Seguro que a estas alturas ya están ustedes bien al tanto de lo sucedido en el Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) en las últimas semanas. Quedan incógnitas sobre su futuro en el aire pero está claro que se ha producido una catástrofe de difícil reparación. Tomen nota los museos medianos y pequeños de España, y en especial los que tienen menos años de andadura, fueron presentados como proyecto cultural estrella de un determinado equipo/partido de gobierno y se dedican al arte contemporáneo: cualquier día, si no lo han hecho ya, los responsables políticos que deberían velar por su continuidad y su rentabilidad social los considerarán ajenos, superfluos, incómodos, demasiado caros… y los dejarán morir. Y no solo afecta a los museos esta dinámica.
Aunque el del CDAN, en Huesca, es solo un ejemplo más, si bien muy grave, de esta manera de actuar, me gustaría aquí tomarlo como caso de análisis para mostrar cómo entienden algunas –seguramente la mayoría– administraciones públicas la gestión de las instituciones culturales. Es necesario saber qué papel ha jugado en este drama el patronato de la Fundación Beulas y pedir responsabilidades no al Gobierno de Aragón o al Ayuntamiento de Huesca en abstracto sino a los patronos individuales que debían proteger una dotación cultural perteneciente en último término a los ciudadanos. La importante labor del patrono en los museos se toma muy a la ligera en nuestro país: es frecuente que esté de adorno o que esté atado de pies y manos por quien de verdad gobierna en él. Creo que, para que las cosas cambien, tenemos que empezar a pedir cuentas a quienes aceptan representarnos, como sociedad, en esas sillas. Veamos, pues, qué obligaciones tenían los patronos del CDAN que han incumplido, quiénes son y qué parte de culpa lleva cada uno.
Antes, un poco de historia. De los museos creados en España entre finales del siglo XX y principios del XXI, el CDAN fue uno de los pocos que nació con una personalidad definida, heredada del programa "Arte y Naturaleza" que venía desarrollando la Diputación de Huesca, y con un estatuto jurídico que no es o era demasiado habitual en los museos españoles: se puso bajo el paraguas de la Fundación Beulas, creada con el fin de poner en marcha y gestionar el proyecto. José Beulas, que no era ningún genio pictórico pero sí fue listo, había “donado” obras y tierras al Ayuntamiento a cambio de un muy generoso sueldo mensual vitalicio para el mantenimiento de su finca y el compromiso de construir un museo sobre la base de esa colección. La implicación del artista y la colaboración de varias administraciones (y, al inicio, una empresa) hizo aconsejable el modelo fundacional. Pero, lejos del principio anglosajón del arm’s length, los fundadores optaron por el férreo control político. Y, visto lo visto, tampoco es que Beulas se matara para defender esta iniciativa artística que le devolvía al mapa cuando ya había salido de él.
El CDAN tuvo una primera etapa de feliz despegue, desde su inauguración en enero de 2006, con Teresa Luesma como directora, que duró poco: en 2011 hubo relevo en el Gobierno de Aragón y la nueva Consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deporte, Dolores Serrat (PP), tardó poco en dejar el presupuesto del centro tiritando y en despedir a la directora, para enfado de la comunidad artística nacional. Siguió una etapa, entre 2012 y 2016, de actividad ralentizada y funcionamiento en mínimos (se despidió a prácticamente todo el personal), con un gestor cultural al frente, Antonio González. En 2015, tras las elecciones autonómicas, Javier Lambán nombró consejera de Educación, Cultura y Deporte a Mayte Pérez Esteban (PSOE), quien hizo suyo el Documento de Buenas Prácticas en Museos y Centros de Arte y convocó un concurso abierto para la elección de director del CDAN en cuya comisión de valoración participaron no solo las administraciones públicas que integran el patronato sino también varias asociaciones del sector del arte contemporáneo (IAC, Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo de Aragón, Asociación Aragonesa de Críticos de Arte) y un director de un museo aragonés.
Y, por cierto, ¿no tiene nada que decir sobre este desaguisado Mayte Pérez, que es hoy consejera de Presidencia y Relaciones Institucionales del Gobierno de Aragón? Se sienta con Faci en los consejos del gobierno aragonés y algo sabrá de lo que está pasando.
