La luna que más calienta
La diferencia de tamaños aparentes (desde la Tierra) es de un 14%. Ilustración: Gabriel Pérez Díaz, SMM (IAC)
Cada vez que hay luna llena en el perigeo, es decir, cuando nuestro satélite está más cerca de la Tierra, podemos disfrutar de una superluna. La de este 14 de noviembre será especial, porque se situará en su posición más próxima en lo que va de siglo. Hasta 2034 no ocurrirá nada igual.
Los científicos han calculado que en el periodo de 5.000 años que va desde 1999 a C. hasta el 3000, la distancia del perigeo lunar habrá variado desde 356.355 a 370.399 km, mientras que el apogeo lunar variará de 404.042 a 406.725 km. En concreto, este 14 de noviembre la superluna estará a 356.523 km, su distancia más cercana a la Tierra en lo que va de siglo. Aunque esto ocurrirá de día (a las 14:52 h en la Península), el espectáculo astronómico se podrá observar la noche anterior y posterior. No se veía nada parecido desde 1948 y habrá que esperar hasta el 25 de noviembre de 2034 para que se aproxime todavía más, a 356.448 km.
Durante las superlunas, el diámetro de la luna llena puede aumentar hasta en un 14% y su brillo alrededor de un 30%, respecto a una luna llena en el apogeo. Esta diferencia del 30% en el brillo puede ser enmascarada fácilmente por las nubes o la contaminación lumínica de nuestros pueblos y ciudades. En realidad no hay reglas flotando en el cielo para medir los diámetros de la Luna, aunque los científicos sí tienen algunas herramientas para valorarlo. "Calculamos el cambio angular aparente en la luna llena", señala Serra, quien apunta también que la diferencia máxima de tamaño angular de la luna llena entre el apogeo y el perigeo (superluna) es de 4 minutos de arco.
"Como referencia podemos tomar el tamaño que ocupa en el cielo nuestro dedo meñique cuando lo observamos con el brazo extendido, que es de sesenta minutos de arco -compara-. En promedio, la luna llena tiene un tamaño angular (diámetro aparente) de 30 minutos de arco: ¡la mitad del dedo meñique!". Por tanto, en la situación más favorable, una superluna tendrá un diámetro 4 minutos de arco mayor que una luna llena en el apogeo, es decir, el incremento de diámetro angular de la superluna es de solo la quinceava parte del tamaño angular de nuestro dedo meñique. "Realmente es muy difícil de distinguirlo a simple vista", reconoce el astrónomo.
A veces se sugiere que el incremento de la atracción gravitatoria entre la Tierra y la Luna durante una superluna podría producir perturbaciones geológicas, como terremotos o tsunamis, pero en realidad ese incremento es demasiado pequeño para causar esos efectos. El único efecto que se puede observar en nuestro planeta es que las mareas sean un poco más vivas de lo habitual, además del espectáculo que supone disfrutar de la Luna en todo su esplendor.