Cine

"Las subvenciones ayudan a quien no lo merece"

Agustí Vila estrena "Un banco en el parque"

5 diciembre, 1999 01:00

No es Eric Rohmer ni Woody Allen pero ha conseguido, en su primer largometraje, organizar los espacios como el francés y construir los diálogos como el norteamericano. Agustí Vila rehúye conscientemente la llamada comedia madrileña en Un banco en el parque, trabajo que se estrena esta semana bajo la producción de Fernando Colomo y que cuenta con la colaboración de las actrices Ingrid Rubio y Rosana Pastor. Vila echa de menos mayor riesgo en el cine español, un sistema de subvenciones eficaz y una comunicación más estrecha entre los realizadores.

Apostar siempre a un número, esperar en el mismo lugar y fijar la imagen buscando el "momento oportuno" para que el caos de lo cotidiano se organice por sí mismo son algunas de las líneas argumentales por las que transcurre Un banco en el parque, primer largometraje del catalán Agustí Vila en el que investiga formalmente en torno a la construcción espacial de la narración, la posición de la cámara y sus consecuencias en diálogos y personajes.

Deudor del ritmo de Rohmer y de la ironía existencial de Woody Allen, Vila no oculta sus propios referentes en una entrega tan arriesgada como conscientemente elemental, fruto directo de una profunda reflexión "sobre la realidad que cada día adormece nuestros sueños". Cámara al hombro, el realizador hace un guiño a los directores de la modernidad con una apuesta por la objetividad cinematográfica y por la indagación con psicologías en permanente conflicto.

-He buscado diálogos con temas recurrentes pero dotados de un carácter abstracto que en ocasiones rozan el absurdo. En este sentido, evito los temas cultos que inundan la filmografía de Rohmer. Por eso, me daba terror la reacción del público. En ocasiones, buscar lo sencillo puede llevarte a realizar algo insustancial. A través de este trabajo de simplificación quiero dar la sensación de que los personajes guardan algo. Hasta las localizaciones son extremadamente simples: un banco que puede ser cualquier banco, una ciudad que puede ser cualquier ciudad, una calle que puede ser cualquier calle...

Los riesgos de Saura

La representación fílmica de Vila desemboca en los riesgos controlados de Carlos Saura, un admirado maestro del que surge buena parte de su inspiración. Del director aragonés ha tomado un "equilibrio" que culmina en puntuales planos de Kaurismäki, Jarmusch o el omnipresente Rohmer. Es tan evidente la influencia de éste último que en uno de los trepidantes diálogos de Un banco en el parque -que escenifica a través de planos secuencia vertiginosos- incluye un comentario sobre El rayo verde.

-Cuando estudié la película con Fernando Colomo quise distanciarme de la llamada ‘comedia madrileña’. Me dijo que hiciera algo parecido a lo que planteaba en el corto ábreme la puerta. Por eso, busqué en la ‘objetividad’ de Rohmer. No quería aburrirme ni dar a entender algo obvio. De ahí el haber propuesto unos personajes que aparentemente carecen de intención pero que trascienden una realidad que no les gusta. No saben contra qué luchan pero lo cierto es que pelean inteligentemente contra un entorno anodino y desideologizado. A pesar de todo, la referencia a Rohmer se ha vuelto en mi contra.

Juan, el personaje protagonista, espera sentado en un banco a que el caos se ordene arbitrariamente. Su contradicción se irá haciendo realidad a través de unos desencuentros que le empujarán a dedicar todo su tiempo libre a buscar, sin espíritu gregario, en una dirección propia con una voluntad inamovible y una disciplina casi cómica que convive con el detalle.

-Todo el mundo ve a los demás como un peligro. He querido que este personaje fuera de lo más vulgar, que estuviese desarmado: no muy inteligente, inmaduro, machista y con un propósito muy básico. Los diálogos que tiene en el parque o en el bar están llenos de equívocos y lugares comunes, apenas dos o tres temas que se repiten una y otra vez como la estructura misma de la historia. Para ello hemos ensayado muchísimo. No es fácil crear situaciones tan aparentemente cotidianas, tan "naturales" sin un esfuerzo notable de interpretación. Aún así he cometido errores de los que aprenderé para próximas películas.

Aunque sus referencias son sólidas, Vila no encuentra un movimiento claro en el que encuadrar sus inquietudes estéticas. Más bien se reconoce en los hallazgos propios, en los pequeños pasos que se dan en una carrera de fondo, planteada sin ambiciones y con muchas ganas de contar una verdad. Las corrientes estéticas que un día inundaron Europa pertenecen, para el director catalán, a la historia.

-Es el caso de Cataluña. Allí no hay cine. Los directores no nos reunimos, no hablamos. Apenas si nos conocemos. No puede, por tanto, salir un movimiento concreto, una actitud estética conjunta. Es lo que pasa en el resto de España. Te puede gustar un director y admirar su trabajo pero ahí se acaba todo. Siempre que ha surgido alguna corriente ha sido el resultado de alguna lucha, el producto de actitudes concretas. El caso más claro fue la relación entre la "nouvelle vague" y el Mayo del 68. En estos momentos ocurre lo mismo en Dinamarca en torno a la figura aglutinadora de Lars Von Trier.

Cine sin riesgo


-¿Por qué se ve, entonces, más cine español que nunca?
-Es cierto. Es una afirmación irrrebatible pero también es verdad que estamos haciendo un cine totalmente comercial, sin riesgo. Se ha conseguido que la gente vaya a ver un cine propio, que no tenga una actitud negativa y premeditada sobre lo que se hace dentro de nuestras fronteras. Lo que encuentro mal es que se trabaje sin riesgo, sin investigación y sin intentar al menos aportar algo nuevo. La mayoría de los directores actuales van a lo seguro.

-Su película es de bajo presupuesto. ¿Ve necesarias las subvenciones?
-El apoyo es fundamental. Lo que ocurre es que nos movemos dentro de un liberalismo salvaje que termina apoyando a quien no lo necesita. Las películas de bajo presupuesto se comercializan mejor. Debería crearse una comisión para impulsar este tipo de proyectos.

Agustí Vila espera con cierto nerviosismo el estreno de Un banco en el parque pero prepara un nuevo guión en el que volverá sobre personajes muy trabajados, cierta crítica y un drama individual de fondo. "Pero esto, de momento, no es más que un proyecto del que prefiero no hablar para madurarlo mejor".