Image: Por la ruta del gran Mamet

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Cine

Por la ruta del gran Mamet

El realizador estrena el viernes "State&Main"

21 marzo, 2001 01:00

David Mamet vuelve a las pantallas como realizador con State & Main, un ácido "repaso" al mundo del cine en el que el director y guionista norteamericano dispara su mejor artillería sarcástica tras dejar su impronta en el guión de Hannibal. Alec Baldwin, Charles Durning, Clark Cregg, Patti LuPone, William H. Macy y Philp Seymour encabezan un trabajo coral (la mayoría habituales en su nómina) que ha dado como resultado una comedia endiablada de alta tensión creativa.

Cualquier cosa que haga David Mamet hay que tratarla con la máxima consideración. El currículum de este genio de Chicago abrumaría al más exigente pero basta con ver su última entrega para quedar atrapado por su mundo de ironía, inteligencia y talento. State & Main posiblemente no será su mejor película ni su mejor guión pero constituye un alarde de la vitalidad y la frescura con la que trabaja desde que, en 1987, debutara como director con Casa de Juegos y continuara su exhibicionismo creativo con La trama (1988) o El caso Winslow (1999), por no apabullar con guiones como los de El cartero siempre llama dos veces (1981), Veredicto final o Los intocables de Eliot Ness.

Rodeado de su equipo habitual (con actores como Patti LuPone y Clark Gregg y productores como Sarah Green y Gemma Jackson) ha conseguido realizar una comedia coral en la que los frenéticos movimientos de cámara descubren cientos de diálogos trenzados (el título de la película hace referencia a la confluencia de dos calles...) que se superponen y que se complementan hasta construir una historia a veces desternillante y siempre desgarradoramente crítica. Cine dentro del cine, una vez más, en las manos de un Mamet en pleno éxtasis sarcástico que presenta a un equipo que llega a una tranquila ciudad de la "América profunda", llamada Waterford, para rodar un filme ambientado en el siglo XIX "sobre la pureza del ser humano".

Un ritmo endiablado

El director en la ficción, William H. Macy (otro clásico de Mamet), el guionista (el teatral Philip Seymour Hoffman) y el actor principal (un frívolo Alec Baldwin) sostienen los pilares de un trabajo de ritmo endiablado en el que se "dispara primero y se pregunta después", como reza una de las cientos de frases que circulan por almohadillas, camisetas, carteles, tazas, titulares de periódicos y soportes de lo más insospechado.

Waterford, como el Harper de Welles, respira la tranquilidad de una ciudad que no se ha movido en años. Dos viejos granjeros que aparecen siempre con la sentencia oportuna en una hamburguesería (rompiendo escenas) constatan que en siglos no se ha oído en el pueblo más que el bache de la calle Main. Sólo "los extraños incendios de 1960..." que se cargaron el molino-motiv alteraron en cierta ocasión el ritmo lento y sosegado de sus habitantes.

Un actor mujeriego con preferencias por las lolitas, un director y un productor capaces de pactar con el diablo para que la actriz estelar enseñe "las tetas más memorizadas del estado", un guionista que aspira a la incandescente pureza de la bohemia, una librera directora del grupo de teatro local (no podía faltar el homenaje a la otra gran faceta del gran Mamet), un político corrupto, un alcalde impresionable, un policía celoso y un gerente de hotel iconoclasta son algunos de los personajes que circulan por State & Main, el nuevo rizo de David Mamet tras el sensacional guión (junto a Steven Zaillian) de Hannibal.

Y como ninguna escena puede acabar sin que el director y guionista aplique su particular dosis de ironía, una de las más conseguidas viene de la mano del casto guionista Joe White en la que pide consejo a un médico tocado de pajarita: "Hijo, nunca te fíes de un hombre que lleva pajarita".