Image: Emilio Martín Lázaro

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Cine

Emilio Martín Lázaro

"El cine español ha sido muy frívolo con ETA

16 mayo, 2001 02:00

Emilio Martínez Lázaro estrena el viernes La voz de su amo, filme de serie negra con el que el autor de las exitosas comedias Amo tu cama rica y Los peores años de nuestra vida cambia de registro y se adscribe al género menos transitado por el cine español. Con el conflicto vasco como telón de fondo, el realizador sitúa una trama de violencia, traiciones, amor y sexo en el Bilbao de 1980, la época más sangrienta de la banda terrorista ETA. Protagonizada por Eduard Fernández y Silvia Abascal, el autor asegura que esta es su película "más satisfactoria".

Cuenta Emilio Martínez Lázaro que su pasión por el cine como espectador es lo que le ha llevado a realizar una película que se adscribe al cine negro, género que en España, por motivos de difícil esclarecimiento, no ha recibido la atención que merece. "Con La voz de su amo he vuelto un poco a mis orígenes -comenta el director madrileño-. Siento admiración y me he divertido mucho con el cine de serie negra, que es el que más me gusta de todos como espectador, así que antes de jubilarme tenía que hacer esta película". De este modo, el autor de Amo tu cama rica cambia de registro y cruza el abismo que separa -aunque a veces une- la comedia del drama. "Es cierto que mi cine ha evolucionado hacia la comedia, pero debo recordar que hace casi 25 años hice Las palabras de Max, un filme que era prácticamente Bergman", aclara el director. Aquella historia de soledades obtuvo el León de Oro en la Berlinale de 1978; pero seducido por la comedia (sostiene que Woody Allen es el número uno indiscutible desde hace veinte años) nunca más volvió a repetir la fórmula.

-Acostumbrado a la comedia, en la que ha tocado casi todas las variantes, ¿cómo ha sido la experiencia con otro género?
-Muy buena. Las dificultades de un director que se enfrenta a una película pueden ser simplemente técnicas o dificultades que surgen porque se pierde el control del filme, es decir, el director no sabe muy bien qué de lo que cree que está haciendo va a reflejarse luego en pantalla. Debo decir que esta sensación no la he sentido en ningún momento. He ido haciendo la película con mucha facilidad, sabiendo siempre lo que estaba manejando y cómo iba a quedar en pantalla. La vi terminada y pensé que era justo lo que me había imaginado cuando escribía el guión. Es una sensación que no había experimentado en películas anteriores con esta intensidad, así que comprenderá que esté muy satisfecho con el resultado.

-Por tanto, ¿este resultado ya quedaba claro en el guión?
-Ahí es donde está todo, claro. El género de cine negro, aunque hasta ahora no lo había practicado, lo tengo en la cabeza desde hace muchos años. Soy un auténtico devoto de los grandes clásicos de serie negra, desde El sueño eterno a LA Confidential, y tenía muy claro qué elementos manejar para conseguir los efectos necesarios. Aún así todavía estoy sorprendido, no pensé que pudiera lograr tanta exactitud entre el papel y la pantalla.

El telón de fondo

Lo que cuenta Martínez Lázaro en La voz de su amo es la historia de Charli (Eduard Fernández), un hombre taciturno que trabaja en Bilbao como guardaespaldas para el empresario portugués Oliveira (Joaquín de Almeida). Corre el año 1980, el período más sangriento de ETA en el País Vasco. Oliveira, amenazado por el grupo terrorista, confía en Charli para proteger a Marta (Silvia Abascal), su hija adolescente. Como exige el género, la violencia, el amor, la corrupción, el sexo y el dinero se entrecruzan en un siniestro relato sobre fidelidades y traiciones que Martínez Lázaro ha sabido conducir con sencillez narrativa y ritmo trepidante.

