Cine

San Sebastián descubre el otro cine español

Reunimos a los tres directores españoles que compiten por la Concha

21 septiembre, 2006 02:00

De izqda. a dcha.: Javier Rebollo, Víctor García León, y Antonio Chavarrías

Nuevos aires en la 54 edición del Festival de San Sebastián. Como podrá comprobarse desde el 21 de septiembre y hasta el próximo día 30, el certamen parece decidido a abandonar el cine espectáculo en favor de propuestas plurales y arriesgadas. Esto es lo que revela al menos sobre el papel la Sección Oficial, que examina el crítico Carlos F. Heredero en estas páginas, pero sobre todo las tres películas españolas convocadas a competir por la Concha de Oro. El Cultural reunió a sus responsables -Javier Rebollo (Lo que sé de Lola), Victor García León (Vete de mí) y Antonio Chavarrías (Las vidas de Celia)- para que mantuvieran una charla en torno a sus películas y el nuevo cine que se aproxima.

Lo de "otro cine español" no es terminología hecha. Al finalizar la proyección de Lo que sé de Lola, y vistas ya las tres películas españolas seleccionadas este año para competir en el 54 Festival de San Sebastián, la primera sensacion es definitiva: algo está cambiando. Propuestas sinceras y radicales, rostros conocidos en manos de cineastas que no dirigen bajo los efectos de la taquilla. Este es otro cine español. Y si la cita cinematográfica más importante de nuestro país puede verlo, también el público, en teoría, terminará por hacerlo. Eso es lo que esperan, al menos, los responsables de Vete de mí (Víctor García León), Las vidas de Celia (Antonio Chavarrías) y Lo que sé de Lola (Javier Rebollo). Reunidos por El Cultural al fin del pase para la prensa de la película de Rebollo, charlan sobre estas y otras cuestiones en el primer piso de los Cines Verdi de Madrid.

-De un tiempo a esta parte parece que corre aire nuevo por el comité de selección del festival-, dispara Rebollo a sus colegas.
-Sí, como si tuviera un sentimiento ‘indie’, de outsider... creo que es un cambio para bien-, apuntala García León.
-Sería bueno que San Sebastián encontrara su sitio, porque es importantísimo para un festival con tanta competencia-, concluye el más veterano, Chavarrías, que ya participó en el certamen, si bien como productor, hace unos años presentando Aro Tolbukhin. En la mente del asesino, de Agustí Villaronga.

Pero vayamos por partes. ¿Quiénes son estos directores? ¿De dónde proceden? ¿Con qué nos sorprenderán?

Para cualquiera familiarizado con el mundo del cortometraje, Javier Rebollo (Madrid, 1969) es una referencia esencial. No hay que confundirle, aunque comparta nombre, con el director de Marujas asesinas y Locos por el sexo. Entre 1997 y 2002 dirigió cinco cortos, todos protagonizados por Lola Dueñas. Tras recibir dos nominaciones a los Goya y un centenar de premios, el Festival de Brest (Francia) le dedicó una retrospectiva con el título Javier Rebollo, un auteur. Algo insólito en un cortometrajista. Con su primer largo, Lo que sé de Lola, extraordinaria y profunda reflexión sobre la mirada y el cine, parece culminar el recorrido de su personaje Dolores / Lola Dueñas, a quien ha seguido, en el cine y en la vida, durante diez años. El jurado no podrá permanecer imperturbable ante esta película. Y él parece saberlo:
-Aunque sentimentalmente yo hubiera estado muy feliz en Gijón o Cannes, creo que lo mejor que le podía pasar a mi película es ir a San Sebastián. Me maravilla que un festival-estrella, un festival-mercado como éste haya escogido películas en principio tan poco confortables como las nuestras. Ahora los medios estarán obligados a hablar de ellas, y eso es lo único que necesitan.
-Además, los festivales tampoco van estrictamente de ganar o perder. Las películas viven del clima que se genere allí. Si la película gusta, sale relanzada -aclara García León

Su historia es bien otra. Hijo del director José Luis García Sánchez, Víctor García León (Madrid, 1976) debutó en el largo hace cinco años con Más pena que Gloria, brillante crónica agridulce de los estupores y temblores de la adolescencia. Pasó por las taquillas tal y como reza el título, pero eso no le ha impedido sacar adelante su siguiente proyecto. De nuevo contando con el co-guionista Jonás Trueba, ha dirigido ahora Vete de mí, una insólita crónica de las relaciones paterno-filiales (el padre es Juan Diego, en un papel memorable, el hijo Juan Diego Botto) que logra hacer caminar a sus personajes entre el patetismo y la ternura.

Rebollo pronto se revela el más locuaz de todos. Tan soberbio como lúcido en sus reflexiones, demuestra tener las ideas muy claras respecto a lo que espera del cine y lo que él puede ofrecer al cine: "La película debe hacerse digna del festival. Muchas veces una película es seleccionada pero acaba siendo una apuesta equivocada. Que se lo digan a Gerardo Herrero... hay muchas películas que van a competición y luego se arrepienten porque salen muy mal paradas por la crítica".
-Creo que cualquier festival con una resonancia importante es peligroso. Pero Venecia es mucho menos peligroso que San Sebastián, al menos en España, porque su repercusión es mucho menor para nosotros-, arguye el autor de Las vidas de Celia.