Parecía que se abría un nuevo horizonte y es cierto que pronto se percibieron otros aires en la programación y en el relieve que iba ganando el CDAN en el medio cultural, no solo aragonés, pero también se vio enseguida que el museo seguía atenazado por la precariedad. Nada más aterrizar, el nuevo director, Juan Guardiola, se encontró con que el personal estable se reducía a un trabajador de mantenimiento –fue reconstruyendo después la plantilla– y con que el prometido presupuesto para exposiciones y actividades no existía: a pesar de que en las bases del concurso al que se presentó se hablaba de 100.000 euros en esta partida, la realidad es que nunca dispuso de esa cantidad, aunque las facturas de algunas actividades las pagaba el Gobierno de Aragón. Hasta que, tras las elecciones de 2019, el relevo de los representantes institucionales en el patronato tuvo como consecuencia que se abandonara ese sistema. Y el museo se vio ya definitivamente por debajo del umbral de la pobreza al retrasarse el ingreso de la subvención autonómica anual de 2020 –no había llegado todavía la semana pasada– con el resultado de que el CDAN está en números rojos y ni siquiera ha podido pagar las últimas nóminas.
Es evidente que las administraciones que fundaron el CDAN decidieron hace ya tiempo dejar de sustentar al museo. En 2019, las aportaciones que hicieron sumaron tan solo 297.000 € y en 2020 se quedaron en 277.000 €. Pero es que para 2021, aunque se presupuestaron 270.500 € (la suma de los 137.000 € del Gobierno de Aragón, los 75.000 € de la Diputación de Huesca y los 58.500 € del Ayuntamiento de Huesca), se han quedado en 253.500 € tras rebajar el Consejero de Cultura en estos días el importe, que pasa a 120.000 €. Cuando se abrió al público en 2006, el presupuesto era de 1,5 millones. En 2008, año de la Exposición Internacional de Zaragoza del 2008, llegó a percibir 1.930.000 €.
Los Estatutos de la Fundación Beulas establecen que entre las obligaciones del patronato figuran las de “cumplir los fines fundacionales” y “administrar los bienes y derechos que integran el patrimonio de la Fundación, manteniendo plenamente el rendimiento y utilidad de los mismos”. Si impiden con sus recortes que el museo esté abierto y se realicen las actividades para las que se constituyó la fundación, están incumpliendo ese mandato.
Además, es obligación del patronato “mantener en buen estado de conservación y producción los bienes y valores de la Fundación”. Si no me equivoco, el edificio del museo forma parte del patrimonio de la Fundación Beulas –no así el terreno sobre el que se asienta, que es municipal–, aunque su construcción fuera financiada por el Gobierno de Aragón con 4,2 millones de euros. Por tanto, los patronos deben garantizar su mantenimiento, y pagarlo, sin permitir que se encuentre en el calamitoso estado actual.
Pero miren de qué manera más escurridiza se refieren los Estatutos a los compromisos económicos de los fundadores: “La Fundación, para el desarrollo de sus actividades, se financiará con los recursos que provengan del rendimiento de su patrimonio (¿¿??) y, en su caso, con aquellos otros procedentes de las ayudas, subvenciones o donaciones que reciba de las instituciones fundadoras y de personas o entidades, tanto públicas como privadas”. ¿En su caso? El CDAN se ubica en una finca agrícola pero los billetes de 100 euros, a pesar del apelativo popular, no son lechugas que crecen de la tierra.
Hay otro artículo de los Estatutos, el 21º, que no se cumple. Reza así: "Existirá una comisión asesora, integrada por un máximo de seis personas, entre las que estará el presidente de honor D. José Beulas Recaséns, y el Director cuando lo hubiere". He remarcado "existirá", que es un imperativo: no dice "podrá crearse una comisión", expresión habitual en otros estatutos. No sé si esa comisión se conformó en algún momento pero sí me consta que no la ha habido en estos últimos años. Por otra parte, llama la atención que el director sea opcional. O tal vez se redactó así porque en el momento de la constitución de la fundación no había museo ni, lógicamente, director.
Visto el deficiente y nocivo desempeño del patronato, me planteo si no se debería pedir cuentas, por vía política o hasta judicial, a esos patronos que, según los Estatutos “responderán solidariamente a la Fundación de los daños y perjuicios que causen por actos contrarios a la Ley o los Estatutos o por los realizados negligentemente”. Me parece evidente que aquí hay, como mínimo, negligencia.
