Líneas RSL en la superficie de Marte. Foto: NASA / JPL / University of Arizona

Datos recogidos por la nave Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA han permitido confirmar la presencia de sales hidratadas en el planeta, lo que sugiere la presencia de agua líquida salobre bajo la superficie y, por ende, un ambiente más propicio para la vida.

El orbitador Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA hace años que viene detectado en algunas laderas del planeta rojo unos extraños flujos, denominados "líneas de ladera recurrentes" (RSL), durante las estaciones cálidas. Son alargadas, miden unos cinco metros de ancho y desaparecen en los periodos más fríos.



Hace pocos meses, el vehículo marciano 'Curiosity' detectaba en el Cráter Gale los primeros indicios de agua líquida en las primeras capas de la superficie del planeta, resultados que se publicaron en un trabajo liderado por investigadores españoles. La hipótesis que planteaban hasta ahora los científicos es que estas formaciones se generan por la presencia estacional de agua líquida salobre, pero la resolución de las imágenes disponible hasta la fecha no permitía detectar ni sales ni agua. Sin embargo, esta semana se publica en la revista Nature Geoscience un estudio que aporta una prueba importante.



Con los datos espectrométricos del instrumento CRISM del MRO, un equipo estadounidense de científicos, liderado por el investigador Lujendra Ojha del Instituto de Tecnología de Georgia (EE UU), ha confirmado la presencia de sales hidratadas, como percloratos y cloratos, en los taludes donde se había observado la actividad de las misteriosas líneas RSL.



Ojha y el resto de los científicos han ideado un método que permite extraer información espectrométricos de los píxeles individuales conseguidos con los datos de CRISM. Los espectros que se obtienen en todas las líneas examinadas son consistentes con la presencia de minerales de sal hidratada que precipitan a partir de agua.



Además, los investigadores han verificado que la firma espectral no está presente en las imagenes de fondo del terreno que circunda las líneas de ladera estacionales. Los hallazgos sugieren, por tanto, un vínculo entre los flujos transitorios en las laderas marcianas y el flujo de salmueras líquidas. "Tiene que haber un ciclo del agua en Marte", sentencia Ojha, "El problema es que aún no lo comprendemos".



Líneas RSL en las pendientes del cráter Garni. Foto: NASA / JPL / University of Arizona

La identificación de las sales hidratadas, además, se suma y verifica los resultados recogidos por el instrumento español REMS del rover Curiosity, que también ha encontrado evidencias de agua salada en Marte. Este otro estudio también fue publicado en la revista Nature Geoscience por científicos españoles, como Jesús Martínez-Frías, y demostraba que hace falta un espesor muy pequeño de algún material como el basalto, el yeso o la jarosita (todos ellos presentes en Marte) para proteger de la radiación a una posible bacteria candidata a habitar bajo la superficie del planeta rojo.



"El nuevo artículo apoya los planteamientos sobre un Marte activo, geológicamente vivo, con posible actividad acuosa actual que generaría una 'escorrentía efímera' de estas salmueras, tal vez relacionada con un posible ciclo hidrológico", valora Martínez-Frías, investigador del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM) y colaborador científico en varias misiones espaciales en el planeta rojo.



El experto también destaca la importancia de estos resultados desde el punto de vista de la habitabilidad: "En general, en la superficie de Marte las condiciones son muy hostiles para la vida (especialmente debidas a la radiación UV), pero estos nuevos datos sobre la posible existencia de agua líquida actual subsuperficial respaldan (como se había hipotetizado) que la habitabilidad es mucho más favorable bajo el regolito marciano, que es donde habrá que concentrar los esfuerzos futuros en la búsqueda de vida".



Sin embargo, para tener la prueba irrefutable tanto de la presencia de ese posible flujo de agua bajo la superficie marciana como de una posible forma de vida en Marte haría falta prácticamente que los científicos puedan coger con sus propias manos esos materiales y perforar su superficie. "Y es algo que espero ver con mis propios ojos", dice Martínez Frías. "Es posible que en el año 2030 o 2035 se haga una misión tripulada a Marte...".