Cine

Isabel Coixet

“Como cineasta, me considero una absoluta privilegiada”

20 octubre, 2005 02:00

Isabel Coixet

Al frente de un reparto internacional que incluye a Sarah Polley, Tim Robbins y Julie Christie, la directora Isabel Coixet estrena el 21 de octubre su quinto largometraje, La vida secreta de las palabras. A partir de una historia de intimidades y silencios entre dos desconocidos, se adentra en la amnesia histórica de un mundo que olvida con facilidad los dramas recientes.

Adicta a los limbos geográficos, Isabel Coixet se ha ido esta vez a una plataforma petrolífera a rodar. "No es un lugar humano, no acaba de ser una isla... -explica la directora-. Me fascinó la presencia que ejerce el mar, la fotogenia del lugar, con tantos hierros y metales, y empecé a escribir sobre un grupo de personas conviviendo en aquel lugar". Todo se concretó en la relación en alta mar entre un hombre que se ha quedado ciego temporalmente (Tim Robbins) y una mujer silenciosa, sorda y solitaria tratando de olvidar su pasado (Sarah Polley); en una historia de intimidades y enigmas titulada La vida secreta de las palabras, en la mejor película de Isabel Coixet.

Personajes con garra
-Yo escribo películas de tal forma que lo importante para mí son siempre los personajes. Me interesa que vayan adquiriendo vida propia en la pantalla. Creo que esta historia llega al corazón porque está llena de personajes con garra, de esos por los que nos preocupamos, queremos saber qué les pasa, queremos conocerles... eso es lo difícil.

-¿De dónde surgió un personaje tan complejo como Hanna?
-En realidad Hanna no fue el desencadenante de la película. Fue adquiriendo peso a medida que escribía la película. Estuve dos meses en Sarajevo rodando un documental y allí escuché dramas que me dejaron noqueada. Creo que ahí está la semilla del personaje, en cómo alguien puede callar su historia para protegerse del mundo, y en cómo el mundo puedo olvidar con tanta facilidad los dramas que ha vivido.

-Hanna es un personaje que puede despertar antipatía en el espectador. ¿No temía que se perdiera interés frente al misterio que esconde durante tanto tiempo?
-Lo que me propuse es que el espectador entrara en la intimidad de los personajes. Nunca había estado tan cerca de ellos, y eso es algo que puedes hacer cuando tienes a personajes interesantes y a grandes actores. La ventaja de contar con una actriz como Sarah Polley de protagonista es que da igual que su personaje pueda caer antipático durante cierto tiempo, porque es una actriz que llena todo de una terrible humanidad, y eso creo que despierta un interés automático.

-En la película, accedemos a un drama histórico a través de una historia de amor. Lo íntimo y lo épico están conectados... ¿buscó explícitamente esta relación?
-Creo que las pequeñas cosas de la vida, los detalles, son los que revelan las cuestiones más importantes. Es como si los pequeños actos se repitieran a gran escala para formar un mapa del mundo. Estoy obsesionada con este tema, como John Berger, a quien homenajeo explícitamente en la película. Tiene que ver con la intención de sacralizar lo cotidiano. Es una idea que está presente en mi cine y en esta película de forma muy especial.

-Es su película más consciente de la función histórica y social que puede ejercer el cine...
-Seguramente, pero tampoco es algo sobre lo que me detenga a reflexionar. Mi conocimiento sobre la Historia o la política es limitado, yo siento que mi misión como cineasta es contar historias, nada más, pero no me siento a escribir con la idea de cambiar el curso de la Historia, o de despertar a la gente de su limbo. Esa no es mi misión. Lo que me fascina es que me cuenten algo que me lleve muy lejos de mí, y que luego esa historia vuelva a mí de otra forma, que vuelva para enriquecerme en algún sentido.

-¿Qué se siente al tener la oportunidad de dirigir a una actriz tan legendaria como Julie Christie?
-Es sin duda una de las mujeres más impresionantes que he conocido en mi vida, aparte de una actriz excepcional. El personaje al que da vida es real, una persona que existe al frente de una ONG, pero ella no quiso conocer a esta persona, prefirió recrearla a partir del guión, de mis indicaciones y de su experiencia. Fue impresionante comprobar cómo su interpretación de Inge Genefke era tan parecida con la auténtica Inge Genefke.

Plena libertad
-Ha vuelto a rodar en inglés, con estrellas internacionales, con total libertad y el apoyo de Pedro Almodóvar... ¿qué más se puede pedir?
-Todos los cineastas son en general muy quejicas, siempre tienen algo de qué quejarse, pero yo, la verdad, me considero una absoluta privilegiada. Ruedo las historias que quiero, con la libertad que necesito, los actores que me interesan... no puedo quejarme de nada, la verdad. Eso, a mi modo de ver, es lo que te da auténtica independencia.