Cine

De la muerte y el amor

Vuelve el Burton más genuino con La novia cadáver

27 octubre, 2005 02:00

Fotograma de La novia cadáver

Bajo los mismos criterios artísticos de la magnífica Pesadilla antes de Navidad, vuelve a las pantallas el mejor Tim Burton con La novia cadáver. Una forma fantástica de celebrar el Día Mundial de la Animación.

Creo que Tim Burton ya tenía ganas de hacer algo realmente personal. Algo de verdad "burtoniano". Por eso, mientras rodaba su regular versión de Charlie y la fábrica de chocolate, y tras los poco excitantes éxitos de Big Fish y El planeta de los simios, se dedicó a construir una nueva fantasía animada, en la línea de su gloriosa producción Pesadilla antes de Navidad, en la que poner su genuino sentido del humor, su visión feérica de lo macabro y su romanticismo gótico, pasado por el filtro de la cultura pop americana. Y el resultado no decepciona a quienes estimamos la originalidad, algo extraviada ya, del viejo Tim Burton.

La novia cadáver está codirigida por Mike Johnson, un genio de la animación, que se dio a conocer con su corto (bastante burtoniano) The Devil Went Down to Georgia, un delicioso y virtuoso solo de stop-motion que conquistó varios festivales a lo largo del mundo. Johnson y Burton se han entendido, como viejos colaboradores que son y fanáticos de Harryhausen, Pal y la animación de muñecos checa y europea en general, mucho mejor de lo que este último se entendiera con Selick, y La novia cadáver, con menos despliegue de medios, funciona sin problema alguno, desplegando ante el espectador entregado un mundo de fantasía y humor macabro, teñido de ternura y romance, que tiene ecos, como siempre en la mejor obra de Burton, de Edward Gorey, Lewis Carroll, Charles Addams, el Dr. Seuss y otros genios de la fantasía infantil para adultos.

Para no correr riesgos, Burton se ha rodeado de su personal habitual y favorito: las voces y el acting de Johnny Depp, Elena Bonham Carter y Christopher Lee, entre otras estrellas, la música y canciones del inevitable Danny Elfman (algo menos inspirado que en Pesadilla, todo hay que decirlo), las guionistas Pamela Pettler y Caroline Thompson, etc. Así, no había riesgo de que el "mondo Burton" se perdiera de vista, como le ha ocurrido a veces al director en sus últimas producciones.

Poeta del bizarre
La historia de esta Novia cadáver procede, al parecer, de un viejo cuento ruso, pero sus ecos pueden encontrarse también en numerosas obras del Romanticismo fantástico, como La muerta enamorada de Gautier, No despertéis a los muertos de Tieck e incluso variantes en las que la "novia cadáver" es sustituida por una estatua no menos fría, como en La Venus de Ille de Maupassant... Sin embargo, la gracia y originalidad de Burton es que en su visión propia de un poeta del bizarre y la Serie B, el mundo de los muertos es la antítesis festiva, colorista, vital y divertida del mundo de los vivos, gris, tristón e hipócritamente victoriano. Para Burton, los esqueletos brillan con alegres colores, están llenos de vida y tienen siempre frases ingeniosas en sus labios, perdón, en sus mandíbulas descarnadas. Es un mundo carrolliano, con algo de fiesta del día de los muertos latina y calaveritas mejicanas a lo Guadalupe Posada, y algo del viejo New Orleans del Vudú y el jazz antes del diluvio. Por el contrario, el mundo "real" es una fría y pálida versión del universo victoriano de Dickens, habitada por familias hipócritas de nuevos ricos y viejos aristócratas decadentes e igualmente hipócritas, que provee a la historia con dos personajes fundamentales y netamente góticos: el sacerdote puritano, al que pone voz Christopher Lee, ejemplo de hipocresía y formalismo religioso, y el villano de la función, el asesino de esposas Barkis Bittern (Richard E. Grant), claramente inspirado en los malvados de las novelas de Wilkie-Collins. Así, como ocurriera en Pesadilla, queda claramente delineada la simpatía y preferencia de Burton por el mundo de los raros, los freaks, los diferentes (en este caso, de hecho, los muertos), frente al de la norma y la normalidad.

La novia cadáver, al carecer de las presiones y pretensiones de los tres últimos films de Burton, puede darse el lujo de presentar la estética y la ética de su autor con descaro y sin coartadas. Al fin y al cabo, tiene también el aura de ternura y romanticismo que le caracteriza, que sirve de contrapeso a su humor negro y su simpatía por el diablo. Quizá el único defecto que puede encontrársele es que al ser tan completa y absolutamente Burton, carece del efecto sorpresa que provocaba su anterior Pesadilla. Su visión, antaño novedosa, es demasiado fiel a sí misma, y cuando se traiciona, empeora. Por injusto que parezca, La novia cadáver resulta tan satisfactoria... que decepciona un poco. Pero al fin y al cabo, preferimos a este Tim Burton que a ese otro que Hollywood intenta, y a veces consigue, sumergir en su universo gris e hipócrita.