Un investigador trabaja con ratones en el Centro de Investigaciones Biológicas. Foto: CSIC | Joan Costa

Hoy, 21 de septiembre, es el Día Mundial de la Enfermedad de Alzheimer, la patología neurodegenerativa más frecuente y también la causa más habitual de demencia en mayores de 65 años. La Sociedad Española de Neurología (SEN) calcula que actualmente, en España, pueden existir unas 800.000 personas con esta enfermedad, que es la principal causa de discapacidad en personas mayores y la patología que genera uno de los mayores gastos sociales.



España ya es uno de los países del mundo con mayor proporción de enfermos de demencia entre las personas de más de 60 años. Y debido, principalmente, al aumento de la esperanza de vida y al envejecimiento progresivo de su población, el número de casos seguirá aumentando en los próximos años: se estima que en 2050 se duplicarán las cifras actuales.



"La enfermedad está muy ligada al envejecimiento y el envejecimiento es el principal factor de riesgo. Debido al aumento de la esperanza de vida de la población española, su prevalencia ha aumentado mucho en los últimos años. Además, en las personas mayores, la prevalencia de la enfermedad aumenta significativamente a medida que se van cumpliendo años, hasta el punto de que el 40% de las personas mayores de 90 años la padecen", señala la doctora Sagrario Manzano, Coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología. "Estamos pues, ante una enfermedad a la que es necesario intentar poner freno y en este sentido intentar mejorar los tiempos de diagnóstico de la enfermedad para abordarla en sus primeras fases y que la población se conciencie de la importancia de tomar medidas para tener un envejecimiento saludable son, actualmente, nuestras mejores armas".



En los últimos años, uno de los aspectos en los que más se ha avanzado es en el diagnóstico precoz de la enfermedad. Esto permite que se puedan instaurar precozmente tratamientos que ralentizan el deterioro cognitivo y controlan los trastornos conductuales, tanto farmacológicos como no farmacológicos. Pero en España, y a pesar de que el 18,5% de los pacientes que acuden a una consulta de Neurología lo hacen por alteraciones de memoria o sospecha de deterioro cognitivo y que es la primera causa de consulta neurológica en mayores de 65 años (el 35% de las consultas), sigue existiendo un infradiagnóstico llamativo de los casos de demencia, sobre todo en aquellos que aún son leves. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que aproximadamente entre un 30 y 40% de los casos podrían estar sin diagnosticar y que solo están identificados un 20% de los casos leves.



"Desde el punto de vista de la atención médica, una de las mayores prioridades es mejorar la precisión diagnóstica y la rapidez del proceso diagnóstico. Debemos reducir el número de personas a las que se diagnostica esta enfermedad en fases avanzadas porque el diagnóstico precoz ha demostrado claramente una reducción de la repercusión social y del impacto económico de la enfermedad", destaca la Dra. Manzano. "Por otra parte, la sensibilización social, sobre todo a que se entienda que si una persona comienza a tener pérdida de facultades y de capacidad de hacer cosas no es por envejecimiento y que debe ser evaluada, es otro aspecto prioritario para mejorar el diagnóstico de esta enfermedad".



También en estos últimos años se ha aumentado el conocimiento de aquellos factores que influyen o modifican la expresión de la enfermedad. Y en este sentido, medidas como mejorar la salud cardiovascular (prevenir y tratar adecuadamente la diabetes mellitus, la hipertensión o dejar de fumar, hacer ejercicio, realizar una dieta sana) y potenciar lo que se conoce como reserva cognitiva, es decir, mejorar el nivel educativo general de la población, y potenciar actividades que impliquen actividad intelectual y social como aficiones, lectura, aprendizaje de idiomas o tocar instrumentos musicales, podrían conseguir reducir y/o retrasar el momento demencia de la Enfermedad de Alzheimer a nivel poblacional.



"Si bien la prevalencia de la enfermedad está aumentando mucho porque está aumentando el número de personas mayores, en realidad, si no tuviéramos en cuenta el factor de envejecimiento de la población, tendríamos menos casos de demencia que hace unos 30 o 40 años. Y esto es debido a que cada vez hay un mayor control y una mayor concienciación de la población para controlar los factores de riesgo: el control de la tensión arterial y el tabaquismo, principalmente", explica la Dra. Sagrario Manzano. "Por lo tanto apostar por medidas que nos permitan tener un envejecimiento saludable desde las edades medias de la vida, está impactando en la edad de inicio de los síntomas".

Una nueva molécula detiene el desarrollo del alzhéimer en ratones

Una nueva molécula, denominada ASS234, detiene el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y mejora los síntomas cognitivos, según concluye un estudio con ratones transgénicos portadores de genes humanos tratados para causar la enfermedad. Así lo indica un nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Autónoma de Barcelona, del que se ha hecho eco la agencia Sinc.



Las características de esta molécula sugieren su uso para tratar el deterioro cognitivo y la neurodegeneración que subyace en el alzhéimer. El estudio se ha publicado en la revista Journal of Psychiatry and Neuroscience.



"Su efecto se debe por un lado a que bloquea la agregación o depósito en el cerebro de la proteína tóxica amiloidea, implicada en alzhéimer, y por otro, a que estimula la transmisión colinérgica y monoaminérgica, lo que mejora notablemente los síntomas cognitivos de la enfermedad", explica Ricardo Martínez Murillo, investigador del CSIC en el Instituto Cajal, en Madrid.



La nueva molécula ASS234, patentada y desarrollada por los expertos del CSIC y la UAB, está diseñada como un híbrido de dos moléculas conocidas. Una es la donepezil (Aricept©), que se utiliza actualmente para tratar los déficits cognitivos del alzhéimer, y la otra es un inhibidor de la enzima monoaminooxidasa tipo B. Esta enzima se encuentra activada en los pacientes de dicha patología generando estrés oxidativo.