El equipo de investigadores del Telescopio Horizonte de Sucesos (EHT, en sus siglas en inglés), el mismo que hizo la primera foto de un agujero negro —un espacio del que nada, ni siquiera la luz, puede escapar—, ha dado a conocer este jueves la primera imagen tomada del que se encuentra en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. El hallazgo se ha comunicado en varias ruedas de prensa simultáneas, entre ellas una convocada por el Observatorio Europeo Austral (ESO) en su sede de Garching, cerca de Múnich (Alemania). Washington, Santiago de Chile, Ciudad de México, Tokio y Taipei.
La histórica fotografía de este agujero negro supermasivo, llamado Sagitario A*, conseguida a partir de una red de ocho observatorios situados en distintos puntos del mundo; en ella se observa un anillo no perfectamente esférico amarillo y naranja, con tres puntos más brillantes.
La imagen desvelada hoy se suma a la que se publicó hace poco más de tres años por parte del mismo equipo internacional de científicos de un agujero negro supermasivo, pero en aquel caso el objeto se encontraba fuera de la Vía Láctea, en el centro de otra galaxia (la Messier 87), ubicada a 55 millones de años luz de nosotros.
Los agujeros negros son los objetos más fascinantes y extraños del universo. La fuerza de su gravedad es tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar de su atracción y si la luz, que es lo que más rápido viaja en nuestro universo no puede salir, entonces nada podrá hacerlo.
Para este evento, el ESO ha contado con la participación, entre otros, de su director general, el español Xavier Barcons, que dará el discurso de apertura, así como con un panel de investigadores de varios países, entre ellos de España, que explicarán los hallazgos.
El EHT es una colaboración internacional que combina señales de ocho observatorios situados en diferentes partes del mundo con el objetivo, entre otros, de observar a Sagitario A*, cuyo diámetro aproximado es de 44 millones de kilómetros y tiene 4,3 millones de masas solares.
Albert Einstein formuló la teoría que predijo la existencia de los agujeros negros, aunque él nunca llegó a entenderlos ni aceptarlos, mientras que Stephen Hawking describió sus propiedades e intentó conjugarlos con la física cuántica.