En 2009 la revista Time ya calificaba los biobancos como una de las “diez mejores ideas para cambiar el mundo”. Desde entonces, impulsados por este tipo de reconocimientos, ha habido un auge de los también llamados 'biorepositorios', lugares donde se almacenan muestras humanas que se utilizan fundamentalmente para la investigación. Es el caso del que se encuentra en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Dirigido por Eva Ortega-Paíno (Madrid, 1972), está compuesto por distintos tipos de tejidos que se dedican principalmente al estudio y tratamiento del cáncer, aunque también durante la pandemia se dedicaron a la Covid-19.

"Echo de menos un Pacto de Estado para la ciencia independiente de los vaivenes políticos. Una inversión sólida que nos haga estar a la altura de los países que más invierten en Europa"

“Las muestras –aclara a El Cultural Ortega-Paíno– son recogidas con el consentimiento del paciente y llevan asociadas unos datos, tanto clínicos como personales, que son protegidos para salvaguardar la integridad de los donantes”. El Biobanco CNIO trabaja en varios proyectos. Entre ellos, la Red Nacional de Metástasis Cerebral (RENACER), que, apoyada por la Fundación Ramón Areces, dedica sus esfuerzos a aumentar y mejorar la investigación (básica y clínica) en este área oncológica. Junto al doctor Manuel Valiente, jefe de la Unidad de Metástasis Cerebral del CNIO, Ortega-Paíno ha organizado una red de 13 hospitales para la obtención de muestras y para “reflejar la voz de los pacientes”. Según la investigadora, RENACER es más que una red, “es una cruzada personal” debido a que su marido sufrió esta patología.

Pregunta. ¿En qué situación se encuentran los estudios sobre metástasis cerebral?

Respuesta. Hasta hace diez años este tipo de estudios habían caído en el olvido. Sin embargo, desde entonces se ha observado un cambio gracias a grupos muy potentes. Estas investigaciones son una necesidad imperiosa. A día de hoy se sabe que el 95 % de las células tumorales que escapan de un tumor primario y que intentan colonizar el cerebro mueren en el intento aun habiendo sido capaces de cruzar la barrera cerebral, que suele presentar un grado muy bajo de permeabilidad.

P. ¿Qué respuestas da la ciencia a estos procesos?

R. Bueno, la ciencia estudia los cambios dentro del genoma del paciente, cambios que puedan abrir una ventana de esperanza para futuras dianas terapéuticas y para tratamientos efectivos. Cada vez estamos más cerca de saber cómo estas células son capaces de entrar y vivir en el cerebro.

Son varias ya las dianas que se han descubierto, en función de los tumores que originaron estas metástasis. Hay ya dianas, y por lo tanto tratamientos, para aquéllas cuyo origen fue el cáncer de pulmón, melanoma y mama. El CNIO ha sido pionero en una línea de investigación que ha descubierto una nueva manera de tratar la metástasis cerebral bajo estos criterios y que va a ser trasladada a un ensayo clínico después de prometedores resultados en unos pocos pacientes.

P. ¿Es su mirada multidisciplinar? ¿Qué otras áreas complementan su trabajo?

R. Los biobancos albergan muestras de todo tipo de enfermedades oncológicas. En el caso de uno especializado en cáncer, como es el del CNIO, podría llegar a haber colecciones de otro tipo de patologías o cohortes prospectivas de colectivos o donantes, a priori sanos, que serán potencialmente pacientes en el futuro. Estas colecciones nos abren la posibilidad de comparar dentro de un mismo individuo qué cambios ha sufrido su organismo (a nivel genético, de proteínas o metabólico, entre otros) a lo largo del tiempo que, asociados a datos de su estilo de vida (dieta, actividad física, consumo de alcohol, tabaco, historia familiar, etc) nos abran vías para responder a la pregunta del millón de la investigación biomédica: ¿Por qué algunas personas enferman de ciertas patologías cuando otras no lo hacen?

P. ¿Qué diferencia la “colección” de RENACER de otras similares?

R. Todos los biobancos tienen distintas colecciones, pero sin duda RENACER proporcionará una colección única de muestras “vivas” que nos permitirán estudiar el efecto de distintos fármacos potenciales en estas metástasis como si siguieran dentro del mismo cerebro del paciente, mimetizando el entorno, la temperatura y otras condiciones de desarrollo.

P. ¿Ha interrumpido la pandemia el curso de la investigación sobre el cáncer?

R. Sin llegar a interrumpirse lo cierto es que se ha ralentizado. Muchos científicos aunaron conocimientos y recursos para buscar una solución a una enfermedad que más que una amenaza era una realidad palpable y que se estaba saldando con muchas muertes. Hay datos que muestran que muchos de los pacientes de cáncer no asistieron a hospitales durante la pandemia por miedo al contagio. Además, el diagnóstico de estas enfermedades cayó en torno al 40 por ciento.

P. ¿Conseguiremos cronificar el cáncer a corto plazo?

R. La cronificación de algunos tipos de cánceres ya es una realidad, como es el caso de algunos tumores endocrinos, cánceres de mama, melanomas… Ahora lo que nos queda es seguir avanzando en el estudio, no sólo de otro tipo de cánceres muy agresivos como los gliomas o el cáncer de páncreas, sino también no cesar en la batalla de la búsqueda de mecanismos moleculares, dianas de vulnerabilidad celular y terapias para combatir tanto estos cánceres como la metástasis y estudiar las vías de evasión de estos tumores a la vigilancia del sistema inmune.

P. ¿Qué tipo de medios echa en falta para esta clase de investigaciones?

R. En España siempre ha habido una inversión deficiente en ciencia. En las sucesivas crisis los recortes presupuestarios han sido brutales, empujando a nuestros investigadores a salir fuera de nuestro país y revertir sus conocimientos en los diferentes países de acogida. Yo echo de menos un Pacto de Estado para la ciencia, independiente de los vaivenes políticos. Una inversión sólida y creciente que nos haga estar a la altura de los países que más invierten en Europa y planes de retorno estables, y no programas temporales que lo hagan poco atractivo. Me pregunto si no hemos aprendido nada de esta pandemia. ¿No somos capaces aún de observar que la mayoría de los retos de la agenda de desarrollo sostenible son científicos y tecnológicos?

@ecolote