Image: Descubiertos por Cannes

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Cine

Descubiertos por Cannes

La española Celia Galán, entre los jóvenes talentos apadrinados por el festival

21 julio, 2005 02:00

Imagen del proyecto de largometraje de Celia Galán

El cine español tiene al menos algo que agradecer al Festival de Cannes, pues ha descubierto y apadrinado a la joven cortometrajista española Celia Galán. Podrá convertir en realidad su largometraje Rosita Guzmán está viva gracias al programa de Residencia y el Atelier de Cannes, una creativa convivencia en París con otros directores jóvenes que le ha permitido escribir, desarrollar y promover su película. Ella nos lo cuenta.

El cine español del presente puede no estar nunca entre las preferencias del Festival de Cannes, que año a año le niega presencia en su programación visible, pero si observamos la trayectoría de la joven directora Celia Galán Julve (Barcelona, 1977), bien podemos pronosticar un futuro mejor para nuestro cine en el festival más importante del mundo. De hecho, el certamen galo se ha convertido en el padrino y mentor de una promesa española que parece haber pasado desapercibida para nosotros -instituciones, productoras y prensa españolas-, pero no para ellos. "A veces pienso que la industria cinematográfica de este país es demasiado endogámica y le cuesta apostar por gente nueva", asegura la joven directora.

Lo cierto es que no le faltan credenciales. Su segundo corto Rosita Guzmán está viva, que filmó como proyecto de graduación del Royal Art College de Londres, viajó por más de cincuenta festivales internacionales en 2003. La eficacia del trabajo, una especie de falso documental de ecos ‘tarantinianos’ rodado con técnicas de animación, que en apenas seis minutos creaba la base de una leyenda fronteriza, la de la prófuga Rosita Guzmán, sorprendió por su energía y originalidad al jurado de la sección "Cinefondation" de Cannes, que decidió otorgarle un premio. "A raíz de esto, el director de la Cinefondation Georges Goldenstern me envió una carta informándome del programa de Residencia de Cannes... al que envié un tratamiento de 58 páginas de proyecto de largometraje", explica Galán Julve, quien antes había dirigido el corto Fused (2001). El atractivo concepto de la Residencia, donde tendría la oportunidad de convertir la idea apenas esbozada en su corto en un largometraje, le sedujo inmediatamente: "Cuatro meses en París compartiendo piso con cinco directores más, cada uno escribiendo su largometraje...". Ya antes había vivido una experiencia similar en Berlín, beneficiándose durante seis meses del programa Artist in Residence in Berlin, del que sacó en claro un tercer cortometraje, One Minute Past Midnight, estrenado en el Festival de Edimburgo.

Convivencia artística
Pero la residencia en París de octubre de 2004 a febrero de 2005, con otros cinco jóvenes cineastas procedentes de distintas partes del mundo, le permitió algo más: dar los primeros y esenciales pasos para desarrollar su cortometraje animado Rosita Guzmán está viva y convertirlo en un largometraje con actores de carne y hueso. "La película explica la leyenda de Rosita Guzmán alias La Mocha, una mujer que escapó del Penal de Lecumberri en 1962 y desapareció en el desierto mexicano sin dejar rastro -explica-. Lo que quiero es crear varias teorías sobre quién fue realmente Rosita Guzmán, dónde está y, más importante, cómo afectó a la vida de los que se cruzaron con ella". Aunque cuatro meses quizá no sean suficientes para escribir una película, su estancia en París sí le permitió establecer las bases y desarrollar una primera versión del guión, que actualmente está apuntalando.

Cuenta Galán que los beneficios del programa de residencia auspiciado por el Festival de Cannes incluyeron alojamiento en el centro de París en convivencia con otros cinco creadores, con una mensualidad de 750 euros, acceso gratis a cinematecas de la ciudad, lecciones de francés, intercambio de experiencias con profesionales de la industria y la posibilidad de entrar en contacto con posibles coproductores del proyecto. "La Residencia me ha hecho cobrar consciencia de que vale la pena lo que estoy haciendo -afirma la directora-. Que el Festival de Cannes te respalde, te lleve a París y te acoja, para alguien que está empezando en el mundo del cine significa mucho, te da ánimos para seguir adelante en algo tan abstracto y complicado como es escribir una película". Salvando los privilegios que otorga el programa, lo que más valora de la expriencia es que para ella "ha significado sobre todo compartir mi vida, mis problemas y preocupaciones artísticas con otros directores jóvenes, casi todos preparando también su primera película".

Entre ellos, el dublinés Brendan Grant, autor de cinco cortometrajes, para quien el programa le ofreció "la mejor oportunidad para escapar de distracciones y entregarse por completo a la escritura" de su película; o el peruano Josué Méndez, director de Días de Santiago, quien a través del programa ha conseguido despertar el interés de una empresa francesa para entrar a coproducir su próximo trabajo. "En mi caso personal -sostiene- creo que lo más significativo fue la oportunidad de poder dedicarme a escribir tranquilo durante cuatro meses y medio, sin ningún tipo de preocupación económica, algo muy difícil de conseguir en Perú, pues uno siempre tiene que estar trabajando en varias otras cosas para poder vivir".

Los elegidos
Compartir experiencias no sólo con cineastas en formación, sino con experimentados profesionales, también forma parte de las facilidades que el Programa de Residencia de Cannes pone a disposición de sus "elegidos". "Las personas que más me marcaron dentro de los profesionales que pudimos conocer fueron los directores Laurent Cantet y Emmanuel Finkiel", recuerda Méndez. Por su parte, la española Celia Galán explica no sin ciertas reservas que "al estar avalados por Cannes, todos los profesionales nos miran de otra manera, como si lo que tuviéramos que decir fuera más importante que lo de cualquier otro que también esté empezando". Algo que ha podido comprobar en la pasada edición del Festival, donde viajó para "vender" el que será su primer largometraje. Y es que en el mismo marco de apoyo a los jóvenes talentos, Cannes integra cada año la iniciativa L’Atelier du Festival, un programa dedicado en exclusiva a que los proyectos dejen de ser una quimera y se conviertan en realidad. Para ello, durante los diez días que dura el festival, un total de 18 directores de diversos países tienen la oportunidad de presentar sus proyectos a profesionales de la industria con el fin de que entren en producción. El proyecto de Celia Galán, que necesita un presupuesto estimado de 1.500.000 euros y que pretende rodar en México el próximo año, también fue escogido por Cannes para entrar en su programa de ventas. Celia Galán hace balance de su peregrinaje por los mercados del festival: "Hemos tenido la oportunidad de hacer buenos contactos para el futuro. El hecho de haber pasado por la Residencia de París y el Atelier du Festival me da la seguridad de que este largo se va a rodar, algo que nunca hubiera creído". Una esperanza que ya está en camino de materializarse. De hecho, la semana pasada firmó con el productor francés Bertrand Faivre, de la productora Le Petit Bureau.

En las reflexiones que integran las intenciones de su película se lee: "La gente necesita creer en algo, tener una dirección en la vida, ser parte de algo. Esta necesidad es tan importante que no importa si ese algo es real o imaginado, bueno o malo, mientras siempre tengamos una razón para levantarnos cada mañana". Acaso sin pretenderlo, Celia Galán ha dado con una definición muy precisa de lo que significa hacer cine en este mundo.