Dos centros, dependientes del Ministerio de Ciencia e Innovación, protagonizan la investigación y la salud en nuestro país: el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), fundado en 1998, y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), que empezó su actividad un año después. Ambos organismos celebran, pues, más de dos décadas de existencia dirigidos actualmente por dos nombres de excelencia en sus respectivas especialidades.
El primero lo dirige la bióloga molecular María Blasco, referente mundial sobre la participación de los telómeros en los procesos de envejecimiento, y el segundo Valentín Fuster, cardiólogo de prestigio internacional que ejerce también de director médico del hospital Mont Sinai de Nueva York (y que desde hace unos días lleva su nombre). Verlos juntos en un laboratorio intercambiando ideas hace pensar en un país diferente.
Pregunta. ¿De qué forma han vivido la evolución de la ciencia en España en estos 25 años?
María Blasco. Cuando regresé del extranjero no había centros de investigación de élite con un modelo diferente de la Universidad o del CSIC. No existía el Programa Ramón y Cajal para atraer científicos senior, ni muchos de los programas de atracción de talento que se han creado desde entonces. Ahora hay más de 50 centros y unidades que tiene el distintivo de Excelencia Severo Ochoa o María de Maeztu.
“Debería haber una mayor flexibilidad para la contratación del personal investigador, especialmente senior”. María Blasco
Valentín Fuster. A lo largo de estos años el CNIC se ha consolidado como un centro de excelencia. Son muchos los campos en los que hemos destacado: su productividad científica, su innovador modelo de organización y el sistema de financiación, que al apoyo de las empresas privadas suma el del gobierno. Hemos conseguido crear un equipo multidisciplinar con áreas como la bioquímica, la informática, la estadística y la medicina.
P. Por su experiencia internacional, ¿qué piensan cuando oyen la frase “que inventen ellos”?
M. B. Es una frase que pertenece al pasado. En el CNIO inventamos y mucho. Esto ha hecho que en los últimos años hayan llegado más de 39 millones de euros de codesarrollos con la industria privada internacional, que tengamos ventas de más de un millón de euros al año y de que se hayan creado cinco compañías spin-off del CNIO. Sin embargo, aún hace falta más apoyo y flexibilidad por parte de la Administración para facilitar la innovación y para premiar a los equipos que inventan.
V. F. Ha habido un cambio de mentalidad importante en la sociedad. España es una fuente de talento equiparable a la de cualquier país, incluso superior. Los investigadores españoles son de los más buscados. Aportan una dosis de creatividad que otros no poseen. Y si además tienen el rigor y la metodología, eso los hace ser deseados por muchos equipos. En el CNIC, desde el primer momento pensamos que debía de ser una institución que promoviera un cambio cultural que ayudara a descubrir el talento a edades tan tempranas como los 15 años. La investigación necesita training, preparación. Evidentemente, para investigar es necesario tener recursos, pero yo también puedo decir que el dinero y los recursos no lo son todo en ciencia. Aunque la situación de la investigación en España ha mejorado en los últimos años, se necesita potenciar la percepción de la importancia de la ciencia en la sociedad.
P. ¿Qué dificultades han encontrado en la gestión del centro durante este tiempo?
M. B. Las principales frustraciones están relacionadas con trabas administrativas. Esto es bastante relevante en el caso del CNIO, donde la gestión de contrataciones no está bajo la Dirección Científica.
V. F. Bueno, diría que la dificultad de tener cardiólogos en plantilla que hayan podido compaginar su actividad en la investigación con la asistencial en sus hospitales. Esto nos ha permitido una investigación traslacional.
“Me hubiera gustado que durante estos años se hubiese valorado más la ciencia y a los científicos en la sociedad”. Valentín Fuster
P. ¿Han afectado de alguna forma estas dificultades en su labor investigadora?
M. B. El tener que dedicar más tiempo a desbloquear problemas administrativos hace que tengamos menos tiempo para la investigación. Aún así, la calidad de los científicos y de la investigación que llevamos a cabo hace que el CNIO sea uno de los diez mejores centros de investigación del cáncer del mundo y el primero o segundo de Europa.
V. F. En mi caso, estos años he podido abordar aquellos temas de la investigación que más nos han interesado. Desde el uso de las técnicas de imagen para mejorar el pronóstico y diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares hasta llegar a aspectos novedosos como la relación que hay entre las enfermedades del corazón y las del cerebro. Pero, sobre todo, trabajar para comprender mejor la salud desde un punto de vista molecular.
P. ¿Qué iniciativas han llevado a cabo para favorecer la comunicación con el ámbito clínico?
M. B. En el CNIO tenemos una interacción constante con el ámbito clínico a través de nuestros programas de investigación orientada al paciente. Tenemos acuerdos marco con algunos de los principales hospitales de nuestro entorno (La Paz, 12 de Octubre,,,) que nos permiten contar con oncólogos/as con laboratorios en el CNIO que tratan a pacientes en los hospitales. En sus ensayos clínicos se prueban nuevas terapias contra el cáncer. También tenemos una consulta de cáncer familiar o de diagnóstico genético y unidades de diagnóstico citogenético y molecular. En total, más de 5.000 pacientes al año se benefician de esta actividad del CNIO.
V. F. Desde el primer día sabíamos que la investigación biomédica es un continuum en el que no debe haber separación entre la investigación básica y la clínica.
P. ¿Qué ha echado de menos en la ciencia española en estas décadas?
M. B. Debería haber existido una mayor financiación de los mejores proyectos de investigación estatales y una mayor flexibilidad para la contratación de personal investigador, especialmente senior, con salarios más competitivos. En el CNIO tenemos los salarios congelados desde 2010 y hace falta que esto se solucione.
V. F. Más que echar de menos en la ciencia, he echado de menos en la sociedad. Me hubiera gustado que durante estos años se valorara más la ciencia y a los científicos, aunque creo que esto está mejorando.
P. ¿Cómo afrontan el futuro?
M. B. Actualmente estamos contratando grupos en áreas que consideramos de gran interés futuro como el metabolismo, la biología estructural y la IA.
V. F. Muchas veces me he preguntado ¿cuál es el futuro de la cardiología? Y respondo que vamos a prevenir la enfermedad y a promover la salud. En eso es en lo que queremos trabajar en los próximos años.