He soñado que me llamaba Mariano y me nombraba ministro de cultura. Me pareció raro, porque he votado por un partido que aunque ha tenido casi cuatro veces más votos que Gbai (un escaño), más del doble de votos que FAC Cascos (un escaño), unos cien mil más que Coalición Canaria (dos escaños), y unos pocos menos que ERC (¡tres escaños!) no estará en el parlamento. Pero yo qué sé, Mariano iba a llamar a Luis Alberto, mi teléfono estaba justo debajo, se lió, llamó al número que no era y luego ya le daba cosa decirme que se había equivocado. Yo, que me di cuenta en seguida, decía: "Sí Mariano, me parece bien, dalo por hecho, son catorce pagas ¿no? pero ya te llamo yo luego, que me pillas en el super pagando en caja”, y eso, luego ya no supo echarse atrás el hombre.



Lo primero que hacía era empezar a cargarme subvenciones. Me veía otra vez yendo al cine con un amigo, hace unos meses, a ver una película española porque había una escena en la que sonaba una canción de mi cantante favorito. Al salir, dije: “Menudo bodrio”. Mi amigo, que habla idiomas, sentenció: “un truño del copón”. Como en los créditos de la película la lluvia de logos sugería una cierta generosidad en la ayuda pública al engendro aquel, pensé que mejor le hubieran dado algo menos para que el muchacho se fuera a estudiar cine a un sitio serio. Me acordé y se lo dije a Mariano, vamos a enseñarles a pescar en vez de a vender pescado podrido. “Inventir en educación, Mariano, es matar dos pájaros de un tiro: subvencionar la educación es hoy subvencionar también la cultura del mañana”. Yo me quedé contento con la frase pero a Mariano, que encendía un puro, se le notaba que pensaba: “A ver cómo se lo explico yo ahora a Luis Alberto...”. Total, que empezamos a quitar dinero derrochado por aquí y por allá y lo pusimos en la cuenta de las bibliotecas, que nunca tienen fondos.



Luego firmé un real decreto (me dijeron que los tiene que firmar el rey, pero me pone negro tanto trámite) prohibiendo que los institutos Cervantes invitasen a escritores a dar conferencias. Acto seguido me puse una multa equivalente a los cervantes a los que yo he ido invitado, claro. Poca cosa, no crean, pero es que Mariano me repetía “Coherencia, coherencia”, mientras me pasaba el número de teléfono del ministro de cultura alemán, por lo que pudiera necesitar.



Luego cerramos todas las universidades. Sí sí, todas: y la primera, la universidad de la vida, que hartito me tienen todos los que presumen de haber estudiado en ella. Hay cosas que no hay forma de arreglarlas así que lo mejor es tirarlas y comprar una nueva. Se establecieron unos nuevos baremos y mandamos a casa a todos los chupa...tintas que abundan en los departamentos. Mariano, preocupado porque mandábamos a unos miles de gentes al paro, decía que no íbamos a tener con quién sustituirlos, pero resulta que no pudimos dar trabajo a todos aquellos que además de estudiar una carrera, han dedicado su tiempo a leer, estudiar e investigar en vez de a llevar cafés y decir sibuanas al catedrático de turno.



No se asusten, que ya despierto. Y lo mío es hablar de poesía (aunque me parece que ahora mismo no hay nada tan poético como el ministerio de cultura). Ea, vamos al lío.




Como me he dado cuenta de que siempre que se publica un recuento de blogs literarios lo normal es que se acaben citando tostones como el de Vicente Luis Mora, otros que son más de streptease que de poesía o ciertos anónimos malhumorados (cuánta rata suelta hay por internet aprovechando el anonimato, cuánto Jack el destripador disfrazado de Robin Hood) he decidido compartir con ustedes cinco de los que yo no me pierdo, por si acaso alguno se les hubiera despistado. Créanme que merece la pena pinchar de vez en cuando. Si no me riñen (que es muy fácil esto de aprovecharse del trabajo de otros para saltarse una semana del propio) ya les recomendaré más.



1. Xavier Farré. Si ahora mismo hay un blog imprescindible para saber lo que se está escribiendo en el mundo y, sobre todo, en Europa central, es este. Está en catalán, pero merece la pena el esfuerzo de aquellos que no lo hablen ni en la intimidad. Farré, traductor al castellano de Milosz, Herbert y Zagajewski, presta más atención, eso sí, a poetas polacos, como Justyna Bargielska, de quien les copio un ejemplo para que luego sigan:



AMB UNA PARAULA



Pregunto si ja han enviat aquells refotuts cadàvers,

o encara no. M'escriuen que els han enviat,

que el retard pot ser a causa del temps

i que els escrigui el dimecres vinent

si vull fer una reclamació, o uns altres cadàvers a canvi.

Ni jo no ho sé, tinc temps fins dimecres

per pensar-m'ho. Un cuc ha traït un altre cuc

i ara es cargola, tant al somni com arreu.



