Recreación del vehículo robótico Curiosity.

La misión Mars Science Laboratory abre una nueva era en la exploración de Marte. El rover Curiosity enviado al planeta rojo llegará a su destino en agosto de 2012 para buscar evidencias de vida. Por su parte, la sonda europea Mars Express acaba de hallar glaciares subterráneos.

La exploración de Marte es desde hace décadas un objetivo muy goloso para las principales potencias. Las grandes agencias espaciales han fijado como objetivo prioritario a medio plazo enviar una tripulación a su superficie, ya sea en misiones conjuntas o nacionales. Numerosas sondas han fotografiado y analizado de cerca el planeta rojo en los últimos 45 años y seis aparatos se han posado en suelo marciano, transmitiendo información in situ.



Si no hay contratiempos, el próximo en hacerlo será el vehículo robótico todoterreno Curiosity, protagonista principal de la misión Mars Science Laboratory (MSL) de la NASA, cuyo objetivo básico será detectar evidencias de ambientes habitables en el pasado o presente de aquel enigmático mundo. Este rover de tercera generación despegó de Cabo Cañaveral (Florida, Estados Unidos) el pasado 26 de noviembre a bordo del cohete Atlas V y tiene previsto amartizar, 570 millones de kilómetros después, en agosto de 2012, dentro del Cráter Gale, de 154 km de diámetro.



Explorará la superficie del planeta vecino durante al menos 686 días, el equivalente a un año marciano. Su fuente de energía llegará a través de un generador termoeléctrico de radioisótopos que lleva a bordo. Esta batería nuclear transformará en electricidad el calor generado por la desintegración de unas pastillas de plutonio-238. A pesar de la duración estimada de la misión MSL, el generador tendrá una vida mínima de 14 años. Dough McCuistion es el director del Programa de Exploración de Marte de la NASA.



"Con esta misión hemos comenzado una nueva era de exploración en Marte, no solo tecnológicamente sino científicamente. Este robot es una proeza absoluta de ingeniería y nos aportará conocimientos que ni siquiera podemos imaginar. Una vez que lleguemos a la superficie, espero que estemos desbordados con datos nunca antes vistos", declaró. Los 2.500 millones de dólares invertidos en la misión MSL avalan este laboratorio sobre ruedas, el más grande y ambicioso de cuantos se han destinado al planeta rojo.



Trazas biológicas. Curiosity efectuará análisis de tipo físico, químico y meteorológico con la pretensión de determinar e inventariar los elementos de la vida, identificar trazas biológicas, evaluar la radiación en superficie e interpretar procesos geológicos, geoquímicos y climáticos, además de recabar la máxima información posible de cara a futuras misiones de exploración tripuladas. Está equipado para ello con diez sofisticados instrumentos científicos. Las dos cámaras MastCam serán el ojo izquierdo y el ojo derecho del Curiosity.



Dotadas de zoom automático, podrán mostrar imágenes de sus alrededores en múltiples espectros, en color real y a una resolución jamás alcanzada hasta ahora por un rover. La combinación de información de ambas cámaras permitirá obtener una visión tridimensional. MAHLI es otra de las múltiples cámaras del Curiosity. Está instalada en un brazo robótico del vehículo y efectuará tomas microscópicas de las rocas y del suelo. Conseguirá imágenes en color real de 1.600 x 1.200 píxeles con una resolución de 12,5 micrómetros por pixel. Cuenta también con iluminación LED en luz blanca y ultravioleta para captar imágenes oscuras o fluorescentes. El espectrómetro ChemCam contiene un telescopio y un láser capaz de hacer blanco en rocas situadas a siete metros de distancia. La acción del láser vaporiza una reducida cantidad de minerales subyacentes en la roca, que es observada por el telescopio para analizar el espectro de la luz e identificar así los elementos químicos.



Asimismo, cabe señalar otros instrumentos, como el espectrómetro de rayos X por radiación alfa (APXS), los analizadores de muestras químicos y mineralógicos CheMin y SAM, el detector de radiación (RAD) o el disparador de neutrones ruso (DAN), que permite detectar hidrógeno a una profundidad de 50 centímetros. Entre estos diez dispositivos científicos, uno de especial relevancia lleva ADN español: la estación meteorológica REMS. Responde a sus siglas en inglés como Sistema de Monitorización Medioambiental del Rover y es fruto del acuerdo de colaboración entre la NASA y España, a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y el Centro de Astrobiología (centro mixto CSIC-INTA). Cerca de 40 personas han trabajado para hacerlo realidad. Es el primer ingenio científico español enviado a Marte.



Para Javier Gómez-Elvira, director del Centro de Astrobiología (CAB) y principal responsable del proyecto en nuestro país, "REMS es una muestra de la madurez de la ciencia y la tecnología en España". El investigador subrayó tras el exitoso despegue del Atlas V que para poder participar en un proyecto de la NASA es necesario responder a todos los requisitos que la agencia establece a sus equipos. Esto, según dice, no hace sino corroborar que las instituciones y la industria española están al "mismo nivel" que el resto de integrantes del proyecto (EEUU, Canadá, Francia, Alemania y Rusia). Y se muestra esperanzado. "Nos hemos dejado seis años de nuestra vida, así que espero que la misión sirva para conocer mejor Marte".



La estación meteorológica REMS, "apenas kilo y medio de aluminio y componentes electrónicos" -en palabras de Gómez-Elvira-, monitorizará las condiciones medioambientales sobre la superficie marciana. Medirá la presión atmosférica, la humedad relativa, la velocidad y la dirección del viento, la temperatura y los niveles de radiación ultravioleta. Objetivo: el agua. Un ordenador del Curiosity recibirá los datos que la estación recogerá durante cinco minutos cada hora y luego los enviará a la Tierra. El investigador del CSIC Felipe Gómez, implicado en la fabricación de REMS, aseguró que la estación meteorológica aportará datos para poder determinar la posible existencia de agua líquida en Marte y el potencial biológico de la zona. La industria española también ha colaborado a través de las empresas Astrium-EADS CASA y SENER, en la construcción de la antena de alta ganancia que empleará el rover en Marte para el envío de datos a la Tierra.



No estará solo el Curiosity cuando caiga sobre suelo marciano. Actualmente, un rover y tres sondas orbitales siguen funcionando en el planeta rojo, o sobre él. El vehículo Opportunity (NASA) amartizó en enero de 2004 para una misión de cuatro meses y todavía envía valiosos datos a nuestro planeta. Lo mismo cabe decir de las sondas Mars Odyssey, Mars Reconnaissance (NASA) y Mars Express (ESA). Ésta última acaba de mandar nuevas pruebas sobre la existencia de glaciares subterráneos de agua sólida en la cordillera Phlegra Montes. Según la Agencia Espacial Europea, podría cubrir las necesidades de futuras misiones tripuladas.