Image: La trastienda del guión

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Cine

La trastienda del guión

Vuelve Almodóvar con La mala educación

11 marzo, 2004 01:00

Javier Cámara (Paquito) y García Bernal (Zahara) en La mala educación

Dice Pedro Almodóvar que tenía que hacer esta película, que tenía que quitársela de la cabeza. "Había manoseado el guión durante diez años, y podía seguir así una década más". La génesis primitiva de La mala educación es un relato que escribió hace mas de veinte años con ánimo revanchista contra la educación salesiana titulado La visita (y que asegura que nunca dejará leer a nadie), en el que un travesti iba al colegio donde estudió para chantajear a los curas que le acosaron cuando era niño -precisamente del recuerdo de esta escena escribió las secuencias del guión que publicamos en estas páginas-. Durante el rodaje de La ley del deseo se acordó de La visita para rodar la escena en la que Carmen Maura entra en la iglesia de su colegio y se encuentra con un cura que la amó cuando ella era un niño. A partir de ahí, Almodóvar no pudo apartar la idea de su cabeza, que después de una década se ha materializado en La mala educación, probablemente su película más autobiográfica, que abrirá el Festival de Cannes el 12 de mayo.

El filme narra la historia de un triángulo de pasiones, venganzas y fatalidad formado por el padre Manolo y los alumnos Ignacio (más tarde el travesti Zahara) y Enrique Goded (más tarde director de cine) a lo largo de veinte años, pues los personajes vuelven a encontrarse dos veces más desde los años sesenta en el colegio de educación franquista: a finales de los setenta y en los años ochenta de la movida madrileña. Estos reencuentros marcarán sus vidas y la muerte de alguno de ellos.

El guión sigue por ello una estructura narrativa endiablada, que da pie a desdoblamientos de personalidades y falsos espejos, formando quizá el libreto más complejo que ha escrito el maestro de Calzada de Calatrava. "Por la cantidad de combinaciones -asegura el cineasta-, la trama de La mala educación sólo se termina de escribir cuando la película ya está rodada, montada y mezclada".

Jugando con la ficción
Y es que la historia de la película sigue la vía abierta por Hable con ella (que no en vano recibió el Oscar al Mejor Guión Original) en que Almodóvar, además de romper tabúes y ahondar en sus raíces biográficas e ibéricas, juega con el espectador y con la ficción, con la realidad dentro de la ficción que es el cine (de hecho hay una película dentro de la película). Como las muñecas rusas, unas historias se esconden dentro de otras para contar una sola, de manera que se da la circunstancia de que Gael García Bernal interpreta un personaje que en realidad son tres, o que el padre Manolo está encarnado por dos actores (Daniel Giménez-Cacho y Lluís Homar), el alumno Ignacio por tres (Gael García Bernal, Nacho Ruiz y Francisco Boira) y Enrique Goded por dos (Fele Martínez y Raúl García). Un ejemplo primoroso de esquizofrenia narrativa, donde, a pesar de la ausencia de "chicas Almodóvar", se agolpan todas las constantes y obsesiones del cine almodovariano. En palabras del autor de Todo sobre mi madre, se trata de "la historia de un triángulo triplicado". Tres personajes, tres escenarios temporales y tres dimensiones narrativas.

Todo ello presentado bajo el envoltorio del ‘film noir’. Serie negra atípica, personalísima, serie negra llena de colores (fotografiados por José Luis Alcaine), entretejida con el melodrama más arrebatador, con momentos de alta comedia (proporcionados por Javier Cámara), escenas propias del género de terror y también del musical. Como en las mejores películas del cine negro, La mala educación sigue a su manera los cánones del género. Empezando por la femme fatale, en este caso enfant terrible incorporado por el mexicano Gael García Bernal (que ha logrado desarrollar un acento castellano perfecto, además de transfigurar su físico y travestirse), y continuando con el negro destino de los personajes, el romanticismo desesperado, las mentiras y la fatalidad propia del género. No en vano, Almodóvar homenajea de forma explícita al ‘film noir’ por excelencia, Perdición (Billy Wilder), así como a otras joyas como La bestia humana (Jean Renoir) y Thérèse Raquin (Marcel Carné), y un guiño muy especial a la Sara Montiel de Esa mujer (Mario Camus).

Todo el cine, por tanto, dentro del cine almodovariano, porque, quizá por encima de todo, La mala educación es una declaración de amor al séptimo arte. No es gratuito, en este sentido, que el filme termine con la palabra "pasión" llenando la pantalla y saltando al patio de butacas, la misma pasión con la que Almodóvar ha dirigido películas desde que era un adolescente.