No se encuentra entre los apocalípticos del cambio climático. “Decididamente, no”, contesta rotundo a El Cultural. Así que no nos encontramos ante un desnortado y desinformado activista sino ante un científico que ha puesto este proceso entre las prioridades de sus investigaciones. Carlos M. Duarte (Lisboa, 1960) lleva décadas analizando los efectos del calentamiento global. Primero desde el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados del CSIC (en el que se encuentra de excedencia) y ahora desde la King Abdullah University de Arabia Saudí, institución desde la que estudia, entre otras cuestiones, la ecología y resturación de corales, praderas submarinas y manglares, contaminantes y plásticos en el océano, el movimiento de grandes animales marinos, aquacultura sostenible, genómica marina con big data e Inteligencia Artificial aplicada a los ecosistemas oceánicos. Y por si esto fuera poco ayuda a la Unesco a proteger áreas marinas declaradas Patrimonio de la Humanidad y a desarrollar programas de ‘carbono azul’ para mitigar el calentamiento de la Tierra.

"No puede ser más barato emitir una tonelada de CO2 a la atmósfera que capturarlo y convertirlo en un producto inocuo"

“Pertenezco a la generación que más daño ha hecho al planeta”, señala Duarte con preocupación, aunque su mirada al futuro es de esperanza: “Mi hija Guiomar, que tiene 35 años, integra la generación que está deteniendo y frenando los daños, y mi nieto Olivier, de seis meses, a la que va a recuperar un planeta saludable con un océano rebosante de vida”. Para el científico, al menos en los océanos, tocamos fondo en cuanto a pérdida de biodiversidad a finales del siglo pasado: “Vislumbro, aunque los indicios sean débiles, señales de clara recuperación que hemos de comunicar, compartir y potenciar. Serán un antídoto frente a tanta depresión ambiental”.

Pregunta. Cara a la cumbre del COP 25, ¿qué medidas deberían abordar urgentemente los gobiernos para frenar el cambio climático?

Respuesta. Es muy importante desarrollar tecnologías que aporten energía limpia, que mejoren la eficiencia energética de nuestros sistemas, que promuevan prácticas de consumo (incluida la alimentación) responsables y saludables, que reconstruyan el capital natural que hemos perdido en océanos y continentes, que pongan en marcha mecanismos de mercado y fiscales y que formen una ciudadanía científicamente informada capaz de entender y valorar las evidencias de la ciencia.

Economía circular del carbono

Para el científico español, la transición a una sociedad ambientalmente responsable es un proceso horizontal que afecta a todos sus aspectos y que requiere de un marco que desarrolle lo que denomina una economía circular del carbono: “Al fin y al cabo, la vida está fundamentada en carbono. Una sociedad ‘descarbonizada’ es una sociedad que ha pasado por un crematorio. No se trata de demonizar el carbono (los árboles, las flores, los pájaros, nuestros propios huesos y músculos están hechos de carbono) sino de saberlo gestionar buscando inspiración en los ciclos de la naturaleza”.

P. ¿Qué le parece que las grandes potencias, EE.UU. a la cabeza, se vayan apeando de este tipo de encuentros y de acuerdos como el de París? ¿Se puede llegar a grandes consensos sin su participación?

R. El drama de los grandes retos de la humanidad, que incluyen el cambio climático pero también otros muchos problemas medioambientales, es que resolverlos requiere de una determinación y una perseverancia que se mide en décadas. Sin embargo, los ciclos políticos de las sociedades democráticas conducen a una imposibilidad de adquirir compromisos a largo plazo. EE.UU. ha pasado de ser celebrado como un campeón en la lucha contra el cambio climático, bajo Obama, al polo opuesto con Trump. En nuestro propio país llevamos ya años sin un gobierno capaz de aprobar un nuevo presupuesto, que es con el que se ejecuta el programa. Hace falta repensar la democracia para dotarla de mecanismos de amortiguación que impidan esos vaivenes. Afortunadamente, en el caso particular de EEUU, lo que haga el gobierno federal importa poco. Las ciudades, estados, industrias y corporaciones tienen mucho mas peso sobre el conjunto de emisiones, de forma que yo creo que EE.UU. acabará por comportarse de una forma coherente con el Acuerdo de París.

P. ¿Qué aspectos de los que se van a tratar en la Cumbre del Clima cambiaría?

R. Sobre todo que la respuesta al cambio climático no se convierta en una lista de la compra de buenas intenciones (las NDC’s o contribuciones determinadas por los países). Lo que hace falta es un nuevo modelo de sociedad que la haga más responsable ambientalmente y también más solidaria con los desfavorecidos.

