Clint Eastwood en Bronco Billy

El Cultural entrega el jueves 26 de enero, por sólo 7,50 euros, el DVD Bronco Billy (1980), otro golpe de Clint Eastwood al sueño americano.

Al otro lado del río, una carpa gigante, y más allá, la ciudad, con sus humos y oscuridades. El primer plano, como las mejores fotografías, esconde una historia, la historia de Bronco Billy, dueño y estrella y alma del circo ambulante del Viejo Oeste, el último de su estirpe. En el circo de Bronco Billy, que abandonó voluntariamente la ciudad hace mucho tiempo para vivir la vida elegida (a pesar de las estrecheces económicas), el indio más orgulloso es mordido por una serpiente y el ‘cowboy’ más temerario lanza cuchillos, con los ojos vendados, a una mujer sujeta a una rueda giratoria. Todo es riesgo y espectáculo, el asombro de los niños y el divertimento itinerante del medio oeste.

Cabe preguntarse qué intención ocultaba Clint Eastwood con esta película, que quizá aliñó con más dosis de frivolidad (el marido rechazado parece sacado de otra película) de la que necesitaba el relato, sustancialmente amargo en su subtexto. Bronco Billy es su homenaje en clave de comedia a las leyendas forjadas por los pioneros de América, y a través de ellas a los artistas que ponen su amor al arte (y a la vida vivida intensamente) por encima de sus necesidades. Pero también es una reflexión algo reaccionaria aunque distendida sobre el final de las grandes epopeyas (el frustrado asalto al tren es, en este sentido, lo mejor del filme) en una tierra entregada a un futuro sin cabida para los sueños obsoletos. Extraño y no del todo convincente, en todo caso, es este largometraje de Eastwood (arrastrando un personaje femenino tan irritante y soso como la actriz que lo interpreta), que sin embargo adquiere gran interés visto desde su trinchera de outsider, desde su fe en el idealismo para sobrevivir al falso sueño americano.


Curiosidades
-Clint Eastwood siempre incluye este filme en la lista de sus películas preferidas.
-Eastwood no produjo esta película desde Malpaso para no tener que repartir beneficios con su esposa, de quien se estaba divorciando.