Image: Vidas rebeldes

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Cine

Vidas rebeldes

Marilyn Monroe en DVD

21 abril, 2005 02:00

Clark Gable y Marilyn Monroe en Vidas rebeldes

El Cultural entrega el jueves 28 de abril, por sólo 8,95 euros, el DVD Vidas rebeldes (1961), de John Huston. Con guión de Arthur Miller, es el broche de oro de Marilyn Monroe y de Clark Gable a sus carreras, un emocional drama sobre la muerte de los mitos del salvaje oeste que ocupa un lugar irremplazable entre los clásicos del cine norteamericano.

Vidas rebeldes es de esas películas de las que todo el mundo ha oído hablar pero muy pocos han visto. Que sea la última película de dos figuras esenciales como Marilyn Monroe y Clark Gable ya le da el suficiente caché como para correr a verla a la mínima oportunidad, pero lo que acontece en este filme -mejor referido por su título original The Misfits... los contrahechos, los desplazados, los inadaptados-, es algo totalmente milagroso, algo que está muy por encima del aspecto puramente histórico y hasta iconográfico del cine, y que entra de pleno derecho en las páginas más poéticas del séptimo arte. Todas las circunstancias, la mayoría trágicas y enfermizas, que rodearon la realización de este inolvidable drama, todo lo que está contenido en él respecto a lo que fue y significó Marilyn, y la suma de talentos que lo hicieron posible, convierten a The Misfits en una pieza insustituible de la cinematografía norteamericana, un clásico que el tiempo ha tratado cada día mejor porque cada día envejece menos, si es que no ha hecho más que rejuvenecer desde su estreno hace casi cuarenta y cinco años.

The Misfits puede interpretarse desde tantos puntos de vista, y todos ellos reveladores, que resulta vano cualquier intento por abarcar su grandiosidad con apenas el uso de las palabras y la memoria. Quizá lo más atractivo sería hablar de The Misfits como una radiografía de la personalidad marilyniana realizada desde la inteligencia y sensibilidad de su entonces marido, Arthur Miller, el mayor dramaturgo de su tiempo, en aquellos momentos sólo unido a su mujer por la necesidad de sacar la película adelante -al terminar el rodaje, Marilyn comunicó oficialmente el divorcio-; pero eso, aunque recurrente y cierto, sería también espantoso. Cómo soportar la crueldad que significó para Marilyn encarnar a una chica que ella no quería ser pero que era como la veía su marido, alguien que escribía verdades sobre ella en boca de sus criaturas -"Es desconcertante... a veces parece boba, una chiquilla... pero qué bien se mueve, ¿no?"-, al tiempo que le hace hablar con desarmante sabiduría -"Todos estamos muriendo, cada minuto... y no nos estamos enseñando a los otros lo que realmente sabemos"-, y penetra en su alma dejándola bailar sola en las sombras del jardín, como una silueta desdibujada, para terminar abrazada a un árbol.

Pero The Misfits es mucho más que un puente tendido directamente al corazón hambriento de Marilyn, es una ventana abierta a la destrucción de los mitos del salvaje oeste, a la lenta muerte del sueño americano; es la desesperada epifanía de un puzzle cuyas piezas no encajan entre sí, un desfile bajo la luz del desierto de almas solitarias que no pueden dejar atrás su soledad. Gay (Clark Gable, que toca la gloria con los dedos cada vez que ocupa la pantalla) sigue creyendo en el curso de la naturaleza, donde nada vive si algo no muere, y se aferra a esa certeza como si fuera un clavo ardiendo en un mundo que no se detiene para esperar a los que son incapaces de cambiar. Como los ‘mustangs’ que cazan para servir de pasto a los perros, todos estos personajes -Gay/Gable, Rosilyn/Monroe, Guido/Wallach, Perce/Clift, Isabelle/Ritter- son reliquias fuera de su tiempo o fantasmas condenados al olvido, un grupo de rebeldes sin causa que ve y siente las cosas de forma muy distinta al resto del mundo. Necesitan mantenerse juntos para sobrevivir.

Corazón negro
Acaso sin darse cuenta, John Huston rodó su propia parada de los monstruos, tan humana y cruel y escalofriante como la de Tod Browning. Quienes ponían cara a esos personajes apenas tenían que ser ellos mismos, también inadaptados en sus propias vidas. El volcánico ‘corazón negro’ que fue el director de La jungla de asfalto -donde comienza la historia de Marilyn- agarró un relato que podría haber terminado en un melodrama ‘country’ y lo convirtió en un aterrador tesoro emocional -"Leí el guión como un boxeador en guardia y, de repente, recibí un puñetazo en el estómago", recuerda. Para ayudar a los actores en su intensa caracterización, exigió rodar la película en orden cronológico, creó una atmósfera de conflictos y efervescencia emocional que trascendió del plató a la pantalla, estuvo a punto de echar por borda el dinero de la producción en el casino del hotel. The Misfits, acaso como Bob Dylan, Madame Bovary o la catedral de Burgos, es una parada obligatoria en la autopista de la vida, para que nunca tengamos que preguntar aquello que pregunta Marilyn despidiéndose para siempre de la pantalla: "¿Cómo encontrar el camino de regreso en la oscuridad?". Ella, que lo iluminaba todo.


La crítica dijo que...
-"Gable no ha hecho jamás nada mejor en la pantalla, y lo mismo puede decirse de la señorita Monroe" (‘New York Daily News’)

-"Por fin podemos alegrarnos, porque Vidas rebeldes es tan americana, que nadie salvo un americano podría haberla realizado" (‘New York Herald Tribune’)

-"Marilyn interpreta un papel en el que hay distintos fragmentos que evocan su propia vida" (‘Life’)