Tres galardonados comparten el Premio Nobel de Física de este año por sus descubrimientos sobre uno de los fenómenos más exóticos del universo, el agujero negro. Los investigadores Roger Penrose, Reinhard Genzel y Andrea Ghez han sido premiados por sus descubrimientos astrofísicos sobre los agujeros negros y su relación con la Teoría de la Relatividad, y por hallar en el centro de la Vía Láctea uno de ellos, según ha anunciado esta mañana la Real Academia de las Ciencias Sueca en Estocolmo.
“Los descubrimientos de los galardonados de este año han abierto nuevos caminos en el estudio de objetos compactos y supermasivos. Pero estos objetos exóticos todavía plantean muchas preguntas que piden respuestas y motivan la investigación futura. No solo preguntas sobre su estructura interna, sino también preguntas sobre cómo probar nuestra teoría de la gravedad en condiciones extremas en las inmediaciones de un agujero negro”, ha afirmado David Haviland, presidente del Comité Nobel de Física.
El británico Roger Penrose (Colchester, 1931), premiado con la mitad del galardón compartido, demostró que la Teoría de la Relatividad General conduce a la formación de agujeros negros. Utilizando ingeniosos métodos matemáticos, el físico matemático ha logado demostrar que los agujeros negros son una consecuencia directa de la famosa teoría de Albert Einstein, quien, por cierto, nunca obtuvo el galardón. El mismo Einstein no creía que los agujeros negros, esos monstruos superpesados que capturan todo lo que entra en ellos, realmente existieran. Nada puede escapar, ni siquiera la luz.
Fue en enero de 1965, diez años después de la muerte de Einstein, Penrose demostró que los agujeros negros realmente se pueden formar y describió detalladamente como en su corazón, los agujeros negros esconden una singularidad en la que cesan todas las leyes conocidas de la naturaleza. Su innovador artículo todavía se considera la contribución más importante a la Teoría de la Relatividad General desde las del propio físico alemán.
El centro de nuestra galaxia
Por su parte, Reinhard Genzel (Bad Homburg, Alemania, 1962) y Andrea Ghez (Nueva York, 1965) comparten a partes iguales la otra mitad del premio por su descubrimiento de que un objeto invisible y extremadamente pesado gobierna las órbitas de las estrellas en el centro de nuestra galaxia. Un agujero negro supermasivo es la única explicación conocida actualmente.
Genzel y Ghez lideran cada uno un grupo de astrónomos que, desde principios de la década de 1990, se ha centrado en una región llamada Sagitario A* situada en el centro de nuestra galaxia. Desde entonces, las órbitas de las estrellas más brillantes más cercanas al centro de la Vía Láctea se han cartografiado con una precisión cada vez mayor. Las mediciones de estos dos grupos concuerdan, y ambos encontraron un objeto invisible extremadamente pesado que tira del revoltijo de estrellas, haciendo que se apresuren a velocidades vertiginosas. Alrededor de cuatro millones de masas solares se agrupan en una región no mayor que nuestro sistema solar.
Usando los telescopios más grandes del mundo, Genzel y Ghez desarrollaron métodos para ver a través de las enormes nubes de gas y polvo interestelar hasta el centro de la Vía Láctea. Ampliando los límites de la tecnología, perfeccionaron nuevas técnicas para compensar las distorsiones causadas por la atmósfera de la Tierra, construyeron instrumentos únicos y se comprometieron con la investigación a largo plazo. Su trabajo pionero nos ha proporcionado la evidencia más convincente hasta ahora de un agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea.