Desde julio ya se podían ver algunas en el cielo nocturno, pero es ahora, a mediados de agosto, cuando llega el verdadero espectáculo de las perseidas. Solo hay que alejarse de la contaminación lumínica de las poblaciones para disfrutar de estas famosas ‘estrellas fugaces’, también llamadas ‘lágrimas de San Lorenzo’ por aparecer en fechas próximas a su festividad.
Las perseidas tienen su origen en el cometa 109P/Swift-Tuttle que, con sus cerca de 26 km de diámetro es actualmente el mayor objeto que se acerca de forma periódica a la Tierra. Completa su órbita alrededor del Sol cada 133 años aproximadamente. Cuando se aproxima a nuestra estrella, se calienta y emite los chorros de gas y pequeñas partículas sólidas que forman su cola.
Todos los años, entre finales de julio y finales de agosto, nuestro planeta cruza los restos con esas partículas, llamadas meteoroides, lo que provoca que choquen contra la atmósfera terrestre a gran velocidad, pudiendo superar los 50 km/s. Conforme la Tierra se adentra en esta nube de meteoroides, crece el número de partículas (que pasan a llamarse meteoros cuando se evaporan y convierten en un hermoso haz de luz), aumentando la actividad de las perseidas.
Las mejores noches para ver este año las perseidas son las del 11 al 12 de agosto y la del 12 al 13, ya que alcanzan su máximo y la luna este año no va interferir mucho
En 2021 esa actividad alcanzará su máximo durante la noche del 11 al 12 de agosto, según el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). Sin embargo, desde el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), el Real Observatorio y el Planetario de Madrid se señala que ocurrirá en la madrugada del 12 al 13 de agosto.
En cualquier caso, esas dos noches serán las mejores de este verano para ver las perseidas. La luna, que alcanza su fase nueva el día 8 de agosto, empezará a estar en cuarto creciente, de modo que su brillo será muy bajo y no interferirá en la observación.
Respecto a la cantidad de estrellas fugaces que se podrán observar entre el 11 y el 13 de agosto, los cálculos teóricos para condiciones ideales (recogidas en las denominadas tasas horarias cenitales o ZHR), apuntan hasta 100 estrellas fugaces por hora, pero luego las condiciones reales reducen ese número a la mitad o menos.
“Muchas noticias relacionadas con las perseidas y publicaciones en redes sociales afirman que el ritmo máximo es de unos 100 meteoros por hora, lo cual es mucho”, advierte la NASA. “Así que la gente se entusiasma y sale en la noche de máxima actividad, desafiando a los mosquitos y otros peligros nocturnos. Pero a menudo se decepcionan y dicen: ‘Salí y solo vi unas pocas. Ni siquiera 20, y mucho menos 100’. Y tienen razón. El problema es que 100 por hora en realidad es un número teórico”.
José María Madiedo, investigador del IAA, coincide: “Si las condiciones de observación fuesen idóneas, efectivamente podrían llegar a verse del orden de cien estrellas fugaces por hora, pero el brillo de la Luna será uno de los factores que provocará que el número real de perseidas visibles descienda hasta unas cincuenta”.
Cómo observar estas estrellas fugaces
Independientemente de la cantidad que se lleguen a ver, el espectáculo de las perseidas siempre llama la atención de los aficionados. Para disfrutar de ellas no es necesario utilizar telescopios ni ningún otro tipo de instrumento óptico. Basta con observar el cielo, preferiblemente desde algún lugar lo más oscuro posible y lejos de la contaminación lumínica de las ciudades y pueblos.
Estas estrellas fugaces pueden aparecer en cualquier lugar del cielo, pero al prolongar su trayectoria hacia atrás parecen proceder de un punto situado en la constelación de Perseo, de ahí su nombre. Este punto recibe el nombre de radiante. Como la constelación de Perseo sale sobre el horizonte después de anochecer, la probabilidad de ver perseidas aumenta conforme avanza la noche y tiene su máximo cerca de la hora del amanecer.
Para aquellos que no puedan disfrutar del evento astronómico en directo, lo podrán seguir a través de internet en canales como sky-live.tv, que retransmitirá el 13 de agosto a partir de las 01:15 h (hora peninsular española) el máximo de las perseidas desde los Observatorios de Canarias. La iniciativa se enmarca dentro del proyecto Energy Efficiency Laboratories (EELabs) del IAC y el Cabildo Insular de La Palma.
Actividad para contar estrellas
También el Instituto de Astrofísica de Canarias, junto a la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), han organizado un proyecto de ciencia ciudadana denominado Contadores de Estrellas para que cualquier persona pueda colaborar en los conteos de perseidas. Esta financiado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).
Una guía recuerda el procedimiento a seguir, por medio de un material básico y unas apps que tienen que tener instaladas previamente los participantes en sus dispositivos móviles. El reto es conseguir que, de una manera sencilla, el público general participe y entienda este fenómeno astronómico, así como otras curiosidades del cielo.
“La mayoría de los meteoroides que se desprenden del 109P/Swift-Tuttle son tan pequeños como un grano de arena, o incluso menores”, explica José Luis Ortiz del IAA, “y cuando se cruzan con nuestro planeta, entran en la atmósfera terrestre a una velocidad a más de 210.000 km/h, lo que equivale a recorrer nuestro país de norte a sur en menos de 20 segundos”.
La mayoría son como un grano de arena, pero chocan contra la atmósfera a más de 210.000 km/h y se desintegran emitiendo el vistoso destello
A estas velocidades el choque con la atmósfera es tan brusco que la temperatura de estas partículas aumenta hasta unos 5.000 ºC en una fracción de segundo, por lo que se desintegran emitiendo el destello de luz que recibe el nombre de meteoro o estrella fugaz.
Esta desintegración ocurre a gran altitud, normalmente entre los 80 y 100 km sobre el nivel del suelo. Las partículas más grandes (del tamaño de un guisante o mayores) pueden producir estrellas fugaces mucho más brillantes, que reciben el nombre de bólidos o bolas de fuego.
Perseidas que chocan contra la luna
Por otra parte, las perseidas pueden impactar contra la Luna. A diferencia de la Tierra, nuestro satélite carece de una atmósfera que la proteja, por lo que los meteoroides colisionan directamente contra el suelo lunar a sus más de 210.000 km/h. Esto provoca que los meteoroides y parte del suelo lunar en el que impactan se destruyan de forma brusca, formándose así un nuevo cráter.
En cada una de estas colisiones también se desprende un breve destello de luz que el ojo humano no puede percibir directamente, pero que sí puede ser detectado desde la Tierra con la ayuda de telescopios.
“El estudio de estos destellos permite a los astrofísicos obtener datos muy relevantes sobre las colisiones que se producen contra la Luna y contra la Tierra”, explica Madiedo, “y por este motivo, durante las noches de mayor actividad de las perseidas nuestros telescopios del proyecto MIDAS apuntarán a la Luna para registrar cómo las partículas desprendidas del cometa 109P/Swift-Tuttle se desintegran contra el suelo lunar”.
Mientras tanto, miles de personas en la superficie terrestre no dejaran de mirar al cielo para disfrutar de estas estrellas fugaces en las calurosas noches de verano.