Image: La hora de los noveles

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Cine

La hora de los noveles

53 Festival de San Sebastián

15 septiembre, 2005 02:00

Manuel Martín Cuenca, Gabriel Velázquez, Chema de la Peña y Alberto Rodríguez

La última película de Montxo Armendáriz, Obaba, inaugura el 15 de septiembre la 53 edición del Festival de San Sebastián. Una edición que ha abierto este año sus puertas de par en par al cine español (con cuatro películas a competición) y que las ha cerrado al cine norteamericano, que estará presente fuera de concurso y en las secciones retrospectivas, dedicadas a los norteamericanos Robert Wise y Abel Ferrara. El Cultural ha reunido a los cuatro directores de la cantera española que compiten con sus enérgicas y arriesgadas películas: 7 vírgenes (Alberto Rodríguez), Malas temporadas (Manuel Martín Cuenca) y Sud Express (Chema de la Peña y Gabriel Velázquez). Además, el veterano Armendáriz explica en estas páginas las claves de su adaptación del libro de relatos de Bernardo Atxaga, con la que compite por la Concha de Oro, mientras que Carlos F. Heredero analiza la programación íntegra, con la estimulante presencia de cineastas como Gilliam, Winterbottom o Zhang Yang.

Son cuatro para tres películas: Alberto Rodríguez (7 vírgenes), Manuel Martín Cuenca (Malas temporadas), Chema de la Peña y Gabriel Velázquez (Sud Express). Españoles y noveles (todos presentan su segunda o tercera película), compiten con los grandes de San Sebastián. Reunidos por El Cultural, mantienen un extenso diálogo que arranca con su modo de afrontar el festival y el juicio de la crítica.

Chema de la Peña (CP): Da un poco de vértigo. Lo piensas fríamente y es excitante estar ahí con directores tan importantes. Yo he tomado la decisión de disfrutarlo porque es algo que ocurre una vez en la vida...
Alberto Rodríguez (AR): Yo lo afronto con ilusión y con nerviosismo, pero con la intención de guardar el programa para que lo vean mis futuros nietos (risas).
Manuel Martín Cuenca (MMC): Estar ahí en la misma liga que Gilliam o Winterbottom ya es un premio en sí mismo. Pero también es la primera vez que se va a ver la película y eso acojona un poco, porque no sabes cómo se va a recibir. Pero sea como sea, creo que a todos nos favorece estar ahí.
Gabriel Velázquez (GV): En el caso concreto de nuestra película, Sud Express, es fundamental el lanzamiento que te hace un festival como el de San Sebastián. Es una película tan especial que depende totalmente del apoyo que reciba de los críticos.
CP: Es cierto. Si no hubiéramos entrado en Donosti, hubiéramos buscado otro festival para estrenarla, porque la salida de la película va por ese camino.
MMC: Evidentemente hay películas cuya trayectoria depende completamente de la crítica, o al menos del rumor que se crea en torno a ella, esa especie de boca a boca que no sabes de dónde viene que ya juzga la película para sus espectadores potenciales, ya se establece una opinión sobre ella. Evidentemente, a películas como Torrente no le importa la opinión de la crítica, pero a las nuestras creo que sí, sobre todo en un mercado tan limitado como es el del cine español.
CP: El margen de efecto de la crítica es reducido, es gente muy cinéfila generalmente, pero creo que el tipo de cine de los que estamos aquí en esta mesa, es un cine no tanto de público sino más intelectual, más de autor, que hay que defenderlo por otros caminos, como son los festivales.
AR: Dependiendo de cómo la película sea recibida en el festival, si se lleva algún premio o no, si a la crítica le gusta o la machaca, dependiendo de todo eso, la estrenaremos con más o menos copias luego en salas, y tendrá más o menos publicidad, así que la presencia en el festival, como decís, es fundamental para su recorrido en las salas.
MMC: Yo tengo la experiencia de La flaqueza del bolchevique, una película pequeña que presentamos en la sección Zabaltegi, y literalmente esa película hubiera estado completamente muerta si la crítica hubiera sido negativa. Sólo su buen recibimiento por parte de los críticos que se acordaron de ir a verla, a pesar de que no competía, permitió que tuviera un público. Así que los festivales tienen ese poder, para bien o para mal...

Coinciden las tres películas en liza en que exploran todas ellas aspectos de la realidad más inmediata, sea la delincuencia juvenil en Sevilla (7 vírgenes), el tránsito humano de París a Lisboa (Sud Express) o las segundas oportunidades en un Madrid intercultural (Malas temporadas). No necesitan inventar otros mundos que los que ven y viven para construir ficciones. Las barreras entre el documento y la ficción se diluyen.