-¿Quiso incluir desde el principio el conflicto vasco como telón de fondo para la trama?
-Surgió cuando el argumento ya estaba muy avanzado. Tenía al guardaespaldas, al empresario y a la hija del empresario, pero me faltaba algo que le diera verosimilitud a la historia. Un amigo me comentó que la colocara en Galicia, en el ambiente de narcotraficantes, pero no me convenció. Cuando escribí el guión, ETA estaba en tregua, y pensé que el ambiente del País Vasco en 1980 era el más adecuado, porque fue terriblemente sangriento. Cuando coloqué la historia en ese ambiente, toda la trama se llenó de verosimilitud. Sustituí el gangsterismo de los años 20 de Estados Unidos (tan típico del cine negro) por lo más parecido a la mafia que tenemos en España, que es ETA. Como es algo tan real, actual e impresionante, todo funcionaba, y escribí el guión en apenas un mes.

-¿No se lo pensó dos veces?
-Por supuesto... hay muchos productores que rechazan automáticamente cualquier guión con referencias a ETA, pero esta película no se propone en ningún momento hablar del conflicto vasco a fondo. Además, es una postura por parte de la industria que me parece un poco ridícula. A ETA no creo que le moleste que salga retratada matando, porque esa es su profesión, infundir el terror. Si acaso lo que más le puede molestar es lo contrario, presentarles como un grupo muy pactista, que manejaba la vida de sus dirigentes. Este filme es puro cine negro para el que me he servido de un telón de fondo histórico que es ETA, simplemente.

Una postura moral

-¿Cree que el cine español ha tratado el tema de modo frívolo?
-En general así ha sido. Lo que yo nunca hubiera hecho con ETA es por ejemplo una película de aventuras, donde los protagonistas son terroristas y héroes al mismo tiempo. Esto es algo que se ha dado en el cine español, y efectivamente me parece muy frívolo.

-¿Cree, sin embargo, que la postura moral respecto a ETA de La voz de su amo queda clara?
-Desde la primera secuencia, en la que el niño asomado a la ventana se despide del padre, y el padre se mete en el coche y estalla. Me he preocupado por que fuera muy realista, de hecho, todos los atentados son reales, ocurrieron en abril de 1980, lo único que he hecho ha sido cambiar los nombres.

-No sólo el grupo terrorista, sino todos los actores implicados en la trama son juzgados moralmente.
-Así es. En realidad, el filme habla de la fidelidad y la traición. Charli es un personaje con una enorme falta de compromiso social. él piensa que el problema vasco no tiene nada que ver con él, que puede vivir sin que le afecte. Pero todo lo que ETA ha generado, es decir, la corrupción policíaca, la estafa empresarial, la violencia.... acaba por tocarle directamente. La opción válida no está mostrada en la película. No se salva ningún personaje, porque todos los actores implicados en el conflicto vasco no tienen salvación. La soledad en la que está metido el personaje es la máxima que puede sentir una persona, no se compromete con nada y pasa por la vida esperando que nada le salpique, que no pueda pringarse.

-Para obtener la atmósfera que buscaba, ha contado con el director de fotografía Javier Salmones, ¿cómo ha resultado el trabajo?
-Efectivamente, el trabajo de fotografía ha sido muy meticuloso. Y le estoy muy agradecido a Salmones por la labor realizada. Desde la primera vez que fui a localizar, traté de ponerlo todo muy fácil, porque luego no se pueden pedir milagros. Hay que ofrecer un escenario donde sea posible lo que se pide, sobre todo para una película de cine negro que exige una fotografía muy precisa, con sombras, contrastes, sobrexposición, juegos de luces... Hay que buscar cosas que de por sí sean iluminables. En los exteriores, el suelo siempre está mojado, está lloviendo o ha llovido hace poco, y los días son siempre nublados. Fue un esfuerzo muy grande, pero valió la pena. Esto al final deja en el espectador una sensación de la cual no es consciente, pero que resulta muy efectiva.

-¿Se puede decir que con este filme ha abandonado la comedia definitivamente?
-No quiero casarme con ningún género, pero debo confesar que mi próximo proyecto es una comedia musical. Se titulará El lado malo de la cama y el guión es de Antonio Serrano. Es todo un reto, aunque confío mucho en los actores, que cantan mejor que los de Todos dicen I love you, de Woody Allen.