"Los que niegan el calentamiento no tienen buena educación científica. Los datos constatados no admiten dudas"

P. ¿Qué disciplinas deberían unirse para estudiar con eficacia el cambio climático?

R. Todas. Hasta las políticas de población. Por ejemplo, los sistemas de pensiones son esquemas de Ponzi institucionalizados que requieren de un crecimiento de población perpetuado para ser estables. Hemos de repensar nuestra alimentación y dieta, pues la ganadería y agricultura son fuentes importantes de emisiones de gases invernadero y emisiones de contaminantes al medio ambiente (le recuerdo lo que ha ocurrido en el Mar Menor). Los grandes de internet (Google, redes sociales y otros) sufren de una glotonería energética profunda. Los lectores han de saber que una búsqueda en Google consume tanta energía, principalmente por la refrigeración de su servidores, como un microondas al calentar una taza de té. El diseño urbano y de nuestras viviendas también condiciona. Hay que repensar todo el sistema.

P. ¿Es posible llegar a “repensar” este modelo con sectores negando el proceso de calentamiento?

R. Estas personas no tienen una buena educación científica o simplemente cuestionan la capacidad de predicción, pues los datos constatados hasta el momento no permiten dudas. Su cuestionamiento –que no puede estar basado en evidencias científicas–, el hecho de que no se tomen medidas para evitar emisiones de gases de efecto invernadero, lo justifican por el coste que éstas tienen para la economía. En cualquier caso, si consideran que es improbable que los pronósticos de los modelos científicos se cumplan, deberían considerar cómo gestionarán ellos mismos esa incertidumbre.

La era del antropoceno

P. ¿Hablaría de Antropoceno para referirse a la época actual?

R. Sí, hemos entrado (de hecho lo hicimos hace décadas) en un periodo de la historia del planeta en el que una fuerza, la actividad humana, participa de forma determinante en los procesos que regulan el funcionamiento de la biosfera como la distribución de ecosistemas, la abundancia y diversidad de organismos, la composición de la atmósfera, los ciclos del agua, los elementos fundamentales para la vida y muchos otros.

P. ¿Hemos hecho caso de las advertencias de Rachel Carson en Primavera silenciosa?

R. No, en absoluto, y la primavera ya es más silenciosa aún, porque la abundancia de insectos y aves ha disminuido al menos a la mitad debido, en parte, a pesticidas, pero posiblemente también al ruido a algún factor más difícil de detectar, como la radicación de telefonía móvil. En ese sentido habría que evaluar los riesgos del 5G antes de desplegar esta tecnología.

"Una búsqueda en Google consume tanta energía como la necesaria para calentar una taza de té en un microondas"

P. ¿Qué cambios en el clima están causados directamente por la acción humana?

R. Los asociados a las emisiones de gases de efecto invernadero derivados de fuegos provocados por la actividad humana (sobre todo en los trópicos), cambios de uso del terreno, pérdidas de hábitats, emisiones de rumiantes, quema de combustibles fósiles, producción de fertilizantes y cementos… Los cambios concretos son calentamiento de la biosfera (atmósfera y océanos) y acidificación del océano, que llevan asociados, entre otros, el aumento del nivel del mar, la pérdida de hielo en alta montaña y zonas polares, la disminución del albedo por la pérdida de hielo y el incremento de fenómenos extremos.

P. ¿De todo este panorama, ¿Qué daños resultarían ya irreversibles?

R. Destacaría especialmente la disminución de la placa de hielo de Groenlandia y la consiguiente subida del nivel del mar. No está ya en nuestra mano detenerla. En todo caso, modular su velocidad y su impacto.

P. ¿Ve factible, al menos, estabilizar el calentamiento global a 1,5 grados?

R. Veo factible no llegar a 1,5 grados e incluso revertir parte del problema. Lo que será necesario es generar un sistema económico en el que actuar sea más rentable que no hacer nada. Una vez desarrolladas tecnologías eficientes de captura de CO2 de la atmósfera, no tenemos por qué contentarnos con el nivel elevado e insalubre que hemos alcanzado. Pero no puede ocurrir que sea más barato emitir una tonelada de CO2 a la atmósfera que capturarlo y convertirlo en otro producto inocuo.

P. ¿Qué cambios del clima obedecerían a la inercia del planeta?

R. Hay algunos, como los derivados de la actividad volcánica, los cambios en la actividad solar y la posición relativa de la Tierra, pero el peso de éstos ha sido relativamente modesto comparado con los derivados de la actividad humana.

P. Finalmente, ¿cree que se escucha a los científicos ante la emergencia climática?

R. Bueno, yo oigo decir a Greta Thunberg que lo único que pide es que se escuche a los científicos, pero yo solo la oigo a ella. Nunca la he visto dar el micrófono a alguien de ciencia. Se nos escucha a través del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), pero es un proceso que, al estar tutelado por políticos, tiende a ser conservador y a subestimar el impacto del cambio climático. El papel de los científicos es el de alertar frente a los intentos de confundir a la sociedad.

@ecolote