Cine

Los Goya descubren la animación

Trece cortos compiten por la estatuilla en tres modalidades

23 enero, 2000 01:00

La cuenta atrás de los premios Goya ha comenzado. Falta menos de una semana para que el próximo 29 de enero la Academia otorgue los máximos galardones del cine español. En esta XIV convocatoria, que tendrá a Pedro Almodóvar, a José Luis Cuerda o a Benito Zambrano como máximas estrellas de la gala, los cortometrajes han cobrado mayor protagonismo. Los nominados son trece y, de éstos, cinco optan al premio al mejor corto de animación, un género en alza que este año ha merecido una sección independiente en esta nueva edición. Desde estas páginas se les desea lo mejor.

Este año la Academia ha superado todas las expectativas y ha nominado a trece cortometrajes de los cuales tres se llevarán a casa la codiciada estatuilla: cinco de ficción, tres documentales y cinco -y esto es lo más sorprendente (en el mejor sentido de la palabra) de la selección de este año- de animación. Y es que hacía ya dos años que no se premiaba a ningún director por su trabajo en un corto animado y, desde luego, nunca (desde que hace seis años se incluyese el género en el certamen) había habido cinco nominados. Todos los realizadores del género ven muy positivamente este hecho y lo relacionan con el incremento, en calidad y en cantidad, de la producción de estas películas animadas en nuestro país. "Las nuevas tecnologías y los avances informáticos ayudan a que los realizadores se incorporen con más frecuencia a este género", comenta Miguel Díez, director de Animal, una de las cinco películas nominadas. "Es un buen momento para el despegue de la animación -continua- si se recibe el apoyo de las instituciones y otros organismos. No nos damos cuenta, pero en España hay una industria muy potente aunque la mayoría de lo que se hace actualmente se exporta. Es un negocio muy rentable con posibilidades plásticas enormes y eso es lo que hay que demostrar". Y, sin duda, ganar este premio es una buena manera de hacerlo y a eso aspira Miguel Díez que presenta en esta edición de los premios Goya su primer trabajo profesional, un corto en blanco y negro con dibujos propios.

Los más animados

Junto con Animal compiten este año en el apartado de animación Los girasoles, de José y Manuel Lagares, Podría ser peor, de Damián Perea Lezcano, Smoke City, de Eduardo Marín y Mario Terraves y William Wilson, de Jorge Dayas.

Los hermanos Lagares son ya veteranos en esto de la animación. Los girasoles es su duodécimo trabajo en plastilina y su producción de cortometrajes asciende ya a la treintena. Además -la cosa va de récords- el corto les ha costado treinta millones de pesetas con lo que se convierte en uno de los más caros de la historia del corto en España. Para rodarlo se han necesitado más de quince maquetas distintas, una tonelada de plastilina y un año de duro trabajo por parte de un equipo liderado por los Lagares. "Y eso no es todo -comenta José Lagares- es la primera vez que dos figuras de plastilina bailan un swing en la pantalla. A nosotros siempre nos había gustado rodar dibujos animados y, como no éramos buenos dibujantes nos subimos al tren de la plastilina y hasta ahora". Las aspiraciones de estos dos hermanos van mucho más allá de la estatuilla, "estamos preparando el guión para rodar un largo en plastilina, una historia muy fantástica, de hadas y duendes". Y es que Steven Spielberg se prepara para realizar cuatro películas animadas y, aprovechando este tirón holliwoodiense, es posible que los productores españoles se animen, y nunca mejor dicho.

También en plastilina ha dirigido Damián Perea Lezcano Podría ser peor, su primer corto en 35 mm. que es también la primera película animada "made in Canarias". Son siete minutos y medio de cinta que han llevado un año de preparación, rodaje y postproducción. "La animación en plastilina es uno de los trabajos más duros que hay dentro de la animación", asegura Perea.

Basado en un relato homónimo de Edgar Alan Poe ha dirigido Jorge Dayas William Wilson, una historia que aborda el tema de los dobles en una serie de dibujos realizados por el propio director en su primera película profesional. "La verdad es que tenía esperanzas de que la Academia abriese una sección dedicada a la animación", dice Dayas.

Ciudad sin ley


El quinto nominado es Smoke City, un filme realizado por Eduardo Martín, Mario Tarradas y Víctor Fernández, tres directores atípicos que dedican a los rodajes el tiempo que roban a sus ratos libres, a sus vacaciones. "Es muy duro trabajar así -comenta Martín-. Hasta ahora habíamos hecho varios intentos de montar una película, pero hasta que nos dimos con la productora Milana Bonita no pudimos llevarlo a buen término". Los ocho minutos de Smoke City transcurren en una ciudad habitada por cigarrillos, pipas, mecheros, ceniceros, personajes inanimados que cobran vida en el ordenador de estos directores: "Se trata de animación por ordenador, como en Toy Story pero a otro nivel", comenta Martín.

Pero, a pesar de que los cortos animados han sido la sorpresa de esta XIV edición de los premios Goya, no están solos. Tres documentales (frente al único nominado y premiado el pasado año) y cinco películas de ficción completan la selección de cortos del 2000.

Entre los filmes de ficción destaca, por su éxito en otros festivales, el trabajo de Juana Macías, Siete cafés por semana (del que ya hemos hablado en estas páginas en anteriores ocasiones). Junto a éste, el trabajo de otra realizadora que no es nueva en esto de los Goya, Teresa Marcos que compite con Lencería de ocasión y que ya estuvo nominada en 1995 con su primer trabajo: Se paga al acto. Después de rodar, con 9 millones de pesetas, esta historia de situaciones equívocas y confusiones, sigue interesada por el género y asegura que "antes de meterme en un proyecto de mayor envergadura me gustaría rodar un tercer corto".

Premio a una historia sencilla

Uno de los más sorprendidos por la noticia de la nominación ha sido quizá Jaime Marqués, director de El paraíso perdido. "La sencillez de la historia, que cuenta con muy pocos elementos, se sale de lo habitual. No es el tipo de relato que se ve actualmente por los festivales de cortometrajes, muchas veces demasiado recargados y confusos". Marqués, que escribió el guión en una noche, ha logrado sacar adelante esta película después de ganar el premio al mejor guión en el Festival de Jóvenes Realizadores de Granada en 1998.

Back Room, de Guillem Morales (una producción de la Escuela de Cine y Audiovisuales de Cataluña, de la que el director ha sido alumno) y Obsesión, de Carlos Esteban, completan las nominaciones en el apartado más tradicional, el de los cortos de ficción.

Iñaki Elizalde, un director que ya el año pasado pasó por los Goya con una nominación a su trabajo Patesnak, cuento de Navidad (que, además, está entre los cortos que optan a las cinco nominaciones para los Oscar), vuelve este año pero lo hace en un género nuevo para él: el documental. Su trabajo, El olvido de la memoria, es "una reflexión sobre los más de 60 conflictos que hay en el mundo", según el realizador. Son 26 minutos que analizan el absurdo de la guerra a través de los testimonios de los niños víctimas de la guerra de Kosovo: los albaneses y los serbios. "íbamos a estar tres semanas en la frontera albanesa, pero, al final, se convirtieron en cinco. Ha habido muchos gastos. Hemos necesitado 15 millones de pesetas".

Testimonios de esperanza

También repite nominación Pilar García Elegido, única nominada y ganadora del pasado año en el género documental con Confluencias. Para esta edición, García Elegido presenta Positivo un documental sobre un seropositivo, un enfermo de sida que cuenta su lucha, sus experiencias y sus esperanzas ante una cámara que retrata en 30 minutos lo más duro y lo más esperanzador de esta enfermedad. "Se han necesitado meses de contactos anteriores al rodaje, quería conocer bien a este hombre, a Tomás, ya que para él iba a ser muy duro todo esto. Además, él tenía que sentirse bien ante la cámara", comenta la directora, que tiene ya dos proyectos para largos, uno documental y otro de ficción, "aunque sabemos que este cambio va a ser un proceso lento y, seguramente, difícil", dice.

Laila, el último trabajo como directora de Silvia Munt, es el tercer documental nominado. Una película que ya hemos visto también en diversos festivales nacionales.