Ilkka Hanski. Foto: Universidad de Helsinki / Linda Tammisto
La Fundación BBVA reconoce la labor del científico por abrir un área de la ecología que permite estudiar y evitar la extinción de especies en hábitats fragmentados por el hombre.
El trabajo de Hanski, catedrático de Zoología de la Universidad de Helsinki, se centra en el estudio de las metapoblaciones, un concepto acuñado a finales de los años sesenta pero que Hanski desarrolla abriendo un campo nuevo en la Ecología: la biología de metapoblaciones. Esta rama analiza la persistencia de especies que se distribuyen en fragmentos de hábitat distintos cuyas poblaciones se mantienen conectadas por procesos de colonización. La cuestión clave que Hanski ha abordado es determinar cuál es el número, tamaño y conectividad entre poblaciones que es preciso preservar para mantener a una especie ante una degradación y pérdida de su hábitat.
Tres décadas de trabajos teóricos de Hanski, apoyados en "exquisitos trabajos de campo de larga duración" -señala el acta del jurado-, permiten hoy predecir la persistencia de una metapoblación en función de sus tasas de colonización y extinción, por un lado, y la distribución y tamaños de los fragmentos de hábitat por otro. Hanski ha desarrollado modelos matemáticos extrapolables que permiten predecir la viabilidad de poblaciones de numerosas especies y hábitats. "El impacto de la obra del profesor Hanski crece a medida que los hábitats se fragmentan más y más por influencias antropogénicas", afirma el acta.
En 1999 publicó la obra de referencia en la disciplina cuya creación lideró, Metapopulation Ecology. El jurado destaca que lo extraordinario de Hanski es que "conjuga como pocos ecólogos la aportación teórica, los trabajos experimentales de campo y el impacto directo en las actuaciones en conservación de la biodiversidad". Su trabajo tiene aplicaciones para optimizar el diseño de áreas protegidas y para definir estrategias de conservación ante situaciones de pérdida y fragmentación de hábitats como la deforestación, la urbanización, o el cambio climático.
Hanski destacó ayer, tras recibir por teléfono la noticia del premio, el valor en sí mismo de conocer el comportamiento de las metapoblaciones: "En la naturaleza muchos hábitats no son homogéneos sino que están parcelados, fragmentados, y en esas situaciones las especies se distribuyen en metapoblaciones. Por eso si se quiere entender la dinámica natural de las especies es importante entender las redes de metapoblaciones".
Pero también recordó Hanski la importancia de este conocimiento para la conservación: "La acción humana aumenta el grado de fragmentación, y por tanto es importante entender cuáles son las consecuencias. La teoría de metapoblaciones ayuda a diseñar estrategias para aumentar la supervivencia de la población. Una aplicación típica sería el diseño óptimo de una reserva, decidir cómo debe ser para que, en función del uso que se le vaya a dar, reducir en lo posible el impacto sobre las especies", dice.
También, los modelos matemáticos de la biología de metapoblaciones permiten cuantificar cuál es el grado máximo de fragmentación en el hábitat que tolera una determinada especie, en otras palabras, "tratar de determinar el umbral crítico más allá del cual la fragmentación resulta fatal, y la especie se extingue".
Escarabajo pelotero
Hanski empezó a interesarse por la distribución de las poblaciones a finales de los años setenta, siendo estudiante de doctorado en la Universidad de Oxford (Reino Unido). Se fijó entonces, en concreto, en los escarabajos peloteros, y en cómo las distintas especies se agrupaban en los excrementos del ganado. Empezó a usar modelos matemáticos que describieran el comportamiento de cada especie, y ayudaran a descifrar las variables que intervenían en su éxito o fracaso.A finales de los años ochenta, ya de vuelta en Finlandia, comenzó los prolongados trabajos de campo que destaca el jurado. Pero ya no con escarabajos peloteros sino con la mariposa doncella punteada. Fue una visita a Finlandia de Paul Ehrlich, entomólogo de la Universidad de Stanford y premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en su sexta edición, lo que sirvió de inspiración a Hansk.
Escogió una amplia región en las Islas Åland, en el Báltico, con miles de prados secos idóneos como hábitat fragmentado donde vive esta mariposa. Desde principios de los años noventa, Hanski y sus estudiantes llevan a cabo un censo anual de las mariposas en cada prado; así han podido avanzar a base de perfeccionar los modelos y poner a prueba sus predicciones, en una combinación de teoría y empirismo que el jurado ha valorado de forma especial.
La biología de metapoblaciones se aplica hoy a numerosas especies, y sus principios conceptuales se han difundido tanto que también son útiles en otras disciplinas. "El concepto de metapoblación ha sido incorporado a muchas áreas diferentes de investigación", dijo ayer Hanski. Algunas muestras son la oncología, por ejemplo para estudiar el comportamiento de las poblaciones de células de un tumor, o la epidemiología, donde el conocimiento sobre el tamaño crítico de una red de metapoblaciones puede ser útil para combatir una epidemia.
Humanos como hábitat fragmentado de microbios
Desde 2012 dirige el Centro de Investigación en Metapoblaciones de la Universidad de Helsinki, que estudia cómo afecta la fragmentación del hábitat al desarrollo de plantas y animales. Su propia trayectoria habla de las ramificaciones de la teoría. Recientemente Hanski ha aplicado la genómica al estudio de las metapoblaciones, investigando entre otras cosas qué genes resultan esenciales en una especie determinada para el mantenimiento de la red de poblaciones. En el caso de la mariposa doncella punteada, uno de esos genes tiene un papel clave en el vuelo y la capacidad de dispersión, por ejemplo.Otra derivación tiene que ver con la salud humana. Interesado por la relación entre el sistema inmune humano y las distintas poblaciones de microorganismos que pueblan el organismo, Hanski ha desarrollado una teoría en la que relaciona el grado de biodiversidad a la que se exponen las personas y el comportamiento de su microbioma, y su repercusión en el funcionamiento del sistema inmune. "De hecho, al fin y al cabo las personas somos hábitats fragmentados para nuestro microbioma, y es muy interesante intelectualmente trabajar con colegas de otros campos, como los inmunólogos", comentó ayer.