El Teatro Español acaba de estrenar Es peligroso asomarse al exterior de Enrique Jardiel Poncela. Estrenada con éxito en 1942, sorprende que una pieza tan divertida y bien construida no haya sido desempolvada hasta ahora.
Aplauso para el teatro municipal madrileño por esta ambiciosa producción y aplauso doble a Pilar Massa que no solo ha impulsado el rescate del título, sino que bajo su dirección ha logrado un espectáculo formidable para el recuerdo.
Enrique Jardiel Poncela es un autor entregado al humor y al amor. Por un lado, quiere entretener al público a toda costa -aquí lo consigue, y mucho- a la vez que muestra una veta sensual y una poética fantástica. En esta obra recurre a la fórmula del desdoblamiento del personaje para urdir el enredo y probar su teoría de que nuestra identidad no es estable, sino que depende de cómo nos ven los demás.
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Decía el autor: “Todo ser humano es una mezcla. Y esa mezcla, como un agente químico, como un sulfuro, reacciona ante las causas exteriores, ante las circunstancias, ante la temperatura, ante los demás agentes químicos, y toma un determinado color y un cierto estado, diferentes a cada contacto con cada causa exterior”.
Eso le ocurre a Isabel, la protagonista, de la que se han enamorado tres hombres que cuando la describen encuentran en ella cualidades muy distintas. Y ella, que también se ha enamorado de los tres, explica su poliédrica personalidad porque de forma natural -no fingida- le sale comportarse conforme lo que cada uno busca en ella. O sea, una amoralidad para los tiempos antiguos y para los de ahora.
Con este argumento el autor monta un enredo que se va enredando cada vez más y que tendrá que desenredar. Pero a Jardiel le gusta el lío. No teme llevar al público desde el inicio por una montaña rusa con un trazado cada vez más enmarañado y vertiginoso, una montaña de la que no se apeará hasta la resolución del conflicto.
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Es entonces cuando nos damos cuenta que este hilarante viaje ha llegado a un difícil callejón sin salida, al tabú. ¿Cómo lo resolverá Jardiel? No voy a descubrirlo, pero sí apuntar que quizá esta parte merezca aligerarse.
Para dar vida a los catorces personajes de la obra Massa ha reunido a catorce cómicos de raza que le tienen bien pillado el pulso a su autor, capitaneados por dos actrices sublimes, Lucía Quintana y Elena González.
A la Quintana le pega mucho ser la elegante, divertida, superficial y soñadora protagonista, ya la interpretó en Jardiel, un escritor de ida y vuelta (versión de Ernesto Caballero de Un marido de ida y vuelta). Y así es su Isabel, una mujer explosiva y nada convencional, aspirante a polígama que se compromete con tres hombres a la vez.
Por su parte, Elena González está prácticamente en escena las dos horas que dura, llevando las riendas de este disparate como un motor de seis marchas con velocidad futurista. A su personaje de anfitriona y tía de los tres caballeretes le da un tono firme, simpático y cariñoso, tiene un texto endiablado repleto de ocurrencias y réplicas chistosas que ella aliña con el gesto preciso o el guiño natural.
Daniel Freire, Guillermo Ortega y Raúl Fernández de Pablo dan vida a los galanes de la liga del dolce far niente, creando tres tipos diferenciados, con momentos desternillantes como el monólogo de Ortega sobre la dificultad de aprender inglés. No pueden faltar los fieles mayordomos Paco Ochoa y César Camino; y otra cómica genial, Malena Gutiérrez, como la viuda y madre de las tres sosas solteritas con sus sosos novios.
En el teatro actual pocas veces se tiene ocasión de ver a tantos actores en acción. Aquí todos tienen su frase, pues en tiempos del autor los teatros contaban con compañías estables y Jardiel intentaba que todos sus miembros tuvieran trabajo facilitándoles unas frases ingeniosas.
Hoy, desde el punto de vista interpretativo, Jardiel es una prueba de fuego para los actores, que deben olvidarse de buscar relaciones emocionales en favor de un código artificioso y mecánico que les lleve a comportarse casi como marionetas al servicio del humor.
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Massa se ha ceñido al texto en la seguridad de que el teatro de Jardiel aguanta el paso del tiempo, cosa dificilísima cuando se trata de comedia. Es peligroso asomarse al exterior es uno de los mejores “jardieles” de las últimas décadas que mi memoria recuerda.
También por el mimo con el que ha sido arropado en el vestuario, la escenografía y la iluminación. Siendo una producción acertada, y si el público lo revalida, me pregunto si el Teatro Español se contentará con ofrecer las seis semanas de representaciones que ha programado hasta el 25 de febrero. ¿Un autor tan original y único como Jardiel no merecería reponerse la próxima temporada?
Es peligroso asomarse al exterior
Teatro Español, hasta el 25 de febrero
Autor: Enrique Jardiel Poncela
Versión y Dirección: Pilar Massa
Intérpretes: Jacinto Bobo, Katia Borlado, César Camino, Raúl Fernández de Pablo, Daniel Freire, Elena González, Malena Gutiérrez, Paco Ochoa, Guillermo Manuel Ortega, Lucía Quintana, Cynthia Rosado, Guillermo de los Santos, Raquel Varela y Samuel Viyuela González
Diseño de espacio escénico: Estudiodedos (AAPEE)
Diseño de vestuario: Rafael Garrigós
Diseño de iluminación: Olga García (AAI)
Música original y espacio sonoro: Ester Rodríguez
Lucha escénica: Jesús Esperanza y Kike Inchausti