Image: Los nietos del expresionismo

Image: Los nietos del expresionismo

Cine

Los nietos del expresionismo

El IV Festival de Cine Alemán descubre la nueva generación germana

5 junio, 2002 02:00

Mediometraje La enfermera nocturna, de Bernd Heiber

Los nueve largometrajes seleccionados para el IV Festival de Cine Alemán de Madrid, que tiene lugar en el Cine Palafox hasta el domingo, vienen a ajustar cuentas con la escasa distribución en España del nuevo cine germano. Una cinematografía con mucho que decir, deudora de grandes genios y formada por una generación de cineastas joven e inquieta.

Ya que las distribuidoras no parecen beber los vientos por el cine alemán -excepto lo que llega del alucinado Tom Tykwer y algún que otro título para cubrir la cuota-, quizá convencidas de que empezó a morir con la muerte del expresionismo y expiró al tiempo que R.W. Fassbinder, el cine Palafox de Madrid se encarga desde hace cuatro años de ponernos al día sobre la cinematografía germana post-muro, que sin lugar a dudas goza de una excelente salud, vigorosa, fresca, social, lírica, muy solvente y extremadamente heterogénea, en plena reconversión hacia nuevas formas pero sin descuidar el valioso legado que dejaron genios como Murnau, Lang, Von Stroheim o la mismísima Leni Riefenstahl.

Nuevas miradas
La selección de la cuarta edición del Festival de Cine Alemán, organizada puntualmente por la Export-Union, pone de manifiesto una vez más que la Alemania reunificada, motor de un nuevo mundo y símbolo del fin de las ideologías, también ha traído consigo nuevas miradas y nuevas ideas, no tan obsesionadas con los mecanismos de la política o las reconversiones sociales como podría pensarse. Cierto es que filmes recientes -que sí han llegado a nuestras salas, aunque con escaso eco- como Alaska.de, Como fuego y llama, Ingredientes para un sueño o Berlin is in Germany no escapan a esta etiqueta -necesaria para una generación de cineastas nacida entre finales de los sesenta y principios de los setenta-, si bien en la programación de este año no se ha colado ningún filme que trate, ni siquiera colateralmente, el síndrome post-muro.

Sí hay, sin embargo, un par de reconstrucciones históricas, observaciones del pasado con el nazismo como telón de fondo, como no podía ser menos en un cine que proviene del pueblo europeo con mayor conciencia de autoculpa. De manos de Hardy Martins (Tan lejos como los pies me lleven) y Carlo Rola (Saas. Maestros del robo), se presentan dos superproducciones con los sabores entremezclados de David Lean (Doctor Zhivago), Jean Renoir (La regla del juego) y Arthur Penn (Bonnie & Clyde). Casi nada.

El sida es contagioso, pero la alegría también, viene a decirnos la joven cineasta Almut Getto con su filme La vida sexual de los peces, título metafórico para sugerir el choque emocional de un adolescente portador del virus del sida que se enamora de una joven rebosante de optimismo. Un largometraje que no oculta el drama, pero que a través del retrato generacional busca componer un hermoso canto a la vida. Como a su manera también lo es Palermo susurra, del veterano cineasta Wolf Gaudlitz, el viaje al pasado con vena melancólica y algo de trama mafiosa de un poeta (magnífico Mimmo Cuticchio) que regresa a su ciudad natal al fallecer su padre.
El director de Cuba Libre, Christian Petzold, repite con la fórmula del thriller en el filme Control de identidadDeliciosa Martha, de Sandra Nettelbeck, y el taquillazo Das Sams, comedia familiar dirigida por el holandés Ben Verbong sobre un niño con nariz porcina que ha roto récords de taquilla en Alemania. Premiado con el European Film Award, el único documental del certamen, Black Box BRD, de Andres Veiel, reconstruye las vidas paralelas de un banquero y un terrorista en los convulsos años 70 y 80 de la vieja Alemania.

Estrellas del certamen
No faltarán la participación de las estrellas, este año atomizadas en el norteamericano Adrien Brody, que protagoniza la historia de amor Love the Hard Way, de Peter Sehr, luciendo una chaqueta reptiliana que parece robada a Nicolas Cage en Corazón Salvaje. Pero para estrellas en el firmamento, la que representa Fritz Lang, a quien está reservada la proyección más esperada del certamen. Si en ediciones anteriores fueron El Golem (1915) y Metrópolis (1927), proyectadas en copias restauradas y con música en directo, este año le toca a La mujer en la luna (1929), otro clásico silente del genio vienés. Además, el certamen tiene reservados tres mediometrajes eróticos -Memoria de elefante, La sala de espera y La enfermera nocturna-, género inusual, rebosante de lirismo, que servirá como perfecto colofón para una cita primaveral con el gran cine.