Ramón y Cajal: 100 años de un Nobel
Autorretrato de Santiago Ramón y Cajal en su laboratorio en 1925
El domingo se cumplen 100 años de la ceremonia de entrega del Nobel al histólogo Santiago Ramón y Cajal. Poseedor de un gran talento científico y de una portentosa intuición, Ramón y Cajal marcó un antes y un después de la ciencia española con trabajos como la Teoría Neuronal. El Cultural celebra este acontecimiento con los artículos de Juan A. de Carlos, del Instituto Cajal-CSIC, Francisco Mora, catedrático de Fisiología de la Complutense, y con una conversación con su nieto Santiago Ramón y Cajal Junquera, catedrático de Anatomía Patológica del Clínico de Zaragoza.
Cajal tampoco lo tuvo fácil, dadas las dificultades para hacer ciencia en la España de finales del siglo XIX. Por otra parte, el premio Nobel tampoco tenía entonces el enorme prestigio que goza en la actualidad, dado que era un galardón de reciente creación (los primeros premios se concedieron en 1901). Sea como fuere, Cajal no se hizo famoso por la concesión del premio Nobel, pues ya era una persona meritoriamente reconocida en su país y en la mayoría de los países donde se hacía ciencia. Santiago Ramón y Cajal nace el primero de mayo de 1852 en Petilla de Aragón, pequeña villa de Navarra de la provincia de Zaragoza. Su nacimiento en este lugar fue debido al trabajo de su padre, Justo Ramón Casasús, médico rural que, casado con Antonia Cajal Puente, consiguió su primer trabajo de médico en esta localidad. Santiago sólo vivió en Petilla sus 17 primeros meses de vida, trasladándose secuencialmente a los pueblos de Larrés, Luna, Valpalmas y Ayerbe. Viviendo en este último, su padre le envía a estudiar el bachillerato a Jaca, pero Santiago no es buen estudiante y al año siguiente su padre lo manda al Instituto provincial de Huesca.
Pintura y medicina
Allí tampoco destaca, antes bien, no deja de dar problemas con sus malas notas y sus manías pictóricas, pues Santiago decide que quiere ser pintor. Sin embargo, se compromete con su padre a terminar el bachillerato si éste le paga las clases en una academia de pintura en Huesca. Santiago asiste a las clases de dibujo y aprueba todas las asignaturas. Además, accede a empezar a estudiar medicina, para lo cual se desplaza, en 1870, a la Universidad de Zaragoza. En tres años Santiago termina su carrera y se enrola en el ejército expedicionario de Cuba. Pero la vida en las colonias no es fácil y Santiago enferma de paludismo y disentería, por lo que es enviado a España en 1875.
Consigue una plaza de ayudante interino en la Facultad de Medicina de Zaragoza y, poco después, la dirección de los Museos Anatómicos. Durante este tiempo realiza los cursos de doctorado en Madrid, donde el Dr. Maestre de San Juan le enseña por primera vez unas preparaciones histológicas al microscopio. Este hecho impresiona tanto a Santiago que cuando regresa a Zaragoza se compra, con sus ahorros de Cuba, un sencillo microscopio Verick y monta un pequeño laboratorio en su casa, donde realiza su trabajo de tesis sobre la "Patogenia de la inflamación".
En 1879, Santiago se casa con Silveria Fañanás con la que tendrá siete hijos y en 1883 consigue por oposición la Cátedra de Anatomía General y Descriptiva de la Universidad de Valencia. En un viaje que realiza a Madrid como vocal de unas oposiciones, el Dr. Simarro le enseña unas preparaciones de sistema nervioso impregnadas mediante la técnica de Golgi, un científico italiano. Con esta tinción se podían distinguir las células nerviosas impregnadas en su totalidad.
El método Golgi
Esta técnica, mejorada por Cajal, daría en sus manos, un rendimiento espectacular. A finales de 1887 obtiene la Cátedra de Histología y Anatomía Patológica de la Universidad de Barcelona. Durante los años 1888 y 1889 estudiará el sistema nervioso de distintas especies de animales con el método de Golgi y realizará sus descubrimientos más importantes. Sus hallazgos los presenta en el congreso de la Sociedad Anatómica Alemana, celebrado en Berlín en 1889, donde acapara la atención del Profesor Külliker, figura señera de la histología, que se encarga de darlo a conocer a la comunidad científica mundial. Se puede decir que gracias a Külliker, la popularidad de Cajal trasciende a España. Pero, ¿qué hallazgos tan trascendentales realizó Cajal para merecer tales reconocimientos?
