Necesitamos urgentemente terminar (o avanzar) en el programa vacunal si queremos que el próximo verano marque un punto de inflexión no solo en la recuperación sanitaria, sino también en la económica. Una vez que un porcentaje alto de la población —no necesariamente el 70%— esté protegido —los grupos más expuestos y vulnerables— los hospitales empezarán a descongestionarse y, con ello, acelerar el proceso de recuperación de su total funcionamiento. Tenemos varias vacunas ya aprobadas y otras en fase muy avanzada. Tenemos una gran oferta tanto con vacunas de ARN, virus recombinante, virus inactivado o, próximas, proteicas. Además de vacunas, también se está avanzando en posibles nuevos antivirales. Uno de los más esperanzadores actualmente es el fármaco ya conocido en clínica antitumoral como Aplidina, robusto y muy eficaz, dicen los responsables de su producción y ensayos clínicos. No va dirigida contra el virus, sino contra una proteína que el patógeno necesita para sintetizar sus proteínas, lo que podría proporcionar protección frente a diferentes variantes. Otros compuestos siguen siendo estudiados...
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