Los que mandan en él han culpado del desastre a Guardiola, con acusaciones de mala gestión y falta de “impulso”. Pero miren: después de haber cancelado toda la temporada expositiva para el 2020, el patronato aprobó un presupuesto para 2021 que no solo no incluía ninguna partida para realizar actividades, aunque fuese la renovación del montaje de la colección, sino que prohibía a Guardiola programar para 2021 buscándose la vida como ha hecho en gran parte hasta ahora. No creo que nadie pueda decir que no se ha esforzado para, con cuatro duros, ofrecer contenidos al público y oportunidades a los artistas. ¿”Impulso”, cuando el presupuesto llega apenas para pagar el personal, las reparaciones más básicas y la apertura limitada al público?
Un público, es verdad, muy escaso. Casi inexistente en carne y hueso en los meses pasados, con la movilidad reducida, aunque, defiende Juan Guardiola, muy activo en la esfera virtual. Es un gran problema pero ¿de quién es la culpa de que vaya tan poca gente al CDAN? Al margen del desinterés generalizado de buena parte de la población por el arte, Huesca no es una ciudad muy turística. Ni un faro de la cultura contemporánea, que es aquí como en tantas partes minoritaria. Pero las cifras serían menos duras si el museo estuviera en el centro de la ciudad. No hay transporte público que lo comunique. O se va en coche o hay que caminar hasta allí media hora por una carretera sin acera. Y, si no se realizan actividades, como se deriva del presupuesto aprobado por el patronato que se trasladará al “nuevo rumbo”, los oscenses dejarán de ir por completo.
A Guardiola, que no se muerde la lengua, le han cesado finalmente por manifestar públicamente su oposición a las decisiones del patronato, aunque hacía mucho que había perdido su confianza. Muchos directores sufren los abandonos, los desprecios o las injerencias de los responsables políticos y se callan. Confían unas veces en enderezar la situación, otras se conforman con sacar adelante pequeños o grandes proyectos, o actividades que les compensan los sinsabores; hay quienes sienten que si ellos se van el museo o centro de arte se irá definitivamente al garete y quienes simplemente deciden cobrar su buen sueldo en espera de mejores tiempos. O peores. Yo comprendo mejor a los que dan el portazo pero ¿y después?
Patronato de la Fundación Beulas
Con excepción de los cuatro patronos nombrados por el propio José Beulas, los que rigen la fundación que lleva su nombre son todos políticos de profesión o funcionarios con una total dependencia de los departamentos gubernamentales representados. Como consecuencia, en el patronato funciona la “disciplina de partido”. El PSOE lleva la voz cantante, dado que gobierna en las tres administraciones. En anteriores etapas el grupo socialista municipal tenía sus roces con el autonómico, lo que favorecía el debate en el patronato; ahora dominan claramente en él los representantes del Gobierno de Aragón que, como hemos visto, hace la aportación económica mayor (cuando la hace).
En la votación que decidió el cambio de “rumbo” y el cese de Guardiola, solo se opusieron a él los representantes municipales de Partido Popular y Podemos Equo. Ciudadanos y Vox apoyaron al PSOE, vaya usted a saber con qué criterio o con qué estrategia política. Dos de los patronos beulistas, Alins y Nasarre (ver sus perfiles luego) se abstuvieron y el tercero, García Prats, apoyó el despido.
Por el Gobierno de Aragón
Consejero de Educación, Cultura y Deportes. PSOE. Con cargos técnicos y políticos en materia de Educación (que no Cultura) desde 1991. Con licencia del presidente Lambán, es el principal responsable del deterioro del CDAN. Si él hubiera apostado por el museo y le hubiera dado apoyo institucional y económico, habría levantado vuelo. En lugar de ello, completó el estrangulamiento al que se le está sometiendo desde hace ya una década sin importar qué partido gobierne en la comunidad autónoma. Faci no opina sobre la dirección artística pero deja caer que no ha existido una “buena gestión” y se queja de las bajas cifras de visitantes. Supongo que habla por experiencia personal: ha ido al CDAN dos veces en cuatro años, y solo a reuniones del patronato.
La retribución anual de Faci es de 76.853,82 €, que son para él solito. ¿Le preguntamos qué sería capaz de hacer con los 120.000 € que recibirá el CDAN de su gobierno este año para hacer una “buena gestión” y llenarlo de público?
Director General de Cultura. PSOE (vinculado al partido pero no en listas). Investigador, especialista en historia de los movimientos sociales. Fue desde 2015 asesor del presidente Lambán en asuntos culturales. Coordinó la Ley de Memoria Democrática, las exposiciones Panteones Reales de Aragón y Dicen que hay tierras al este, y la reinhumación de los restos del Linaje de los Reyes Aragoneses en el Monasterio de San Juan de la Peña.
Lucea es quien, desde el departamento de Cultura, lidia directamente con el CDAN y se había mostrado antes muy agresivo con Juan Guardiola, sobre todo ya en pandemia, cuando el exdirector se posicionó junto con las asociaciones profesionales en contra de la inactividad del gobierno en la protección del sector del arte y en demanda de una serie de medidas urgentes. Cuando Guardiola decidió, hace unas semanas, cerrar el centro por las graves deficiencias de mantenimiento, Lucea le cargó públicamente con la culpa de todas las dificultades, en buena parte ocasionadas por el impago de su gobierno.
Laura Asín
Jefa de Servicio de Difusión del Patrimonio Cultural, Archivos, Museos y Bibliotecas. Fue directora del Museo de Huesca entre 2015 y 2017. Es la única, entre los patronos del Gobierno de Aragón, que sabe de lo que habla en materia museística. Pero no se ha manifestado en contra de la dejación de responsabilidad del patronato, ni siquiera cuando las temperaturas elevadísimas y bajísimas sufridas en los pasados meses dentro del edificio, sin climatización, pusieron en peligro a las obras que almacena y expone. ¿Pueden los funcionarios con verdadero compromiso patrimonial y profesional entrar en política? Aquí los tristes resultados.
Estela Ferrer
Secretaria General Técnica de Educación, Cultura y Deportes. Cargo técnico, como su denominación indica, funcionaria al servicio del Departamento.
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Olga Alastruey (Secretaria de la Fundación)
Directora del Servicio Provincial de Huesca del Departamento de Educación, Cultura y Deporte y Vicepresidenta de la Comisión Provincial del Patrimonio Cultural de Huesca. Profesora de secundaria, ha tenido diversas responsabilidades en materia educativa. Fue de número 2 en la lista del PSOE para la Alcaldía de Huesca en las municipales de 2015, como independiente. Guardiola entiende que sus actuaciones en el patronato han sido tan lesivas para él y para el museo que llegó a elaborar un informe sobre ellas, enviado a los patronos. Se ha ocupado de mantenerle al margen no solo de las reuniones del órgano de gobierno sino incluso de actividades en las que era inexcusable su participación, como la comunicación del año Beulas en el CDAN.
Por el Ayuntamiento de Huesca
Luis Felipe, alcalde de Huesca (PSOE) en virtud de un error en la votación que debía investir a la candidata del Partido Popular, es presidente de honor del patronato al igual que Javier Lambán (quien no acude a sus reuniones y que, si no me equivoco, nunca ha pisado el CDAN en visita oficial). Y ha tenido junto a Felipe Faci la mayor responsabilidad en el “nuevo rumbo” del museo, que consiste en intervenirlo políticamente.
En la nota de prensa oficial emitida por el Gobierno de Aragón, se afirma que el CDAN inicia ahora “una nueva etapa bajo el asesoramiento del Museo de Huesca (…) y la colaboración de todas las instituciones que integran el Patronato del centro”. Ambos “trabajarán de forma conjunta, manteniendo ambos sus señas de identidad”. ¿Qué significa eso exactamente? El Museo de Huesca, que ocupa parte del antiguo palacio de los Reyes de Aragón, es de titularidad estatal pero su gestión está transferida y es autonómica. Es uno de tantos museos provinciales creados tras las desamortizaciones y tiene dos secciones: arqueología y bellas artes. Sin ser un museo de primer orden (es más rico el Museo Diocesano) tiene muchos más visitantes que el CDAN (y así lo ha destacado Faci), en buena parte por su ubicación en un importante edificio histórico en el centro de la ciudad y porque está incluido en la visita guiada que ofrece la oficina de turismo. Lo dirige desde marzo de 2019, por concurso de méritos (limitado a funcionarios), Fernando Sarriá, que había sido antes conservador en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporánea Pablo Serrano junto a Laura Asín y es vicepresidente de la Asociación Española de Museólogos. Seguramente sabe moverse entre políticos, tras su paso por subdirección general de Museos Estatales y la Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón. No creo que le hayan dado a elegir entre “tutelar” o no al CDAN y sospecho que la perspectiva no le hará demasiado feliz.
