[caption id="attachment_408" width="560"] Roger Coma y Antonio Valero en Dalí versus Picasso. Foto: Javier Naval[/caption]

Los responsables de Cultura de la Comunidad de Madrid llevaban tiempo buscando un nombre para el nuevo festival de teatro que viene a sustituir a Escena Contemporánea y que se celebrará durante el próximo mes de mayo. Al final han bautizado al “niño” como SURGE, palabra que si se introduce en Google y se acompaña de “theatre” muestra la entrada del Festival de teatro de calle, circo y teatro físico de Glasgow, en Reino Unido. “Surge” tiene un significado más combativo en inglés que en nuestro idioma, se traduce por “explosión, arrebato”. El sentido que da el diccionario de la RAE a este verbo suena más reformista: “brotar, manifestarse, aparecer”.

Habrá que ver la programación y el desarrollo de Surge Madrid para tener un juicio más acertado sobre la muestra. Pero sigo sin entender que se presente oficialmente un Festival sin que se publique la programación. Por lo que han explicado desde la CAM, Surge quiere promocionar el teatro off, o el off off, hoy más presente que nunca en la ciudad con la proliferación de salas pequeñas, 16 en los dos últimos años, dice Ana Isabel Mariño, consejera de Cultura de la Comunidad. Mariño ha llegado a comparar el momento que atraviesa el teatro actual con el de la movida madrileña. Pero hay un detalle que los distingue: gran parte del buen teatro que hoy se ve, y de las numerosas salitas que se abren, es consecuencia de cómo se ha reducido la mano protectora de las instituciones obligando a los artistas a refugiarse en la iniciativa privada o el autoempleo. Eso tiene poco que ver con los generosos fondos públicos con los que los socialistas arroparon a la “movida madrileña”.

Yo preferiría que un Festival Off fuera totalmente independiente del dinero público, como ocurre con los más célebres del mundo (Aviñón y Fringe de Edimburgo), haría verdadero honor a su nombre y diría tanto de la salud de nuestro teatro y de su público. Pero ¡para qué nos vamos a engañar! Los artistas madrileños bastante tienen con sobrevivir en el minifundismo teatral, mientras compaginan un bolo aquí y otro allá con oficios variados. Así que, bienvenida esa inyección al teatro de 460.000 euros que cuesta la organización del Surge. Por otro lado, este Festival tampoco es tan alternativo como se anuncia.

¿En qué difiere Surge de Escena Contemporánea? Aparentemente, en todo. En primer lugar, Surge se parece más a una Feria que a un Festival, pues está diseñado  para promocionar el teatro producido en Madrid. Ya no se trata de invitar a compañías extranjeras a actuar como ocurría en Escena Contemporánea (EC), ni siquiera a artistas de otros puntos del país. Se acabó el teatro con sobretítulos. En colaboración con 31 salas de la ciudad (muchísimas más de las que participaban en EC), se van a programar un total de 93 espectáculos hechos y estrenados en la Comunidad. Los artistas deberán ofrecer tres funciones mínimo, aunque el Festival solo financia el caché de la primera. Natalia Ortega (exdirectora de La Triángulo) y Alberto García (DT) han coordinado la programación con las salas implicadas.

Los artistas foráneos han sido sustituidos por programadores de festivales internacionales, pues se espera la presencia de una treintena que vendrán a participar en la Ventana al Teatro (entre el 13 y el 17 de mayo), un showcase Made in Madrid de 19 espectáculos seleccionados por una comisión de expertos. Esta selección tiene la pinta de ser lo más exquisito del Surge, pues reúne producciones con proyección internacional. Sinceramente, no creo que haya sido fácil encontrarlas. Algunas de las elegidas son: Dalí versus Picasso, de Pérez de la Fuente; El intérprete, de Asier Etxeandía; En un lugar del Quijote, de Ron Lalá; Éramos tres hermanas, producción de La Abadía (actualmente en cartel); Las amistades peligrosas, dirigida por Darío Facal (coordinador del showcase) o Misántropo, dirigida por Miguel del Arco. Es decir, muchas de ellas, producciones impulsadas o sostenidas por teatros públicos.

Es probable que haya una buena representación de directores de festivales internacionales, pues a muchos de ellos se les ha invitado a participar en dos mesas redondas dirigidas a profesionales. Una está integrada por directores de Festivales de habla no española (Nueva York, El Cairo, Canadá, Alemania, Tel Aviv…), la otra por directores de Festivales Iberoamericanos (Buenos Aires, Chile, Brasil…). Para presenciar estas mesas los profesionales deberán inscribirse y se les facilitará que luego puedan contactar con los directores.

Surge Madrid tiene una evidente vocación comercial y de proyección internacional y puede ser una ocasión muy provechosa para las compañías y artistas. Ha sido diseñado por un equipo de gestores, no por un director artístico. Y salta a la vista que estamos ante un perfil de festival más dirigido a los profesionales que al público, pero en el que éste puede encontrar fácil acomodo. Habrá que esperar su respuesta.