Laurence Dreyfus es una comisaria independiente que fue galerista y actúa como marchante y asesora para particulares y empresas, y como shadow advisor -asesor en la sombra, dice ella misma- para colecciones públicas. Que está muy bien relacionada, vaya. Los espacios de exposición privados no son tan raros en el ámbito del mercado del arte: las galerías más potentes tienen sus show rooms al resguardo del público, y las grandes casas de subastas montan también pequeñas muestras de sus “obras estrella” para visitas particulares; incluso las llevan en avión a los confines más lejanos para que los potenciales compradores puedan verlas. Los museos públicos más grandes hacen dos -o tres- inauguraciones de sus exposiciones, una de ellas reservada a los VIP, que en este caso no son los coleccionistas sino los patrocinadores y las autoridades políticas. Se hacen también visitas privadas, generalmente -pero no siempre- previo pago.
Hotel Shangri-La, París
El mismo jueves 20 se inaugura en Madrid Estampa, feria de arte múltiple que abre una prometedora nueva etapa con esta edición, dirigida por Chema de Francisco. Su programa VIP no tiene nada que ver con el de París o con el de Frieze, en Londres, que es igual de exclusivo. No es sólo que se trate de una feria de mucho menor presupuesto y dirigida a coleccionistas que pueden no tener el elevado poder adquisitivo de los invitados de Laurence Dreyfus. Es es que maneja un concepto diferente de la "gente muy importante". Está limitado a dos líneas de asesoría, para coleccionistas -encargado a Sara M. Pratt, Artshopper- y para “intermediarios” -de la mano de Elisa Hernando, ArteGlobal- está dirigido a orientar a los nuevos coleccionistas y a fomentar los contactos entre expositores y compradores de cualquier nivel.
La actual situación económica convierte al VIP de la primera clase en algo casi obsceno. El privilegio, la ostentación y el lujo desenfrenado deberían ser evitados en estos días. Es una pena que sea ésta la imagen del coleccionista que predomina en el imaginario colectivo, gracias en gran parte a los medios de comunicación, que se hacen eco de las extravagancias de unos pocos. La realidad es que la inmensa mayoría de los coleccionistas no forman parte del mundo del "gran capital"; hay, claro, empresarios con cuentas rebosantes, pero también otros con presupuestos más modestos y, sobre todo, muchos profesionales liberales: arquitectos, abogados, médicos -abundan los dentistas-, diseñadores... también algunos cantantes y futbolistas. Esta sería la "gente muy importante" para el arte, especialmente cuando entiende que se trata no sólo de comprar objetos para decorar sus casas y despachos sino también de apoyar, en la medida de sus posibilidades, la subsistencia de un sector cultural que está produciendo hoy el patrimonio artístico de mañana.
Aún así, hagamos un llamamiento: que se deje ya de lado el odioso acrónimo. Empezando por la VIP Art Fair, la feria de arte online, que ya ha anunciado su próxima edición. Los artistas, los galeristas, los docentes y el público somos también muy importantes.