Parece, sin embargo, que fuera Luis Felipe quien está haciendo planes para la programación del CDAN, puesto que ha anunciado ya que en marzo la retomará con “una gran exposición”. ¿Con qué dinero? El presupuesto del museo para 2021, como ya apunté, no deja un euro para actividades. Y, a pesar de que el patronato prohibió al director del CDAN realizar exposiciones, parece que tras el cese de Guardiola si se puede. Me temo lo peor.
Concejal de Cultura y Fiestas, es funcionario al servicio de la Intervención General de la Seguridad Social. PSOE. Licenciado en Geografía e Historia, suma investigaciones, exposiciones y libros relacionados con la etnografía, la historia del arte, el pirineismo y la historia de del cine y la fotografía. Es la primera gran decepción. Cuando entró no hace mucho en política se distanció –en palabras de Juan Guardiola– de la comunidad artística de la que había formado parte. Ya en los meses de pandemia, las críticas del sector a los gobernantes por su indiferencia a sus enormes dificultades empeoraron las relaciones. Respecto al CDAN, dificultó que pudiera acceder a los fondos del festival Periferias.
Teruca Moreno
Concejala. PP. Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid, fue concejala de Cultura y Deporte de Benasque y, entre 2011 y 2015, concejala de Cultura de Huesca. Su grupo político denunció en prensa la situación del CDAN, desencadenando los acontecimientos recientes. Es quien más ha luchado por el museo en esta final etapa de sinsabores. Sin quitarle mérito, recordemos que el PP le dio al CDAN el primer gran hachazo presupuestario y que cualquier asunto vale a unos y a otros para escenificar ante los ciudadanos las pugnas entre los partidos.
Concejal por Huesca Podemos Equo. Escritor y editor (Tropo Editores). También al lado de Guardiola y del CDAN en los tiempos revueltos.
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Concejal por Vox. Diplomado en Empresariales. Practica el absentismo en el patronato del CDAN.
Coordinadora de Ciudadanos en Huesca. Licenciada en derecho sin trayectoria profesional reseñable. Se limita a votar con el PSOE.
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Por la Diputación Provincial de Huesca
Presidente de la Comisión de Cultura. PSOE. Empleado del Ministerio de Medio Ambiente (¿). En las últimas décadas, político de profesión.
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Por José Beulas
Director del Museo Diocesano de Huesca. Sacerdote, profesor jubilado, fue decano de la facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, y es vicedirector del Instituto de Estudios Altoaragoneses. Amigo de Beulas, prefiere no tener desavenencias con los poderes fácticos. Se abstuvo en la decisión de cese de director y cambio de rumbo.
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Ignacio Alins
Médico cardiólogo, amigo de Beulas. También se abstuvo.
Miguel Ángel Burillo Cordero
Médico oncólogo. Dimitió como patrono hace al menos un año en protesta por el abandono en que tenían al CDAN las administraciones fundadoras. Esa dimisión no se ha hecho pública.
Ricardo García Prats (Presidente de la Comisión Ejecutiva)
Director del Museo Salvador Victoria de Rubielos. Docente y veterano crítico de arte (Heraldo), fue director general de Acción Cultural del Gobierno de Aragón, de 1985 a 1987 (con el PSOE), director provincial de Educación de Teruel, de 1994 a 1996, y coordinador y comisario en el Palacio de Montcada en Fraga. Es, entre los poquísimos miembros del patronato que deberían tener alguna sensibilidad y conocimiento de causa, la más grande decepción. Amigo personal de Beulas, apoyó el proyecto desde su creación pero también lo ha dejado morir. En los últimos tiempos no tenía una buena sintonía con Guardiola que, según refiere éste, no aceptó una propuesta de exposición de Salvador Victoria para el CDAN, de la que el patrono sería comisario (algo opuesto a las buenas prácticas), ni su solicitud de que avalara la instalación permanente en Huesca de una escultura de Mario Molins en la que también estaba directamente interesado.
Reacciones
A pesar de que se ha dado ya suficiente difusión a las reacciones de diversos colectivos en la esfera cultural, no quiero terminar sin dejar constancia aquí del rechazo generalizado que han provocado las recientes decisiones del patronato de la Fundación Beulas. Ante todo, y es muy importante, la Mesa Sectorial de Arte Contemporáneo ha sido muy clara al respecto. A su comunicado se han adherido la PAAC (Plataforma Assembleària d’Artistes de Catalunya) y la ACCA (Associació Catalana de Crítics d’Art). La plataforma Huesca Suena también ha mostrado su preocupación. Y hay una recogida de firmas abierta por la la plataforma El Cubo Verde - Red de Espacios de Arte en el Campo.