Ciencia

Álvaro Giménez

"Tendremos noticias de vida en otros planetas"

27 marzo, 2015 01:00

Álvaro Giménez en las instalaciones de la ESA de Villanueva de la Cañada. Foto: ESA

El estudio de las ondas gravitacionales, las observaciones del universo de altas energías, la cartografía de nuestra galaxia, la comprensión de la naturaleza de la energía oscura o la exploración del Sol, Marte, Mercurio y Júpiter son algunos proyectos que coordina en la ESA Álvaro Giménez, director del Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC). Estos días participa en las jornadas Ciencia y Sociedad que la Fundación Santander celebra en Madrid.

La hoja de ruta del programa científico de la ESA mira a los próximos 15 años. Pese a todo, Álvaro Giménez (Córdoba, 1956) tiene que coordinar el corto plazo. O sea, misiones como LISA Pathfinder, un proyecto tecnológico previsto que abrirá nuevos caminos en el campo de las ondas gravitacionales como fuente de información astronómica. El director de ciencia y exploración robótica de la Agencia Espacial Europea tiene entre manos también el programa ExoMars, la gran apuesta europea para la exploración del Planeta Rojo, y varias misiones astronómicas y planetarias para estudiar el Sol, Mercurio, las lunas de Júpiter, los planetas extrasolares y la naturaleza de la materia oscura.

Sólo desde el Centro de Astronomía Espacial (ESAC) coordina -con un equipo de 350 personas de cerca de 30 países- más de 25 misiones espaciales, entre ellas XMM, Integral (dedicadas a las observaciones del universo de altas energías), Mars Express y GAIA, que proporcionará el primer mapa en tres dimensiones de nuestra galaxia. Nadie mejor que Álvaro Giménez, pues, para darnos una pista del lugar que ocupamos en el universo (motivo de la conferencia que impartió en las jornadas Ciencia y Sociedad de la Fundación Santander que se celebran hasta el domingo, 30 de marzo en Madrid) y de la importancia de nuestro planeta en el cosmos. "La Tierra es un planeta rocoso alrededor de una estrella bastante normal, el Sol, por lo que lo más probable es que no sea algo tan especial, astronómicamente hablando, como podríamos pensar por el hecho de ser nuestro hogar", señala el físico, que reconoce en el descubrimiento de los exoplanetas un cambio radical en nuestra concepción de la Tierra y las posibilidades de vida que la rodean.

"Todavía no se ha descubierto un planeta que podamos clasificar como gemelo nuestro -explica- pero es de esperar que esto ocurra en los próximos años. Entonces tendremos que analizar si hay, o ha habido, vida en un lugar como ése estudiando su atmósfera y buscando biomarcadores. Tanto si la respuesta es positiva como si se revela negativa tendrá un fuerte impacto en la comprensión de nuestro papel en el universo. Más tarde o más temprano tendremos medidas que indiquen la presencia de procesos biológicos en otros planetas. El problema será cómo interpretarlos a la luz de la única forma de vida que conocemos".

Una de las iniciativas con las que cuenta la tecnología actual para rastrear la vida en otros planetas son las misiones no tripuladas o robóticas. Para Giménez, estos proyectos permiten estudiar el universo sin la perturbación de la atmósfera terrestre y observar la luz que nos llega en cualquier longitud de onda: "Podemos hacer experimentos y medidas, además, en lugares remotos de nuestro Sistema Solar, algo que ha despertado un gran interés en el mundo científico". El aterrizaje de la sonda europea Huygens en la superficie de Titán, hito del que se cumplen estos días diez años, y el reciente posado de la sonda Philae en el cometa Churyumov-Guerasimenko 67P son dos claros ejemplos de estos avances.

Cápsulas del tiempo


-¿Qué información nos dan cometas como el 67P?
-Los cometas son los objetos más primitivos de Sistema Solar y se comportan como cápsulas del tiempo, reflejando cómo era en los momentos de su formación, hace unos 4.600 millones de años. El 67P nos permite acceder a este origen al mostrar un cuerpo que no ha sufrido la evolución geológica de los planetas o sus lunas. Problemas sin resolver, como el origen del agua en la región interna del Sistema Solar, o el transporte de moléculas complejas primordiales para que se desarrolle la vida, pueden ver una nueva luz con estas observaciones. En los pocos meses que llevamos junto al cometa ya hemos aprendido mucho. Por ejemplo, sobre su estructura, porosidad, composición, densidad, producción de vapor de agua, etc.

-¿Qué nos cuenta Marte sobre la vida fuera de la Tierra?
-Lo que vemos en Marte son las condiciones ambientales actuales y las que hubo anteriormente, lo que nos indica un pasado húmedo en el que podría haber surgido la vida. Aunque las condiciones en estos momentos no son propicias, es posible que haya muestras de vida en trazas del pasado geológico del planeta. Esa es la prioridad científica de la misión Exomars de la ESA: ayudar a determinar si alguna vez existió vida en Marte, una de las mayores cuestiones científicas que nos ocupan actualmente.

-¿Cuál es su opinión sobre una hipotética misión tripulada al Planeta Rojo?
-Es claramente factible pero muy cara, por lo que habrá que considerar y analizar las ventajas que la exploración humana añaden a la robótica. Además, habrá que resolver problemas como por ejemplo el de la radiación durante un viaje tan largo y sin la protección del campo magnético de la Tierra. El viaje a Marte tiene que ser de ida y vuelta, y no hay que olvidar que todavía no tenemos experiencia en este sentido. La exploración de Marte se debe hacer por etapas, avanzando de forma ordenada hasta que podamos plantearnos algún día misiones tripuladas. Actualmente, el esfuerzo se centra en misiones de exploración robótica.

En esta carrera científica y tecnológica trabajan casi de forma paralela tanto la Agencia Espacial Europea como la NASA. Según el director del ESAC, la colaboración entre ambos organismos es bastante "fructífera". Así lo demuestra la contribución de la ESA en proyectos de la institución estadounidense como el gran observatorio JWST (Jemes Webb Space Telescope), que reemplazará al Hubble y que tiene como misión buscar la luz de las primeras estrellas formadas tras el Big Bang, estudiar las galaxias, comprender mejor la formación de los planetas y profundizar en los orígenes de la vida. "También la NASA contribuye en proyectos liderados por la ESA -matiza Giménez-. Sería el caso de la misión JUICE, que estudiará las condiciones ambientales de los satélites helados de Júpiter o Euclid para la comprensión de la naturaleza de la energía oscura del universo".

-¿Cumple España sus compromisos con la ESA desde la conferencia Ministerial de 2012 en la que redujo su contribución en algunos programas?
-Sin duda se ha pasado un momento complicado con motivo de la crisis, pero esta coyuntura se superó en la conferencia de diciembre, en la que se ha aumentado nuestra contribución y se han normalizado los compromisos con nuestros socios europeos. La situación ahora tiene más que ver con nuestro tamaño económico y con el lugar que ocupamos en Europa. No hay que olvidar que nuestro país es uno de los miembros fundadores de la ESA y el quinto de Europa en importancia dentro del sector espacial.