En aquella época imperaba la idea, sostenida principalmente por Gerlach y Golgi, que la arquitectura de la sustancia nerviosa estaba constituida por redes difusas en las que participaban todas o parte de las expansiones de las distintas células, lo que creaba un intrincado retículo nervioso que daba nombre a la "Teoría Reticular". Sin embargo, Cajal observa que las fibras nerviosas terminan libremente y que las distintas células se relacionan entre sí por contactos y no se anastomosan formando redes, llevándole a postular su "Teoría Neuronal" o de la individualidad de la célula nerviosa. Poco a poco va descubriendo pequeños detalles anatómicos que confirman su nueva teoría. Entre los detalles más importantes está el descubrimiento de las "espinas dendríticas", pequeños apéndices de las ramificaciones celulares donde hacen contacto fibras nerviosas procedentes de otras células.
Asimismo, el "cono de crecimiento", estructura por medio de la cual crece la fibra nerviosa y la dirige, durante el desarrollo, con increíble precisión hacia la estructura que tiene que inervar. La verdad es que un descubrimiento siempre le llevaba a otro, y su posible significación fisiológica le hacía enunciar una nueva teoría. Cajal era capaz de ver dinamismo donde no lo había, dado que él estudiaba preparaciones histológicas de material nervioso fijado. Es decir, veía imágenes estáticas y se imaginaba el tejido nervioso en funcionamiento, y este era el verdadero genio de Cajal. Por poner un ejemplo, Cajal se aventura a predecir la dirección que sigue el impulso nervioso en diferentes estructuras cerebrales. Así, postula su "Ley de la polarización dinámica" que dice que el impulso nervioso se propaga desde las expansiones dendríticas hasta el cuerpo celular y desde éste por el axón hacia la siguiente célula con la que hace contacto. En un alarde didáctico sin precedentes, representa la dirección del impulso nervioso en sus dibujos histológicos mediante flechas. Podemos asegurar que no se confundió en sus predicciones.
"Cono de crecimiento"
Otro ejemplo lo constituye su explicación fisiológica de la estructura denominada por él "cono de crecimiento". Piensa que esta estructura va sondeando el camino y es capaz de interpretar las sustancias químicas que se encuentra a su paso, de tal modo que la fibra nerviosa se siente atraída por una serie de sustancias o repelida por otras, encontrando el camino preciso por donde tiene que crecer. También se aventura a predecir que esas sustancias son secretadas por determinadas células que encuentra la fibra a su paso. Estas predicciones fisiológicas constituirán su "Teoría quimiotrópica".
Su obra magna
Cajal descubrirá muchos detalles más del sistema nervioso que quedarán reflejados principalmente en su obra magna "Textura del Sistema Nervioso del Hombre y de los Vertebrados", obra que tardó cinco años en escribir (se acabó de imprimir en 1904) y que consta de tres volúmenes con un total de 1.800 páginas y 887 grabados. Creo que las aportaciones descritas en estas líneas son suficientes para justificar que el día 25 de octubre de 1906 recibiera en su domicilio un telegrama procedente del Instituto Carolino de Estocolmo comunicándole escuetamente la concesión del premio Nobel. El día 10 de diciembre recibe este premio en la Real Academia de Música de Estocolmo y el día 12 imparte su conferencia, en francés, titulada "Estructura y conexiones de las neuronas". La gran paradoja del premio de ese año es que, por primera vez, fue dividido en dos, teniendo que compartir tan merecido galardón con Camillo Golgi, descubridor del método perfeccionado por él. Pero no olvidemos que este científico italiano era uno de los mayores defensores de la "Teoría reticular", a la que Cajal se opuso toda su vida con su "Teoría neuronal". De hecho, el último libro científico publicado por Cajal, en el año 1934, llevaba por título Neuronismo o Reticularismo y es un compendio de todos sus descubrimientos favorables a la teoría neuronal. Pero esto, es otra historia.
JUAN A. DE CARLOS
Entrevista con Santiago Ramón y Cajal Junquera
Cajal y la vergöenza de nuestra ciencia