss en la que la RTVE sonó transfigurada, con filo y ajuste en todas las frases, y acompañó a Javier Perianes, que tocó con su habitual maestría el Concierto en sol de Ravel. Afkham, por su parte, hizo lucir su orquesta en El mandarín maravilloso de Bartók y en la delicada Métaboles de Dutilleux. El fin de semana se saldó con la sensación de que ambas orquestas están en fase esperanzadora.