Image: Shane Carruth

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Cine

Shane Carruth

“Las matemáticas y el cine comparten muchas ecuaciones”

9 junio, 2005 02:00

Shane Carruth

El joven matemático Shane Carruth era un ingeniero de softwares, trabajador de jornada completa, hasta que se tomó una año sabático para escribir una película. Terminó el complejo guión de Primer y con la ayuda de amigos y 7.000 dólares de su bolsillo lo rodó en su domicilio y alrededores. Sundance le concedió el Gran Premio del Jurado y hoy, un día antes de llegar a salas españolas, es ya una película de culto de la ciencia-ficción.

-¿Qué tienen en común las matemáticas y el cine?
-Para mi forma de pensar, el cine y las matemáticas comparten muchas ecuaciones. Empecé a escribir relatos en la Universidad, y desde el principio vi que mi forma de plantear las historias era muy instintiva y visual. Cuando formulo la estructura arquitectónica de una historia, me enfrento en cierta manera a un problema de múltiples variables. Y siempre hay una solución, una incógnita que resolver. La sensación de resolver un problema matemático y de hacer encajar todas las piezas de una trama o de una escena responden a las mismas pautas.

-¿Qué cree que atrae al público de una historia tan complicada y llena de tecnicismos?
-No lo sé. Mientras yo escribía el guión encontré muchas cosas que me gustaron, que tenían el potencial para una buena historia. Supongo que el espectador que ha disfrutado con la película ha encontrado esos mismos elementos. El público agradece que le traten como a un ser inteligente, que le permitan sacar sus propias conclusiones de lo que está viendo sin darle todo masticado. En Primer se exige un esfuerzo intelectual para resolver todo el entramado, y creo que el público disfruta con ese juego.

-La película trata más de opciones morales que de ciencia. ¿Cuál ha sido su punto de partida?
-Antes de que introdujera elementos científicos o incluso de ciencia-ficción, de lo que a mí realmente me interesaba hablar era de la confianza. Partí de la base de que iba a contar el desarrollo de una fuerte amistad, cómo en el momento en el que surge algo nuevo, que introduce un compenente de competitividad entre ellos, esa amistad se pone en peligro. La ecuación cambia por completo y la amistad pasa a ser otra cosa. Es muy difícil, casi imposible, alcanzar una confianza ciega con las personas, incluso con tus padres. En la historia que planteo, dos científicos inventan una máquina de la que desconocen sus verdaderos poderes y mantienen el secreto frente a los demás socios para sacar provecho de sus propios intereses. Es un punto de partida muy adecuado para hablar de lo que me interesaba.

-¿Siente algún tipo de fascinación por los viajes en el tiempo?
-En realidad está en la película porque satisfacía las necesidades que buscaba. Que una persona pueda encontrarse a sí misma en el pasado de otro, es algo que a mí me resulta más doloroso que cualquier daño físico. Obtener la capacidad de cambiar el presente avanzando en el tiempo es una posibilidad que te determina a afrontar grandes responsabilidades, a enfrentarte a paradojas muy complejas. En realidad, es el viejo tema del hombre contra sí mismo y contra los demás. Contra el destino.

-¿Qué cineastas le interesan especialmente?
-Mi favorito es Stanley Kubrick. Siento auténtica veneración por sus películas. A partir de él, hay muchos... Me encanta Paul Thomas Anderson, sobre todo Punch Drunk Love, una película maravillosa... Las películas de Night Shyamalan también me interesan mucho. La lista es tan larga...

-¿Cuál será su próximo paso?
-He declinado varias ofertas de Hollywood que simplemente no me han llamado la atención. De momento prefiero contar mis propias historias. Ahora estoy escribiendo una película sobre el origen de la radiología y la religión, que sólo estará interpretada por niños.