Por fin ha sido posible: los profesionales de las artes plásticas nos hemos reunido en la calle para protestar contra las medidas recaudatorias del Gobierno, que ponen al límite a un sector que nunca fue boyante. La concentración tuvo lugar ante la puerta del Museo Reina Sofía -su director no apareció-, y fue convocada por las asociaciones Arte_Madrid, Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo, Mujeres en las Artes Visuales, Unión de Asociaciones de Artistas Visuales, Artistas Visuales Asociados de Madrid, Artistas Visuales en Red, Consejo de Críticos y Comisarios de Artes Visuales de España, 9915 - Asociación de Coleccionistas Privados de Arte Contemporáneo e Instituto de Arte Contemporáneo. Podrían haber acudido muchas más personas pero, teniendo en cuenta la tradicional apatía de este sector, puede considerarse que congregar a cerca de 500 es todo un éxito.





Juan Uslé leyó un manifiesto en el que se denuncia la irracionalidad de las medidas que entrarán en vigor el 1 de septiembre, resumibles en el enunciado que mostraba Juana de Aizpuru en esta foto que circuló estos días pasados. Tras defender las potencialidades de la cultura para crear cohesión, aportar creatividad para el crecimiento y oponerse al presente “proceso de autoritarismo económico”. La acusación es, en todos los ámbitos de la cultura, general: las administraciones están demostrando no tener la más mínima sensibilidad, empatía, comprensión de las dinámicas sociales y económicas que generan las artes… La cultura, se dice en el manifiesto “debe considerarse como un sector estratégico”, pero las nuevas medidas frenan su desarrollo en un momento de recesión en el que “el consumo de bienes culturales presenta una tendencia negativa irremisible; a ello contribuirá más todavía el doble efecto de aumento de coste que representan el incremento de las retenciones de IRPF para los autónomos y el incremento de IVA para la mayor parte de bienes culturales, en algunos casos de hasta un 13 %; sumadas estas dos medidas, lejos de aumentar la recaudación por parte del Estado (...) va a reducirla porque va a minimizar hasta la nada la actividad cultural productiva, al tiempo que se precariza más todavía al sector, lo sitúa en una posición de difícil competitividad con el exterior y lo empuja hacia transacciones irregulares, fuera de la disciplina fiscal, sobre todo en algunos de los ámbitos de actividad”.



Los recortes a los museos y centros de arte afectaban ya a muchísimos profesionales y empresas: se han minimizado las actividades, los servicios, ha habido despidos, se han paralizado las colecciones… La participación pública en la producción y difusión del arte ha caído en picado y, con las subidas de impuestos, se entorpece la participación privada. Ya casi nadie espera nada de la futura -qué rápido se toman algunas decisiones y qué despacio se tramitan otras- Ley de Mecenazgo, que será seguramente tacaña. Y la iniciativa de autónomos y empresas ha sido ahora penalizada. Se ha hecho mucho énfasis en la subida del IVA, que pasa del 8 al 21% para la venta de obras por parte de los artistas, y del 18 al 21% para la venta en galerías y todas las actividades profesionales. Pero nos afectará también mucho la subida del IRPF del 15 al 21%. Los más afectados son los artistas, que deben aplicar a sus ventas IVA e IRPF.



Moisés Pérez de Albéniz, presidente del Consorcio de Galerías Españolas de Arte Contemporáneo, explica otro pormenor menos conocido. Hasta ahora, las ventas a instituciones, museos públicos o fundaciones estaban sometidas a un régimen especial de IVA, que oscilaba entre el 11'5 y el 13%. Era un régimen, en sus palabras “puramente recaudatorio”, ya que para la institución no es deducible. Existe en todos los países europeos, y en algunos de ellos, como Alemania, el porcentaje es aún menor, de un 7%. Ahora desaparece, y nuestros museos deberán ingresar un 21% de IVA por cualquier adquisición que hagan a una galería española, lo que hace perder competitividad a nuestro mercado del arte frente al de otros países. Y dificulta el crecimiento de las colecciones públicas, de nuestro patrimonio artístico. Pérez de Albéniz considera que una subida de precios de las obras de arte es impensable: el mercado es ya demasiado débil. Los artistas y los galeristas tendrán que asumir el IVA.



Los galeristas son conscientes de que es difícil que el Gobierno dé marcha atrás en la subida de impuestos pero piden medidas compensatorias, como el mantenimiento de ese régimen especial -van a tener muy pronto una reunión con el Director General de Tributos-, ayudas para asistencia a ferias internacionales y créditos blandos en el ICO. Y, junto al resto de asociaciones, exigen al Ministerio de Cultura, Educación y Deporte “la puesta en marcha de otras políticas, que no solo son posibles, sino sobre todo necesarias” y “un proceso de negociación con las asociaciones representativas de los diferentes sectores para analizar la realidad económica de la cultura española (...) y proponemos la elaboración conjunta de un Plan de Apoyo y Protección de la Cultura”. Como medida de presión, las asociaciones rechazan su "participación en todo acto o convocatoria promovido por el Ministerio de Cultura, Educación y Deporte”.



El Instituto de Arte Contemporáneo ha puesto ya en el congelador las segundas jornadas sobre comisariado que estaba preparando junto a la Dirección General de Bellas Artes. Y su participación en la designación de jurados para los premios que otorga el Ministerio. Karin Ohlenschläger, su presidenta, supedita cualquier colaboración a la aceptación de elaboración consensuada de ese Plan de Apoyo y Protección de la Cultura. “Estuvimos reunidos con José María Lassalle el 30 de marzo, ofreciendo la colaboración de los profesionales del arte contemporáneo para articular conjuntamente medidas urgentes en apoyo al sector. Nos prometieron estudiar nuestro ofrecimiento de participar en una mesa de trabajo compuesta por los representantes de las asociaciones y los técnicos y asesores del Ministerio y darnos una respuesta después de Semana Santa. La estamos esperando aún hoy. Esta falta de respeto hacia los profesionales del arte y la cultura es inconcebible. Ha quedado en evidencia que  tenemos unos representantes políticos que no saben defender la cultura. La están hundiendo.  Están atentando contra nuestra propia Constitución y contra la Declaración Universal de la UNESCO sobre políticas culturales.  No vamos a quedar con los brazos cruzados. En el Ministerio se encuentran documentos elaborados por el sector profesional a lo largo de los últimos cinco años, con propuestas tangibles e iniciativas realistas. Invitamos al Gobierno a abandonar su autismo y le animamos a que cuente con la contribución de los profesionales y empresas culturales de España para formular alternativas que permitan una salida de la crisis”.



¿Podrá el sector de las artes plásticas logar un cambio de actitud en los gobernantes? Sólo, quizá, en alianza con el resto de sectores culturales. Y convenciendo, todos, a la sociedad, de que con cultura la vida es más rica.