De los cientos de títulos que ayer podían verse en La noche de los teatros de Madrid elegí Fuenteovejuna, breve tratado sobre las ovejas domésticas, espectáculo de calle que venía acreditado con el Premio Almagro Off del año pasado. Una fresca y divertida adaptación de uno de los títulos más conocidos de Lope de Vega, muy acorde para los tiempos que corren: “Los miembros del equipo discutimos mucho acerca de si podíamos justificar o no la acción de los habitantes de Fuente Ovejuna de tomarse la justicia por su mano”, me confesó al final de la función Adrià Pinar, escenógrafo de la compañía.
La obra se representó en el hermoso marco de la Plaza de la Villa y a pesar de la fría tarde primaveral valió la pena sufrirla para conocer el trabajo de esta joven formación catalana, de nombre Obskené, que nació en 2008 en el Institut del Teatre de Barcelona y que hoy dirige Ricard Soler i Mallol. La pieza fue precisamente el trabajo fin de carrera de la formación: “En Barcelona se incide mucho en la dicción en catalán y por eso queríamos trabajar con el verso en castellano. Escogimos esta obra también porque es muy popular, todo el mundo la conoce, y queríamos hacer un espectáculo de calle”, añade Pinar, quien explica que en la creación del espectáculo trabajaron todo el colectivo (adaptador, director, actores, escenógrafo…) conjuntamente desde el inicio.
Es sabido que Fuenteovejuna, cuya aparición no está clara pues se cree que Lope la escribió entre 1612 y 1614, se basa en hechos reales acaecidos a finales de siglo XV. A pesar de ser silenciada en los dos siglos siguientes al de su estreno, en el XX fue una de la más representadas del autor en el extranjero, especialmente en la Alemania hitleriana y en la Unión Soviética; tanto la derecha filonazi como la izquierda revolucionaria encontraron en ella un material muy adecuado para propagar sus ideas. Y eso, que se trata de una obra escrita por su autor para exaltar la monarquía absoluta.
Son contradicciones que surgen siempre con los clásicos. Es una de las cosas que más temo en el teatro: cuando una obra clásica es enfocada desde nuestra perspectiva histórica, o más concretamente desde la perspectiva del director de escena, pues por lo general suele ser suyo el empeño de buscar un trasfondo historicista a un texto que probablemente ni su autor imaginó.
Me gusta precisamente la versión de Obskené, que firma Anna María Ricart, porque es un relato de los hechos a partir de las escenas de la obra más representativas, relato que adoban con una dramaturgia paralela en un lenguaje actual y en la que se incide en el carácter gregario de los humanos (de ahí el subtítulo “Breve tratado sobre las ovejas domésticas”) y en su fácil manipulación/domesticación. Para ello, echan mano de comentarios humorísticos (como el referido a cómo organizar movilizaciones recurriendo a las redes sociales), música, apelaciones al público… El verso distingue lo que corresponde a Lope de lo añadido, aunque ambas partes están muy bien trabadas, y esa diferenciación me resulta respetuosa.
Y eso que la versión se carga directamente la presencia de los Reyes Católicos y, con ello, la segunda trama de la obra que es la justificación de Lope a la revuelta popular. No sé qué hubiera pensado el autor de ello, pues él reconoce el derecho de Fuente Ovejuna a rebelarse contra el Comendador en la medida en que este, que ha violentado al pueblo y violado a sus mujeres, apoya a un gobernante ilegítimo favorable al Rey de Portugal y contrario a los Reyes Católicos. Imagino que desde la perspectiva de Lope, los Reyes Católicos representaban el nacimiento del Estado moderno frente al estado feudal. En cualquier caso, y como ya digo, Obskené prescinde de esta trama pero no por ello de darnos su parecer sobre la revuelta, pues lo suponemos por el final de fiesta que dan a la obra.
Como todo el mundo conoce, la pieza está protagonizada por labriegos acomodados, pero aquí los personajes se presumen más proletarios, visten uniformes de trabajo actuales no muy definidos. Con la sillas del público dispuestas en círculo y separadas en varios pasillos, los actores se desplazan del espacio central a los lados, actuando como un coro. Elementos escenográficos tan simples como unas banquetas, una mesa y dos escaleras sirven para mantener a los protagonistas a una altura suficiente que permita una fácil visión. Si el verso era uno de los aspectos que a estos actores les interesaba investigar, me sonaron bien, de forma clara y precisa, lo que no es poco.
Hasta ahora esta pieza solo la han representado una decena de veces, pero en los próximos meses actuarán en la Comunidad de Madrid y en otras plazas del país. Aquí van sus próximas funciones: Mataró (30 marzo), Albacete (8 de abril), Alcalá de Henares (13 de abril), San Fernando de Henares (15 de mayo), Fuenlabrada (21 de junio), Torrejón (5 de julio).
Obskené es una palabra griega que significa fuera de escena y que fue elegida por la compañía para apuntar en sentido opuesto: “Queremos mostrar en escena lo que hasta ahora se ha escondido detrás del telón de fondo”. Hasta ahora han producido siete montajes de autores contemporáneos (Pedro Lipcovich, Albert Boronat, Rafael Spregelburg…), algunos en castellano, otros en catalán. Les deseo larga vida artística a estos muchachos.