Tuve la idea de buscar en YouTube alguna de las charlas sobre libros de E.M. Forster (1879-1970) en la BBC, y mi curiosidad se vio satisfecha a medias al poder ver y escuchar al escritor inglés en un breve reportaje en el que hablaba de literatura. A cambio, el sitio web me sugirió un tesoro, un montón de entrevistas, de una media hora de duración, realizadas en la misma cadena, y en las dos etapas del programa “Face to face”, a escritores e intelectuales como Bertrand Russell, Evelyn Waugh, Anthony Burgess, David Mamet, Carl G. Jung o John Berger. ¡Caramba! No me había topado antes con estas grabaciones.
Lo digo por si interesa. Y lo digo por lamentar, otra vez, la diferencia entre la BBC como radio y televisión públicas y RTVE, lamento que se agudiza al recordar que nuestro ente tuvo en el pasado programas como “A fondo” o “Encuentro con las letras”, en los que tales entrevistas tenían, sin entrar en detalles, su equivalente. Dicho queda.
Con traducción, selección y prólogo de Gonzalo Torné, Alpha Decay publica Algunos libros. Las charlas de E.M. Forster en la BBC, volumen que recoge, sin orden cronológico, treinta y una de las casi ciento cincuenta charlas sobre libros y escritores que –entre 1929 y 1963, en diferentes programas y sin periodicidad fija– el autor de Una habitación con vistas (1908) dirigió a oyentes, principalmente indios, de la radio pública británica. A ojo de buen cubero, Forster tuvo, de promedio, unas cinco intervenciones al año, lo cual, ciertamente, y sólo en cantidad, no es mucho. Pero las charlas eran magníficas.
Escritores tan distintos como Melville, Huxley, Auden, Eliot, Zweig, Lawrence, Shakespeare, Steinbeck, Kipling, Austen, Koestler, Mann, Twain, Strachey, West, Dos Passos, Belloc o Hardy y sus respectivos libros, con mayoría de contemporáneos o recientes, fueron glosados por Forster sin desatender aspectos personales, matizando lo que le gustaba de ellos y lo que no, hablando casi siempre con moderación, pero sin excluir pullas, más o menos evidentes, ni alfilerazos. He citado a algunos autores que, con probabilidad, el lector español de hoy puede conocer más o menos bien, pero es preciso informar de que otros varios quedarán (creo) fuera del conocimiento más común.
Si los comentarios de Forster nos ayudan a conocer mejor a los escritores por él comentados –y a conocerle mejor a él mismo–, el excelente y extenso epílogo de la novelista, cuentista y ensayista inglesa Zadie Smith es una sabrosa pieza que, lejos de la apología y cerca del respeto, hace un muy matizado y, en ocasiones, desconcertante retrato del autor de Pasaje a la India (1924), tan difundido entre nosotros, y en el mundo entero, en los años 80-90 del pasado siglo, al calor de las versiones cinematográficas que James Ivory (tres) y David Lean (una) hicieron de sus novelas –en vida sólo publicó cinco–, editadas entonces por Alianza y Seix Barral.
Smith titula su texto E.M. Forster, en el camino del medio, no tiene inconveniente en especular –con ayuda de Katherine Mansfield– sobre su “medianía”, atribuye a las charlas del escritor “un tono coloquial, banal y sin pretensiones académicas” –lo primero requiere matizaciones y lo segundo es falso–, afirma que “lo suyo sólo eran recomendaciones” –¡no!– y, contraponiéndolo al eximio Eliot –que también hablaba por la misma emisora–, califica a Forster de “bibliotecario locuaz”. Los locuaces pueden ser unos pelmazos, ¿pero qué tiene Smith contra los bibliotecarios?
Por el contrario, Gonzalo Torné, en su prólogo, aunque considera que las charlas de Forster se sitúan no en el terreno de la crítica literaria, sino en el campo “aparentemente menor” de la divulgación –con matices también, desde luego–, dice cosas tan pertinentes como éstas: “se propone tratar a sus oyentes como adultos: no abarata ni simplifica las obras que aborda”, o “se podría decir que Forster tiene la capacidad de transmitir ideas complejas en un estilo sencillo”, y “ni pedanterías ni guiños para entendidos (…) las charlas de Forster son serviciales en el sentido más noble del término”.
No puedo estar más de acuerdo con Torné. Tanto que, por una vez, y siendo el libro de las charlas de Forster tan (por naturaleza) misceláneo, traigo aquí como cita unas palabras del prologuista y no del autor. Es la mejor forma de comprender el libro que tenemos entre manos. Torné se reserva para el final de su texto una vistosa pirueta a propósito de las charlas: “Quizás sería más justo referirse a ellas con una descripción de dos palabras: invitación razonada. Pero si añadimos a la mezcla el carácter servicial de los textos, la inteligencia, la precisión, el gusto, la desenvoltura y el talento de su autor, lo más justo sería rectificar las modestas pretensiones de Forster y reconocer que lo que el lector tiene entre las manos son piezas de crítica literaria”.
Las razonables palabras de Gonzalo Torné son mi “invitación razonada” a leer Algunos libros. Las charlas de E.M. Forster en la BBC. Pero yo también me reservo una pirueta: ¿y qué pasa si no fueran estas charlas crítica literaria? ¿Acaso es la crítica literaria el instrumento más conveniente para incentivar por la radio la lectura de un libro y el conocimiento del estilo, ideas y personalidad de un autor? La crítica literaria tiene variopintas utilidades y funciones –la promocional, mal que pese, inclusive–, pero no tiene por qué ocupar el punto más alto de jerarquía ninguna ni por qué ser el instrumento más valioso para desentrañar un libro y a un autor y, al mismo tiempo, satisfacer, en todos los sentidos, tanto a los lectores de la crítica como a los lectores del libro. Y vuelvo, sin ir más lejos, a las entrevistas de “Face to face”.