Cine

Manuel Huerga

“Me considero un artesano del cine”

11 mayo, 2006 02:00

Manuel Huerga

Presente en la prestigiosa sección "Un certain regard", el director Manuel Huerga, diez años después de Antártida, presentará su último largometraje, Salvador. Inspirada en la vida y muerte del anarquista Salvador Puig Antich, cuya ejecución a garrote vil en 1974 fue la última practicada por el régimen franquista, el filme está protagonizado por Daniel Bröhl. Su director, que tenía dieciocho años entonces, explica su interpretación de este capítulo histórico y las claves de su película.

"Esta es una película de productor", asegura Manuel Huerga sobre su tercer largometraje, Salvador, que participará en la seccion ‘Un certain regard’ del festival. "Es un proyecto muy personal del productor Jaume Roares. él tenía ganas de hacer una película sobre Salvador Puig Antich desde hace tiempo, y cuando cinco años atrás apareció un libro de José Escribano contando con todo tipo de dertalles sus últimos años de vida y su participación en el MIL, se presentó la oportunidad perfecta".

-Para usted, entonces, ha sido una película de encargo...
-Sí. Yo me considero un artesano en el cine, alguien que se toma este trabajo como un oficio, algo que me parece muy noble e interesante. Casi todo lo que he hecho ha sido por encargo. También lo fue mi anterior película, Antártida. Después de diez años sin dirigir, además, tenía muchas ganas de volver a realizar una película.

-¿Y cuál fue su reacción ante la propuesta?
-él me dijo que era la película de su vida, su gran sueño, y a mí se me pusieron los pelos de punta ante la oferta, porque la vida del anarquista Salvador Puig Antich me parece un gran tema cinematográfico. Sobre todo si eres de Barcelona. La historia de su ejecución a garrote vil la conocen todos los barceloneses y la recuerdan con mala conciencia, porque en aquel momento no se hizo lo suficiente para salvarle. En esos tiempos hubo indultos y quizá pudo haberse conseguido con más presión. Pero aquí nadie movió ficha.

El chivo expiatorio
-¿Cuál es su interpretación de aquel capítulo histórico?
-Creo que el asesinato de Carrero Blanco convirtió a Salvador en un chivo expiatorio. Los anarquistas no eran bien considerados por el régimen franquista, así que tenían a la víctima perfecta en la cárcel. Es una historia terrible. Yo tenía dieciocho años cuando ocurrió, y recuerdo perfectamente cómo se vivió aquel drama en ese momento. Me hizo entender en qué consistía.

-¿Dónde encuentra su vigencia?
-La vigencia de Puig Antich es eterna, porque mientras haya una sola voz que luche por un mundo mejor, será vigente. Todos nos podemos preguntar si sus métodos eran adecuados o no, pero en un momento tan desesperado encontraron la expropiación como su forma de hacer la lucha. Mostramos a Puig Antich como un joven normal y corriente, alguien con mucha lucidez que se reveló contra el estado de las cosas, pero no le mostramos como un héroe o un mártir... porque no lo fue.

-¿Es Salvador un thriller político, un drama carcelario...?
-He querido emplear un lenguaje moderno, tanto en la forma de narrar como en el empaque visual de la película. Sólo puedo decir que, estéticamente, no es un cine anticuado. Por otro lado, he intentado que la película no tenga una excesiva carga política. Para mí, lo que puede hacerla más universal es la historia de un chaval que es condenado a muerte por tener unas ideas muy claras. Está contada con austeridad, que es su mejor baza, sin recrearme en la morbosidad o el drama. Al mismo tiempo, es una palanca para activar conciencias. Aquellos tiempos eran durísimos y los de ahora no son mucho mejores. Se siguen cometiendo atrocidades en todas partes.

Rigor histórico
-¿Se ha preocupado especialmente por el rigor histórico?
-El guionista empezó trabajando a partir del libro de Escribano, que es muy riguroso, y a partir de ahí se fue haciendo más cinematográfico. Al fin y al cabo, es una ficción, pero todo lo que se narra es auténtico.

-¿Por qué el alemán Daniel Bröhl para encarnar a Puig Antich?
-Porque es un buen actor que está viviendo un momento dulce, porque su parecido con Salvador Puig es razonable, porque su madre es catalana y el idioma no era una dificultad para él... Pero la película es muy coral, y estoy contento también con el resto de actores, con Mercedes Sampietro, Leonardo Sbaraglia, Tristán Ulloa, Leonor Watling, Ingrid Rubio, Celso Bugallo...

-¿Qué se siente al presentar su película en el Festival de Cannes?
-Yo no tengo ninguna expectativa creada, ya sólo el hecho de estar ahí es un enorme premio, un gran escaparate. Además, el presidente del jurado es Monte Hellman, cuyo cine, sobre todo Two-Lane Blacktop, admiro profundamente.

-El cine español no es que sea el predilecto de Cannes...
-Sí, no le tienen en gran estima. Quizá es que a su juicio no es suficientemente arriesgado. En todo caso, mi película no es muy innovadora, está hecha para que la vea mucha gente, lo que pasa es que creo que ha salido muy emotiva.


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