AR: Aunque 7 vírgenes sea una película pegada a la realidad, también puede ser una vía de escape para el espectador, no tienen por qué ser películas en las que los marcianos invadan la tierra. Creo que en definitiva suponen ponerse en la piel de otra gente y transportarte a otra realidad que no es la tuya. Hay una tendencia a ver el cine social, realista, o como sea la etiqueta que pongan, como algo aburrido, pero puede ser más divertido que cualquier producción americana. Yo no creo que haya hecho una película social, en todo caso es hiperrealista, pero no tengo ningún mensaje que dar ni ninguna respuesta a lo que cuento....
MMC: A mí me ocurre lo mismo. Yo tampoco he hecho una película social ni lo he intentado. Por supuesto, hay una moral, una ética que tratas de defender, haciendo una película más de escapismo o más personal. Al final la única referencia que tienes con lo que haces es la gente que te rodea y tú mismo. Confías en que lo que a ti te gusta sea también el gusto de un amplio público... pero claro, lo de la audiencia es algo tan engañoso... ¡qué sabemos nosotros lo que quieren ver! Cuesta tanto hacer una película, que lo único que merece la pena es hacer lo que te gusta. Ser honesto.
AR: En todo caso, aunque quisiéramos, nosotros, el cine español, sólo podemos acceder un tipo de producción determinado. A mí me ha salido una película muy vitalista, en la que desde un principio he querido hablar de la libertad.
GV: Creo que el concepto que tengas de la película ya trae consigo la técnica... cada película tiene su lenguaje y su mundo...
CP: ...claro, y muchas veces hasta que no estás en rodaje no ves el impulso que tiene la película. Por eso siempre hay que estar en contacto con tus vísceras cuando ruedas.
MMC: En general, lo que creo es que el cine más interesante que se está haciendo en el mundo, viene del documental. Películas como Capturing the Friedmans o La pesadilla de Darwin me parecen las películas más interesantes que he visto en los dos últimos años. Evidentemente, la repetición de esquemas, las certezas de guión, se están agotando, y el cine que creo más interesante está bebiendo de la dimensión del documental, que rompe esas fronteras. Como yo vengo del documental, creo que de alguna manera me influye.
AR: Es cierto que el documental está cambiando ciertos códigos, pero no sé si tanto narrativos como formales. Creo que la verdadera implicación del documental en la ficción es todavía una cuestión de formas, de estética, como ocurre por ejemplo en Traffic.
CP: Como espectador, tengo la sensación de que películas como En construcción o In This World sí que rompen la barrera, que se mueven en ambos terrenos. El trasfondo sabes que es un guión escrito, pero el resultado es muy interesante, y creo que Sud Express también está en esa línea desde su planteamiento, que era puramente documental.
MMC: Por disentir con Alberto, no creo que sólo se trate de una influencia del lado estético del documental, la cámara en mano y todo eso, sino del punto de vista casi moral que tiene a veces el documental, de explorar la realidad autoexigiéndose profundidad, y eso sí trato de integrarlo en la ficción. Se trata de ir más allá, de no creerte de entrada el estereotipo y por lo menos ponerlo en cuestión. La gente tendrá que decirlo, pero creo que de algún modo estará reflejado en Malas temporadas. Hay un momento en que ya no puedes opinar sobre lo que has hecho.
CP: Eso me parece lo peor, pierdes la objetividad total. Recuerdo que el montaje de Sud Express fue muy complicado porque teníamos más de 50 horas, son seis historias que se van combinando, y las opciones de montaje eran infinitas... Llegó un momento en que de tantos cambios hubiera pagado por borrar de mi cerebro todo lo que tiene que ver con la película y verla de una forma virgen... pero es un peaje que hay que pagar en esta profesión.
MMC: Sí, por eso es muy interesante enfrentarte a un festival, a las reacciones que despierta, a las distintas opiniones, y a ver si lo que tú querías al principio es lo que has transmitido.

A raíz de declaraciones recientes, como la del director del festival de Venecia Marco Möller, quien no seleccionó cine español para la sección oficial porque las cuarenta películas que vio le parecieron "muy malas", surge la inevitable respuesta de los aludidos, aunque sea de forma indirecta.

MMC: Esos comentarios mezquinos sólo pueden salir de gente que quiere hacer daño al cine español. Nuestro cine arriesga, tiene de todo, desde Santiago Segura a Marc Recha, es un cine que tiene buenas y malas rachas, como el vino, como el cine francés o el italiano... Hacemos lo que podemos y lo que sabemos.
AR: Desde el punto de vista industrial puede ser un fracaso, pero también lo es del cine mundial. El porcentaje de las películas americanas que funcionan en taquilla también es muy bajo. Desde el punto de vista cultural, creo que es esencial que se haga cine en España, porque si no dentro de doscientos años no tendrán ni idea de cómo éramos.
CP: El espectador puede pensar que es libre cuando va a ver una película, pero eso no es así. No vivimos en un mercado de libre competencia. El mercado de distribución está dominado por los cuatro grandes que hacen y deshacen a su antojo, exigiendo las mejores fechas y los tiempos de duración de sus películas en pantalla.
GV: A mí me gustaría decir que este año el festival ha arriesgado seleccionando cuatro películas a competición, la cifra más alta de participación española en su historia. Supongo que una decisión como esa tiene que ver con el nivel actual del cine español.
MMC: Para mí el papel más heroico en esta industria pertenece a los productores. No a todos, claro, pero es muy difícil levantar una película, y hay algunos que realmente respetan el cine y se dejan la camisa para que sus proyectos salgan adelante. Eso es admirable.
AR: Es que algunos deben pensar que los que nos dedicamos al cine vivimos como millonarios. Yo llevo la misma vida que cuando era estudiante, con el mismo dinero, así que ya os podréis imaginar. La verdad es que no sé por qué hago películas, pero ojalá todos los rodajes que tenga sean tan divertidos como el de 7 vírgenes.
CP: Yo hago películas porque es mi forma de expresarme, mi lado creativo se ha desarrollado por el cine, simplemente, y es algo que necesito hacer porque me apasiona.
GV: Mi motivación es que vas a dejar algo para la posteridad, aunque sea en las filmotecas y demás, y es un poco dejar tu poso en la historia del mundo. Dejas como legado algo de tu vida, y eso es muy interesante.
MMC: En mi caso, hago cine porque me gusta, es tan sencillo como eso. Es lo que me siento capaz de hacer y me dejan hacerlo. Tengo mucho respeto y mucho amor por el cine, y por eso intento ser lo más honesto posible con lo que hago y con el público. Más allá del mensaje, lo importante es hacer en la medida de lo posible las películas que crees que se deben hacer.