Encontrarle un sentido a la vida no es tarea fácil. Menos aún cuando has dedicado toda tu vida a trabajar de funcionario sin hacer prácticamente nada y tu médico te diagnostica un cáncer terminal. ¿Qué haces entonces? El jefe de la Sección del Ciudadano del Ayuntamiento de Tokio, Kanji Watanabe, se encuentra en esa situación, abatido y deprimido, consciente de que el tiempo se le acaba mucho antes de lo que había imaginado, y que nada dejará en este mundo tras su desaparición. En su decisión por hallar algo que le mantenga aferrado a la vida, y sobre todo una razón que dé sentido a su paso por la tierra, pasará una tarde de juerga con un novelista borracho, experimentará el fulgor de la vida a través de los ojos de una joven amiga, y, tomándose en serio un trabajo al que nunca prestó la atención debida, se dedicará en cuerpo y alma a la construcción de un parque. Contada en flashback desde su funeral, la historia de Watanabe inspira a aquellos que la recuerdan, familiares y amigos, diversos sentimientos enfrentados. Sentimientos que van del desprecio a la admiración, por gentes que ven la vida de Watanabe con la lente de quien aún no ha pasado examen a sus propia existencia.

Rodada en Tokio durante los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, Kurosawa mostró a través de Watanabe el alma abatida de sus compatriotas, ofreciendo en todo caso un camino hacia la esperanza y la regeneración moral, que pasaba por la ética del trabajo. Aunque adoptando algunas soluciones propias del neorrealismo italiano, con la intención de ofrecer una cara documental al relato, prima en Vivir el estilo lento y pausado de Kurosawa (que ya había conquistado Cannes con Rashomon y había dirigido Los siete samuráis y El idiota), explorando el estado anímico, la languidez, tensión y búsqueda espiritual de un hombre enfrentado a la muerte, pero también el de una sociedad que se enfrenta a su propio cáncer estomacal.

Extras: En la línea de Filmax... Inexistentes.

Escena clave: "Si de dicen que puedes comer de todo, es que te queda menos de un año de vida", le dice un paciente al señor Watanabe en la consulta del médico. Acto seguido, el doctor le apremia a comer de todo.