Tesla, con una lámpara de su inveción. Foto: Museo Nikola Tesla de Belgrado

¿Fue Tesla un visionario, un genio, un inventor adelantado a su tiempo o el precursor del concepto de sostenibilidad? La exposición Nikola Tesla: suyo es el futuro, que podrá verse a partir del jueves, 13, en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid, mostrará que fue todo eso y quizá mucho más. La recorremos de la mano de Miguel A. Delgado, comisario de la muestra junto a María Santoyo, experto en la vida y la obra del científico serboamericano y autor de Tesla y la conspiración de la luz (Destino).

No es la primera vez que España acoge una muestra dedicada a Nikola Tesla, inventor nacido en Smiljan (la zona serbia de la actual Croacia) en 1856 y muerto en Nueva York en 1943, impulsor de nuestra civilización tecnológica basada en la electricidad y, para el Tribunal Supremo de Estados Unidos, auténtico padre de la radio que habría sufrido el pirateo de sus patentes por parte de Marconi. Pero sí que es la más importante que se le haya dedicado por su afán totalizador y por incluir objetos que abandonan por primera vez las paredes del Museo Nikola Tesla de Belgrado. La muestra pretende retratar no sólo al científico, también al fenómeno transcultural que ha terminado encarnando en los últimos años.



Nikola Tesla: suyo es el futuro se articula en un recorrido que abarca más de 900 m2 y que permite abordar, con una estética que combina las más avanzadas técnicas expositivas junto con otras que remiten al estilo visual contemporáneo de Tesla, no sólo el importantísimo legado científico y tecnológico de quien encontró la clave para que la electricidad pudiera alimentar todos los aparatos eléctricos de manera eficaz, sino entender además el contexto en el que se desarrolló su labor. También, cómo funcionaba su mente y, lo que es más importante, la gran influencia que aún ejerce en numerosos campos de la cultura, en uno de los pocos casos en los que alguien del mundo de la ingeniería termina convertido en referencia del arte, la música, la literatura o las expresiones más populares, grafitis y tatuajes incluidos.



La exposición reconoce supotencia icónica como una figura que anticipó muchos de los aspectos que definirían su futuro, nuestro presente. Tesla fue un pionero y un visionario, capaz de comprender que el rumbo de la recién nacida tecnología eléctrica llevaba sin retorno a la construcción de un mundo global, interconectado. Y a pesar de que su sueño de un sistema mundial que distribuyese la energía sin cables nunca llegara a concretarse, lo importante es lo que subyace en el núcleo de su visión, unas intuiciones que cobran especial importancia a la luz de nuestros días, como si sus contemporáneos fuesen incapaces de entender exactamente de qué les estaba hablando.



Torres Quevedo y Cervera



La muestra cuenta con la colaboración del Museo Nikola Tesla de Belgrado y la embajada de la República de Serbia, pero ha sido por completo diseñada y concebida desde la España de nuestros días. Y es esa visión absolutamente actual la que hace que Tesla, por primera vez, no aparezca como un genio del pasado, sino como alguien que nos interpela de manera directa. Y para subrayar esa perspectiva española (por más que pueda seguir sonándonos algo extraño asociar en una misma frase las palabras "tecnología" y "España"), la muestra, que permanecerá abierta hasta el 15 de febrero, incluye un apartado especial dedicado a españoles contemporáneos de Tesla que tuvieron relación con algunas de las áreas en las que se desarrolló la labor del serboamericano: desde el poco conocido Clemente Figuera, único de nuestros compatriotas a quien Tesla menciona en una de sus cartas, hasta un nombre de referencia como Leonardo Torres Quevedo (es la primera vez que su telekino va a compartir espacio con el barco teledirigido tesliano, su claro antecedente), junto a otros nombres como Julio Cervera Baviera, pionero de la radio; Mónico Sánchez, quien triunfó en la industria de la alta frecuencia norteamericana de finales del siglo XIX, y Juan García Castillejo, un sacerdote precursor de la música electrónica y la tecnología inalámbrica.



También, el Museo Nikola Tesla de Belgrado prestará numeroso material, incluidas réplicas y maquetas de los principales dispositivos teslianos, junto con la absoluta novedad de simulaciones en 3D de sus inventos y los laboratorios de Colorado Springs y Wardenclyffe. Y además, en una concesión al fetichismo de los fans, se exhibirán sus objetos personales, lo que en sí supone todo un acontecimiento, porque nunca antes se había permitido que salieran fuera de Serbia, donde la figura del inventor ha ido creciendo en relieve popular hasta convertirse en un auténtico ídolo, especialmente entre los más jóvenes.



La muestra permitirá, además, conocer el contexto en el que fue posible que floreciera un talento como el suyo, indisoluble de su existencia en el Nueva York del último tercio del siglo XIX, una auténtica ebullición en la que financieros, científicos y creadores coincidían en los salones de los clubes y los hoteles más lujosos, en un momento en el que la fe en el progreso era infinita, y las damas de la jet set consideraban de buen tono opinar sobre los hallazgos de Hertz o la rivalidad entre Edison y Tesla. La muestra dejará constancia de cómo figuras tan aparentemente mundanas o alejadas de la ciencia y la tecnología como Sarah Bernhard o Mark Twain eran visitantes más que habituales de su laboratorio. Varias instalaciones, situadas en un punto de coincidencia entre el videoarte y la divulgación que les otorga una enorme potencia visual, buscarán transmitir el funcionamiento de la mente tesliana o adentrarnos en los hitos fundamentales de su biografía.



Junto a ello, un gran muro servirá de testigo de la profunda huella que ha dejado en todas las artes y que ha ejercido de poderoso catalizador para la creatividad de personas de todo el mundo, algo que el programa de actividades y talleres subrayará aún más. Finalmente, el recorrido se cerrará con un apartado dedicado a la sostenibilidad, un concepto en el que Tesla también fue pionero, y que sobrevuela una muestra que ha sido concebida como una demostración palpable de que, en muchos aspectos, está aún por llegar la plena recuperación de su figura. Pero mientras tanto, su famosa frase: "Que cada uno sea juzgado por sus logros. El presente es de ellos, pero el futuro, por el que tanto he trabajado, me pertenece", cobrará un especial sentido, durante tres meses, en la Gran Vía madrileña, en el interior de un edificio que, como Tesla, combina un marco de historia y un corazón de avanzada tecnología.