El próximo 6 de junio se inaugura en Londres Pinta, feria de arte latinoamericano que se puso en marcha en Nueva York en 2007 y que ya el año pasado se clonó en la capital británica. Desde que Art Basel creó en 2002 su sucursal en Miami Beach son varias las ferias que se han, digamos, deslocalizado. Parece que la tendencia no sólo se consolida sino que se acelera. Pulse se celebra en Nueva York, Miami y Los Angeles; Scope en Basilea, Londres, Hampton y Nueva York; Verge en Miami y en Nueva York (Brooklyn). ¿Ven el mínimo común múltiplo? Nueva York sigue siendo una de las mecas del arte. Mientras el dinero fluya, aunque la corriente se amanse de vez en cuando, el mercado del arte seguirá dirigiéndose allí. En marzo se han celebrado, en fechas coincidentes, las dos grandes ferias tradicionales, The Armory Show y The Art Show (Art Dealers Association of America), alrededor de las que orbitan toda una constelación de ferias satélites. Por continuar con el simil fluvial: dicen que a río revuelto, ganancia de pescadores, y Frieze ha visto en esta rivalidad entre las ferias neoyorquinas la oportunidad para hacer una entrada triunfal, anunciada para mayo del año que viene, y resolver la disputa sobre cuál es la feria de referencia en la ciudad.
Frieze New York confía llegar a las 170 galerías participantes en su primera edición, que se instalará en un edificio efímero en el parque de Randall's Island, entre Manhattan y Queens. La isla alojó en el siglo XIX un orfanato, un reformatorio, un albergue y un cementerio para pobres, un manicomio, un hospital homeopático y una residencia para veteranos de guerra. Hoy, aunque se dedica en gran parte a instalaciones deportivas, mantiene algo de ese pasado marginal con su hospital psiquiátrico, su refugio para personas sin hogar, la escuela de bomberos y una planta de tratamiento de aguas sucias. Todo este bagaje de residuos se verá transmutado por la más glamurosa feria de arte.
A Frieze, que además abrirá otra feria dedicada a las antigüedades -Frieze Masters- paralela a la de arte contemporáneo en Londres, no le será fácil ponerse por encima de The Armory Show: este año participaron en ella 222 galerías en la sección de arte contemporáneo y 76 en la de arte moderno, aunque ha habido quejas y algunas deserciones de importantes galeristas. La empresa que compró esta feria en 2007, Merchandise Mart Properties, Inc. (MMPI) ha hecho grandes inversiones que debe recuperar. MMPI, una inmobiliaria y gestora de propiedades, organizadora de ferias, convenciones y eventos de dimensiones gigantes, presidida por Chris Kennedy (hijo de Robert), se lanzó a las aguas de las ferias de arte con el rescate de Art Chicago en 2006 y, para apuntalarla, quiso crear una red de ferias en América del Norte: tras hacerse con The Armory, compró Art Toronto y Volta -satélite de Art Basel- con su sucursal en Nueva York, creó en 2008 NEXT, feria de arte emergente satélite de la de Chicago, e inaugurará en octubre Art Platform, nueva feria en Los Ángeles. MMPI gestiona los muelles 92 y 94 del río Hudson, donde se celebra The Armory, así que maneja el continente y el contenido de la feria.
Las grandes ferias, por lo que parece, han entrado en las carteras de los grandes inversores, que vacían las suyas en los stands. Se ha hecho público hace poco que los ideólogos de la feria multi-venue, Art Basel, han comprado el 60% de Hong Kong fair ArtHK, una joven feria que en sólo cuatro años había conseguido una muy buena participación internacional. Esta vez los compradores son MCH Group, una corporación comparable a MMPI. Sus áreas de negocio son las ferias, las infraestructuras y los eventos. Todo, como ellos dicen, first class. En 2010 compraron MCH Swiss Exhibition (Basel) Ltd., con sus subsidiarias Exhibit & More AG, Design Miami Basel AG en Basel y Miami y una ristra de empresas que le han permitido hacerse con no sé cuántas ferias, incluidas las de arte, diseño y joyas. Hong Kong fair ArtHK era propiedad -un 40% aún lo es- de Asian Art Fairs, una sociedad cuyo accionista mayoritario es Tim Etchells, que tenía ya experiencia en esto de las ferias internacionales -Art Sydney, Art Melbourne- y en la que participa Will Ramsay, el fundador de las Affordable Art Fairs y las ya mencionadas Pulse. Evidentemente, Hong Kong es otro de los desfiladeros por los que se precipita el dinero.
Conociendo estos niveles estratosféricos de negocio, es muy comprensible que los esforzados galeristas barceloneses miembros de la pequeña asociación GIC (Galeries Independents de Catalunya) hayan publicado una carta abierta dirigida a los responsables de políticas culturales de los partidos que concurrían a las pasadas elecciones al Ayuntamiento de Barcelona. En ella contaban cómo han sido llamados a muchas reuniones para tratar de la creación de una feria de arte en la ciudad, que se quiere de gran calidad. Y se preguntan: ¿qué futuro tiene una feria en una ciudad en la que el coleccionismo privado e institucional brilla por su ausencia? Es, dicen, un capricho político que compartían todos los candidatos a la alcaldía, ignorantes de "la situación de abandono en el que se encuentran todos los estamentos de la creación contemporánea en una ciudad tan puntera y moderna como pretende ser Barcelona". Como tantas veces ocurre en las políticas culturales españolas, propaganda hueca. GIC hace un repaso de los síntomas del desinterés de las instituciones por el arte actual, que culmina con la suspensión del proyecto del Canódromo, y se queja de la fuga de talentos que se está produciendo. Reclama, en definitiva, que se atiendan las necesidades reales del sector antes de hacer castillos en el aire. Las ferias se crean para vender. ¿Dónde están los compradores? ¿Dónde los ríos de dólares?
El texto completo de la carta de GIC (en catalán): http://www.a-desk.org/spip/spip.php?article964