Stanislavblog por Liz Perales

Valle, autor cosmopolita

18 diciembre, 2014 16:09

[caption id="attachment_711" width="510"] Ramón María del Valle-Inclán[/caption]

Siempre me ha parecido extraño que un autor como Valle-Inclán estuviera escasamente traducido a otras lenguas, en especial al inglés y al francés. No me ha sido fácil encontrar traducciones fiables cuando he querido regalar a mis amigos extranjeros sus obras, ya fueran sus dramas más famosos o sus relatos o novelas. Y, sin embargo, una exposición que acaba de inaugurarse en la Residencia de Estudiantes de Madrid -Otros verbos, nuevas lecturas: Valle-Inclán traducido (1906-1936)- defiende el carácter cosmopolita de Valle basándose precisamente en las numerosas traducciones de su obra que se publicaron en vida del autor.

Además, tampoco Valle ha sido un autor olvidado por directores y teatros de renombre. Sus dos dramas más celebrados (Luces de Bohemia y Divinas Palabras) y la trilogía Comedias bárbaras se han representado especialmente en la segunda mitad del siglo XX fuera de nuestras fronteras.  Desde el estreno en 1963 de Luces de Bohemia en París, dirigido por Georges Wilson y Jean Vilar,  se ha escenificado con cierta intermitencia en países anglosajones, Francia y Alemania, lo que ha exigido la pertinente traducción de las obras.

Sin embargo, los derechos de autor que se ceden para la representación no siempre autorizan su publicación, lo que explicaría la dificultad de encontrarlas en inglés o francés. Se han traducido las Comedias bárbaras para las producciones de Augusto Fernándes (Frankfurt, 1974), Jorge Lavelli (Aviñón, 1991), Jean Asselin (Montreal, 1993), David Farr (Londres, 1995) y Calixto Bieito (Dublín, 2002). También Luces de bohemia, además de la ya citada, para las de Pierre Laroche (París, 1965), Nic Renton (Edimburgo, 1968), Laurence Boswell (Londres, 1993) y Pierre Nicole (Ginebra, 2007). Y Divinas palabras fue llevada a escena por  Delfor Peralta (Poznan, 1966), Hans Neuenfels (Stuttgart, 1971), Johannes Schaaf (Munich, 1974), Franco Enríquez (Roma, 1974), Gun Johnson(Estocolmo,1985) y Giorgio Lanzaris (Atenas, 1987), entre otros.

Valle tuvo una clara ambición de traspasar fronteras. Viajó dos veces a América, vivió en Roma y voló por el frente de Francia en 1916, en plena contienda.  Forjó incluso la idea de “transatlantismo”, como identidad cultural, geográfica, espiritual y estética alternativa al dominio literario de lo mediterráneo. Y en este sentido, se sentía muy próximo a Portugal, idioma que conocía desde joven y del que llegó a traducir hasta obras de su admirado Eça de Queiroz (La Reliquia, El crimen del padre Amaro, El Primo Basilio); críticos como Darío Villanueva también lo alinean en la órbita de los irlandeses Synge, Yeats y Joyce.

Valle se preocupó de tender puentes con escritores extranjeros y periodistas, los primeros que sintieron interés por traducir su obra y que le facilitaron su publicación en revistas literarias. Así, su primer texto en traducirse, en 1906, fue Miedo, que apareció en Nueva York. Más tarde se publicaron otros cuentos, como Rosarito, El Miedo, Mi bisabuelo… pero también las Sonatas, que se tradujeron al inglés y aparecieron en Estados Unidos en 1924, donde más tarde se publicó también su novela Tirano Banderas. Italia, Portugal y los Países del Este, entre los que destaca Rumanía y Checoslovaquia, fueron otros países que le prestaron atención.

Como se sabe, la obra de Valle no es fácil de traducir. A las complejas fuentes histórico-culturales que maneja, se suma su preocupación estética por el lenguaje y su virtuosismo lingüístico, además de los arcaísmos y formas musicales. Es, además, una obra en permanente evolución, que camina desde un modernismo transnacional al expresionismo. Por otro lado, se sabe que el autor se resistió a renunciar a sus principios estéticos e ideológicos, por lo que escogía personas de su máxima confianza para que le representaran en el extranjero, y decidía personalmente los textos y los traductores.  Aspectos que como autor colisionaban en ocasiones con los intereses comerciales de la industria editorial.

Me aventuro a pensar que la dificultad de disponer en la actualidad de traducciones fiables o actualizadas de Valle en las librerías no solo estriba en la complejidad de su lenguaje o en su riesgo comercial. Tiene también que ver con los derechos de autor que los herederos del autor cedieron en exclusividada a Espasa. Cuando en 2017, la obra del gallego pase a dominio público será más que probable que asistamos a un alud de ediciones y, quizá, también de traducciones.

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Dolores Redondo

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