Image: Subiela: Ya no se hace cine de riesgo

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Cine

Subiela: "Ya no se hace cine de riesgo"

"EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN II"

4 abril, 2001 02:00

El cineasta Andrei Tarkovsky solía diferenciar entre dos tipos de directores: los que imitan el mundo y los que lo reinventan. A estos últimos los consideraba "los poetas del cine", en cuyo club se cuentan como miembros de honor maestros como Robert Bresson, Akira Kurosawa, Ingmar Bergman o Luis Buñuel. Ahora que la cámara sufre la extendida epidemia de realismo hiperbólico y los guionistas confunden con frecuencia la imaginación con la pirueta argumental, el club de "los poetas del cine" atraviesa por una época de promesas y desengaños. Sin embargo, cabe inscribir como una de sus últimas adquisiciones al dirctor Eliseo Subiela (Buenos Aires, 1944), que desde su debut en 1980 con La conquista del paraíso ha demostrado con siete largomatrajes su afiliación al peligroso, aunque necesario, sindicato lírico del cine.

La esperada secuela


El autor de Hombre mirando al sudeste termina estos días en Barcelona el rodaje de El lado oscuro del corazón II, secuela de uno de los filmes más exitosos de la reciente historia cinematográfica argentina. Basado en poemas de Benedetti, Girondo y Gelman, la primera parte, rodada hace diez años, fue concebida como una fábula poética sobre la vida y la muerte, y narraba la búsqueda existencial del poeta Oliverio por los submundos bonaerenses, un príncipe contemporáneo (Darío Grandinetti) que bajo la atenta mirada de La Muerte (Nacha Guevara), con quien establecía un juego de atracción y rechazo, buscaba por los submundos y rincones de la capital argentina a una mujer que supiera volar. "El éxito de la primera parte facilitaba este proyecto, pero sentí que tenía ganas de seguir con Oliverio. Es un personaje que tiene muchas cosas que me afectan directamente, como su concepto del sexo y las relaciones de pareja, y volver a él diez años despuésme motiva muchísimo".
-En la segunda parte, Oliverio continúa su búsqueda y viaja a Barcelona. ¿Por qué le ha hecho cruzar el charco hasta España?
-Para Oliverio, lo importante es buscar, no encontrar. Y resulta indiferente por dónde realice esa búsqueda. Viaja a España para encontrar a Ana, su viejo amor de la primera parte, que termina abandonando a Oliverio y marchándose a España. Pensé que la historia debía trasladarla a Barcelona porque me ofrecía muchas posibilidades. Una vez allí, Oliverio se encontrará con Alejandra, interpretada por Ariadna Gil, y se produce un cambio muy importante en su vida.
-¿Por qué pensó en Ariadna Gil para el nuevo amor de Oliverio?
-La conocía sólo por su trabajo, y siempre he admirado su forma de actuar, su mirada... es una actriz que encaja perfectamente con el personaje, que es una trapecista con un sentido muy puro de la poesía. Oliverio la conoce en el circo donde actúa, en Barcelona. Lo que no tenía previsto con Ariadna Gil es que además nos fuéramos a llevar tan bien. Llevamos unas semanas de rodaje y es casi como si nos conociéramos de siempre. Además, trabajando es como un violín.
-Aparte de Mario Benedetti, ¿de qué otros poetas ha rescatado versos para el guión?
-He incluído versos de José Hierro, Antonio Porchia, Patrica Díaz Bialet, Catulo Castillo, Antonio Machado, Vicente Huidobro, Federico García Lorca y, sobre todo, de Alejandra Pizarnik, una excelente escritora y poeta que se suicidó muy joven y que en el filme viene a ser el alter ego de la trapecista Alejandra.
-Si en la primera parte, La Muerte acompañaba a Oliverio, ahora también le acompaña un nuevo personaje: El Tiempo, ¿por qué?
-Bueno, simplemente se me ocurrió. Pensé que no sólo la muerte, sino el paso del tiempo, siempre tan veloz (por eso el personaje, que no tiene cabeza, siempre va en moto), es uno de las principales obstáculos que entorpece la búsqueda de Oliverio. Ahora está más envejecido y es más consciente de la presencia del tiempo en cada gesto de su vida. Me pareció un recurso muy cinematográfico. También añado otro personaje "metafórico", que es El Muerte, interpretado por Manuel Bandera, y que representa la muerte de Alejandra.

Del amor y la muerte
-De nuevo, será el amor la única salvación de los personajes.
-El amor y la muerte son siempre los protagonistas de mis películas. En todas repito el conocimiento hombre-mujer a través de dos orillas en presencia de la muerte.
-¿Cómo se está desarrollando el rodaje?
-Terminamos toda la parte de Argentina, que es la más breve, y en Barcelona ya nos quedan menos de dos semanas. Lo cierto es que todo se ha desarrollado sin demasiadas complicaciones. Estoy muy satisfecho.
-¿A qué cree que se debió el éxito de una película tan anti-comercial como la primera parte?
-Fundamentalmente al riesgo tomado. Ya no se hace cine de riesgo. Es muy misteriosa la relación que se establece entre el público y la película. Creo que en la gente hay una demanda de romanticismo y poesía que no coincide con las modas imperantes. A partir del estreno de El lado oscuro del corazón se vendieron muchos libros de Benedetti y Girondo, y pude demostrar que la poesía es popular. Creo que era una de las misiones culturales de la película y un encargo básico para esta segunda parte.