Mentre, a la llum de les finestres de la biblioteca escolar

sembla com si el meu fill es convertís en una pedra

i em diu: no ploris, dona, ja que jo no ploro.

Va, tanqueu ja, aquí no hi ha res a mirar.

2. Jordi Doce. Acaba de publicar un libro, Perros en la playa, que ya adelantó en este blog, por lo que es fácil imaginar que lo que ahora leemos son adelantos de un libro futuro. Al menos, está escrito con el cuidado que otros dedican apenas a lo que acabará impreso. Notas de diario, poemas, traducciones... Un cajón de sastre que es a la vez trastienda de la creación y quintaesencia. Entre las últimas cosas, un poema de John Burnside:



NOSOTROS



Así debiera ser:

la calle azul, el carro de la leche,

olor a tinta y grano.



Nada conforta al ojo

como las vallas y los muros

salpicados de lluvia verde



o crestados de nieve, en

el alba que rezuma.

Nada nos calma tanto

como los setos y las puertas,



la sensación de ser

cuartos secretos

al fondo de la casa única,

dedicados al tiempo y el espacio.



3. Abraham Gragera. Pertenece a mi género bloguero favorito: el generoso, el que se dedica a dar a conocer a otros autores. Entre sus últimas entradas está la versión de este magnífico poema de Aleksandar Ristovic (uno de esos serbios que a Simic le parecen todos hijos de El Bosco):



COMPARACIÓN



Cuentan que Ulises no amaba el mar,

y es porque estaba prisionero

en sus brisas, sus olas y tormentas,

como entre cobertores guarnecidos con encajes.

Igual me ocurre a mí. No amo la poesía

y aún me rindo a ella, me tiene prisionero

y salvo lo que soy, nada puedo al lector ofrecerle.

Como aquel que continuamente cambia

de posición los remos y regresa, jugándoselo todo,

a un cuento donde no será reconocido,

entre imágenes que elige con cuidado:



Soy ese cerdo.

Soy esa fresa en el jardín.

Soy el humo de esa pipa.

Soy ese espumarajo en la boca.

Soy esa rueda.

Soy esa mano que la rueda oprime

al pasar mientras cruje la grava

en paralelo a otra rueda.



4. Jesús Jiménez Domínguez. Se está montando una antología de poesía anglosajona actual (con alguna concesión exótica) bastante maja. Un ejemplo, este poema de Robert Cording:



VIEJAS CASAS



Año tras año, calladamente,

he venido apreciando



cómo aguantan en pie las viejas casas



-bajo las lluvias de noviembre

o la reconfortante luz de junio-



como si hubieran alcanzado un acuerdo

en el que el curso de los días ya no es

cuestión de sufrimiento o de regocijo.



He venido apreciando

cómo adoptan el color de la lluvia o del sol

cuando insisten en mantener su vigilia



sin necesidad de un signo, sin esperar nada



más que los pájaros que cantan en los aleros

y el frío paralizante que estremece y hace crujir las vigas.



5. Patricia Gonzalo de Jesús. Algunas de las mejores traducciones de Holub y de Brodsky que he leído están aquí. Verbigracia:



DIDO Y ENEAS



El gran hombre miraba a través de la ventana,

pero para ella el mundo entero terminaba en el borde

de su amplia túnica griega,

por la plétora de pliegues semejante a

un mar detenido.

Él, en cambio,

miraba a través de la ventana, y su mirada ya

estaba tan lejos de aquellos parajes que sus labios

se helaron, idénticos a una caracola en la que

se oculta un susurro, y el horizonte en su copa

permaneció inmóvil.

Pero el amor de ella

no era sino un pez..., tal vez incluso capaz

de precipitarse al mar en pos de un navío

y, hendiendo las olas con su dúctil cuerpo,

quizá, dejarlo atrás..., mas él...

él en sus pensamientos ya pisaba tierra firme.

Y el mar se transformó en un mar de lágrimas.

Sin embargo, como es sabido, en el preciso instante

de la desesperación comienza también a soplar

viento favorable. Y el gran hombre

abandonó Cartago.

Ella se erguía

ante la hoguera que habían encendido

al pie de la muralla de la ciudad sus soldados

y contemplaba cómo en la calina

que vacilaba entre la llama y la humareda

silente se derrumbaba Cartago



mucho antes del augurio de Catón.



6. Guillermo López Gallego. Ya, prometí cinco... Pero es que el autor de El faro (seguido de El faro) no incluye en su blog poemas ni críticas, sino más bien paroles trouvés y en general hallazgos a medias de la casualidad y de su ingenio. Algunas muestras:



En Sierra Leona, Jago, la mayonesa real, se anuncia "[a]limentando a los campeones del mañana". Porque lo que distingue a los campeones es la mayonesa.



Eso sí que era un secreto de la selva: ¿Quién le cortaba el pelo a Mowgli?



Cuando veo uno de esos carteles, "Se alquila piso. Razón: portería", siempre pienso que el piso se alquila porque el portero es inaguantable.