[caption id="attachment_456" width="560"] Andrea Valbuena[/caption]
Se acerca el Día Internacional del Libro y lo espero con emoción. Recuerdo con nostalgia mis días en Segovia cuando era pequeña. El 23 de abril es también el día de Castilla y León, así que ese día festivo me iba con mis padres a recorrer los puestos de las librerías por el centro de la ciudad. Siempre nos han regalado a mi hermana y a mí un libro por ese día, a veces escogido, otras de sorpresa. Los últimos fueron Seguro que esta historia te suena, de Karmelo C. Iribarren, y Mujeres, de Eduardo Galeano. Acierto asegurado, claro. Me acuerdo de esos paseos y de los nervios, aunque siempre sabía de antemano el libro que quería. Solía reservar el libro más especial, el que más ganas tenía de leer, para que me lo compraran ese día y no tener que devolverlo a la biblioteca, sino quedármelo para siempre. Fetiches que tiene una.
Este año quiero recomendar un título para todos aquellos que, como yo, esperan este día para comprarse un libro que dure más que un año. La portada sugiere que lo abras, que entres en él con valentía y arrojo, que escuches lo que tiene que contarte, que respires y, con calma, dediques un rato a su lectura. Se llama Si el silencio tomara la palabra (Valparaíso Ediciones), y es el segundo poemario de Andrea Valbuena, una poeta que, aunque acaba de irrumpir en el panorama literario, auguro perdurable. La gran poeta Raquel Lanseros firma en la contraportada: Andrea Valbuena es una poeta que no necesita levantar la voz para convencer. Y así es. Si quieres, puedes escucharla, pero ella no te va a obligar. Por eso me gusta. Porque no necesita más que sus poemas para ser reconocida.
Cuando su silencio habla, cuenta cosas como estas: Dos cuerpos que se encienden / pueden apagarse, / porque la luz no es el motivo / ni la oscuridad el final. Y una se calma. También muestra un alegato del respeto hacia el otro, lo importante de querer al que tenemos al lado tal y como es: No me inventes distinta / porque estoy soy (…) / Amor es cuidado y vigilia y respeto, / o eso creo, o eso he creído, o eso imaginé. Escribe poemas a su familia y nos recuerda cuánto importa vivir cerca de los corazones que nos han enseñado a latir. Precisamente, uno de mis poemas favoritos de este libro, "El majuelo" cuenta la historia de sus abuelos y la importancia del pueblo, del huerto, de la tierra mojada mezclada con el amor. Da cabida, al mismo tiempo, a poemas con enseñanzas feministas, que muestran realidades necesarias, como el poderoso "Mujeres", que pone voz a las mujeres de la historia y también a las de su vida, o el doloroso "Anónima", en el que se pone en la piel de una mujer sexualmente abusada. También dedica un poema precioso a su tía Paz después de pasar por un cáncer de mama: De arrancarle las palabras a la herida, / de remar a contracorriente, / del miedo al enemigo, / de la cicatriz y esa ausencia, / del pecho que le queda; / brota la poesía. Ella escribe con fuerza y no tiembla al hacerlo: No me pidas que no salte / sólo porque está prohibido. / No me pidas que no vuele / sólo porque nadie lo hizo antes. Su manera tan sencilla de hablar de lo más grande la convierte en una poeta, bajo mi punto de vista, mayúscula.
Valbuena asiente con palabras, deja su sentencia y comienza el siguiente verso, desconocedora (o quizá no) de que en el lector ya ha prendido una luz minúscula que, con tiempo y experiencia, se hará grande y recordará sus palabras.
Os lo recomiendo, sin ninguna duda. Creo que es el libro perfecto para comprarse el próximo 23 de abril y abrir con nervios, y leer despacio, y guardarlo con cuidado. Me gusta Si el silencio tomara la palabra porque contiene poemas que me hubiera gustado escribir a mí, pero prefiero leerlos. Y eso sólo me pasa con mis poetas favoritos.