Bien poco es lo que suele llegarnos de lo que se cuece en la poesía lituana actual. Ni siquiera hay disponible aún en castellano una antología de Tomas Venclova, tal vez el poeta contemporáneo de allá más importante, cercano a Brodsky o Milosz, autor de un documentado libro sobre Vilna y de algunos ensayos imprescindibles para entender la política y la historia de la segunda mitad del siglo XX vista desde Lituania. Hoy quería traerles tres poemas de Gintaras Grajauskas, nacido en 1966, ensayista, dramaturgo, prosista, compositor e intérprete además de poeta que ha sido traducido a varios idiomas, pero no aún al español (al menos, hasta donde llegan mis noticias). Algunos de sus libros de poesía son Tatuaje (1993, premio al mejor primer libro publicado en Lituania), Ornitología (1993), Catálogo (1997), Historia Moderna: Libro de texto para principiantes (2004) o Poemas de la piel (2008).



Con sinceridad



si fuéramos realmente sinceros

no hablaríamos tanto acerca de la sinceridad



de hecho hablaríamos menos

o no hablaríamos en absoluto



si fuéramos realmente sinceros

diríamos "mis más fingidas condolencias"



o "no te acompaño en el pésame"

"falsamente tuyo

Grajauskas"

sobre todo hablaríamos mucho menos



lacónicamente



dejaríamos de decir: cómo te va la vida, qué tal todo

iríamos al grano, cómo te va la muerte



y contestaríamos con sinceridad: muy bien, gracias



Una barricada



construyo una barricada

a mi alrededor



he puesto juntos el armario y la cama

y la nevera tumbada a su lado



han enviado como negociador

a un repartidor de pizzas



es inútil oponer resistencia, me dice



es inútil oponer resistencia, afirmo



se va como un vencedor

dejando una pizza de palitos de cangrejo



entonces viene un cartero: tiene usted

una carta certificada, firme aquí por favor



firmo, los dos sonreímos

la carta dice: es inútil oponer resistencia



no discuto, asiento amablemente:

no hay la más mínima esperanza



luego viene un mormón -conoces

el plan de Dios, me pregunta el mormón



lo conozco, es inútil oponer resistencia

digo, y el mormón murmura escaleras abajo



refuerzo la barricada: reparo las grietas

con chicle y periódicos viejos



llaman otra vez a la puerta, y otra



en la puerta están el repartidor de pizza

el mormón y el cartero



qué pasa pregunto



tienes razón, dicen, es inútil oponer resistencia,

no hay la más mínima esperanza



es por eso que estamos del mismo

lado de la barricada



Lecturas de poesía



fíjate sólo en qué bien lee:

qué voz tan expresiva, qué entonación tan adecuada,

los acentos lógicos marcados en rojo

con antelación: talentoso, demorado

tantea las emociones como un pianista



(me gusta cuando uno lee como

un funcionario de un juzgado -hoy en día sólo los poetas

y ese tipo de funcionarios leen así:

con un zumbido monótono, a sabiendas de que están condenados

a desperdiciar el tiempo con formalismos

necesarios para nadie)



pero escucha: tal parece que él mismo

vaya a romper a llorar de lo hermoso que es todo



una campana, un cura

y una iglesia entera para él

mientras en el rincón más lejano

se esconde el silencioso ratón de esta iglesia:

el poema