Albert Einstein

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Entre dos aguas Ciencia

Albert Einstein, entre la ciencia y la política y hacia la causa judía

Publicada

Acaba de publicarse el volumen 17 de los Collected Papers (Princeton University Press) de Albert Einstein. El período de documentos (correspondencia, artículos, etc.) que cubre este nuevo tomo va desde junio de 1929 a noviembre de 1930, cuando Einstein todavía trabajaba en Berlín. Dieciocho meses para una obra de 1.131 páginas. El primer volumen apareció en 1987, y reproducía, en 433 páginas, los materiales sobre "Los primeros años, 1879-1902" de la biografía del genial físico.

Han transcurrido, por consiguiente, 37 años desde que se inició esta ambiciosa e importante empresa editorial. Importante no solo para conocer el origen, desarrollo y contenidos de las aportaciones de Einstein a la física, sino también aspectos destacados de la historia social y política de su tiempo, pues la vida del creador de las dos teorías de la relatividad, la especial y la general, fue, en alguna medida, un espejo del final del siglo XIX y, sobre todo, de la primera mitad del XX.

Si tenemos en cuenta que el volumen 16 (junio 1927-mayo 1929), que se publicó en 2021, cubría aproximadamente un periodo de dos años, que Einstein murió en 1955 y que con su creciente fama cada vez era mayor el número de cartas y peticiones de escritos que recibía, puede que, como mínimo, resten por aparecer 17 nuevos volúmenes, y si se mantuviese la frecuencia de tres años entre ellos, resultaría que esta edición tardará cerca de medio siglo en completarse. Puede que sea menos, pero en cualquier caso sé que nunca la veré completa en los estantes de mi biblioteca.

En la historia de la ciencia existen precedentes de ediciones cuya preparación y publicación han ocupado extensos períodos de tiempo y un considerable trabajo. Es representativo el caso de Leonhard Euler (1707-1783), uno de los más importantes y productivos matemáticos de la historia. En varias ocasiones él mismo proclamó que había producido tantos trabajos que, después de su muerte, la Academia de San Petersburgo tardaría más de veinte años en publicar una edición completa de sus obras.

Pero si de algo pecó en sus previsiones fue de conservador, pues se tardó más de cuarenta años hasta que su último manuscrito estuvo preparado para ser editado en 1830. Se hicieron varios intentos, a la postre fallidos, para publicar la edición de sus obras completas: en Bélgica (1838), San Petersburgo (1844) y Berlín (1903).

“Si los judíos no encontramos una forma de honesta relación con los árabes, no habremos aprendido nada en dos mil años de sufrimiento” Albert Einstein

Finalmente, la edición de la Leonhardi Euleri Opera Omnia comenzó en 1911, habiéndose publicado hasta la fecha, creo, 76 volúmenes. En ellos se incluyen (series I, II y III) los escritos de Euler que él mismo preparó para su edición, mientras que la serie IV A (Commercium epistolicum) incluye la correspondencia que envió, o recibió (aproximadamente 3.200 cartas, 1.000 de ellas escritas por el propio Euler). El primer volumen de esta serie apareció en 1975 –se trata de un inventario de toda la correspondencia conocida entonces (para cada carta se da un breve resumen, fecha, idioma y localización)–.

Volviendo al volumen 17 de los Escritos reunidos de Einstein, diré que los textos y correspondencia que aparecen en él no poseen el interés intrínseco de períodos anteriores, o posteriores, pues está dominado por sus esfuerzos, finalmente fallidos, en conseguir una "teoría del campo unificado", esto es, una construcción que, siguiendo el modelo con el que elaboró la teoría de la relatividad general, uniese en un mismo marco teórico la interacción gravitacional –la descrita por la relatividad general– y el electromagnetismo.

Desde un punto de vista fundamental, aquella empresa era todavía razonable, pues entonces únicamente se conocían esas dos fuerzas, pero no tardaría en descubrirse la existencia de otras dos: la fuerte, responsable de la unión de protones y neutrones en el núcleo atómico, y la débil, causante de la radiactividad.

Pero, a finales de la década de 1920, la vida de Einstein se movía en más ámbitos que el puramente científico, y este tomo 17 es testigo de ello. Filosofía, religión, familia, y política son algunos de ellos. Prominente era también "la causa judía". Aunque perteneciera a esa colectividad, lo que acercó a Einstein a sus orígenes fue la persecución que sufrían los judíos, como él mismo manifestó posteriormente en una entrevista publicada en el Sunday Express el 24 de mayo de 1931: "Cuando vivía en Suiza no me daba cuenta de mi judaísmo. No había nada allí que suscitase en mí sentimientos judíos. Todo eso cambió cuando me trasladé a Berlín. Allí me di cuenta de las dificultades con que se enfrentaban muchos jóvenes judíos. Vi cómo, en entornos antisemitas, el estudio sistemático, y con él el camino a una existencia segura, se les hacía imposible".

De hecho, con su fama Einstein terminó convirtiéndose en una figura pública de la causa hebrea, hasta el punto de que en noviembre de 1952, tras la muerte de Weizmann, se le ofreció formalmente ser su sucesor en la presidencia de Israel, oferta que rechazó.

Entre los documentos reproducidos en esta nueva entrega de los escritos de Einstein aparece una carta que envió el 25 de noviembre de 1929 a Chaim Weizmann (el químico y líder sionista que fue pocos años después el primer presidente del Estado de Israel), cuyo contenido no ha perdido, desgraciadamente, actualidad: “Querido Mr. Weizmann, Le agradezco mucho su carta y puedo imaginar perfectamente que esté profundamente preocupado. Pero al mismo tiempo, debo decirle, francamente, que la actitud de nuestros líderes me incomoda. En una reciente declaración [el 17 de noviembre en Berlín] a nuestra agencia, [Selig] Brodetsky [matemático inglés, miembro del Consejo Sionista Mundial, presidente de la Junta de Diputados de Judíos británicos y segundo presidente de la Universidad Hebrea de Jerusalén] ha estado tratando de nuevo el problema árabe con la superficialidad que ha producido la actual situación. El problema económico y psicológico de la simbiosis judía-árabe ni siquiera se toca, y el conflicto se trata como un episodio. Esto es particularmente inapropiado, ya que los miembros más razonables de la audiencia estarían completamente convencidos de la falta de sinceridad de tal postura. […] Si no encontramos una forma de honesta cooperación y honesta relación con los árabes, no habremos aprendido nada en el camino de dos mil años de sufrimiento y mereceremos el destino que nos espera”.