Aunque director de siete películas (La sombra del jardín, Volverás), el currículum de Antonio Chavarrías (Hospitalet de Llobregat, 1956) está más relacionado con la producción. Desde su compañía Oberón Cinematográfica ha financiado a directores como Marc Recha, Agustí Villaronga o Sigfrid Monleón, ejemplares de una estirpe de francotiradores que no se plegan a las modas y costumbres de la industria. Como tampoco lo hace su sexto largometraje como director, Las vidas de Celia, un policíaco fuera de norma que narra con tensión y emoción la fragmentada pesquisa en la trastienda oscura y deshonrosa de las apariencias.

-(Rebollo) Yo me reconozco más en las películas de los otros que en las mías. Aunque uno es director todo el rato, no sólo cuando rueda, me veo más como espectador que como director de cine, y estar ahora de repente en esta carrera estúpida que son siempre los concursos, al lado de directores como Kore-Eda, con Im Sang-Soo, con Honigmann, me parece algo maravilloso. Sólo espero que no nos demos un batacazo.
-(García León) Creo que los grandes batacazos se los pegan las películas muy esperadas. Pero ninguna de las nuestras son grandes producciones, son películas hechas con humildad, con ingenio, con todo el cariño del mundo...
-(Rebollo) Las tres son películas baratas. Yo creo que es más difícil para Altriste recuperar el dinero invertido que para nosotros. Juegan otra liga.
-(Chavarrías) Estoy de acuerdo contigo. Por eso en mi papel de productor siempre digo que lo importante es redimensionar la película y estar a la altura de las expectativas que te puedes crear a nivel financiero.

La taquilla es sólo una batalla
"¿Cuánto os ha costado vuestra película? ¿Con cuántas copias salís?", pregunta a sus compañeros el autor de Lo que sé de Lola, quien en adelante llevará en todo momento la iniciativa de la conversación. "La mía 225 millones de pesetas [1.350.000 euros], 60 copias", contesta García León. "Dos millones de euros, 70 copias", añade Chavarrías. "La mía 2,750 millones. Y salgo con doce copias porque me he negado a doblarla [el film se ha rodado en francés]. Quedaría totalmente desnaturalizada".
-(García León) Sólo en términos mercantilistas, estar presente en San Sebastián ya le da un vuelco a las película. La va a ver mucha más gente...
-(Rebollo) Creo que determinada crítica y productores están equivocados. La taquilla sólo es una batalla, pero no es la guerra. Hay una mitad de cine español que no debe pensar sólo en la taquilla. Creo que nuestras películas entran en ese ámbito. La otra guerra se libra en los festivales, en el extranjero...
-(García León) En la memoria que dejan. Se vende mucho mejor el DVD de las películas que han gustado, independientemente de su taquilla.
-(Chavarrías) Y que influyen en el cine. A mí me maravillan que películas que han influido en muchas generaciones, igual fueron un fracaso de público y de crítica y ahora las ponen por las nubes. Una revista muy campanuda de cine le pone ahora el máximo de estrellas a Gertrude, pero fue una película que la crítica masacró en su momento.
-(Rebollo) ¿Qué película de Orson Welles tuvo buena crítica cuando se estrenó? Ninguna.
-(Chavarráis) Esto nos da la pista sobre lo relativo que es el éxito y el fracaso. ¿Se puede considerar fracaso una película de Welles o de Dreyer? Si es fracaso eso, me abono al fracaso.
-(García León) En gran parte es lo que tú decides tener. La gente que tiene éxito en la vida es la que un día se levantó con enorme optimismo y decidió que eran triunfadores.
-(Chavarrías) Yo tengo una teoría, que si la crítica es buena no incide demasiado en que la gente vaya al cine, pero si es mala te puede hacer mucho daño. Esa es la sensación que yo tengo.
-(García León) Hay un estudio sobre ello que dice que una opinión mala se contrarresta con cuatro buenas. Es duro.
-(Rebollo) A mí me gusta el oficio de crítico de cine. Creo que es un oficio complicado, poco higiénico, pero bello, lo que pasa es que es muy difícil escribir de cine, muy difícil.
-(Chavarráis) Desde luego escritores que hablen de la película en serio, como es la crítica literaria, hay pocos. No se reflexiona mucho sobre cine.
-(Rebollo) Creo que nuestras tres películas, al ser hechas con poco dinero y mucha humildad, el crítico, le guste más o menos, la mira ya de otra manera, porque al menos no hemos ido por el camino de todo el mundo.
¿Y qué caminos son esos?, conviene preguntar.
-(García León) Yo escribí el guión con Jonás Trueba. Estábamos contratados para hacer una comedia, pero leyeron la versión del guión y nos echaron. Creo que hicieron bien. Lo leyeron, no era una comedia y nos despidieron con todo el sentido. Y luego se lo intentamos vender a un productor diciendo que era un melodrama y nos pasó lo mismo. Nos dijo que como melodrama no tenía ninguna fuerza, que nadie moría... y es verdad. Nos ha costado mucho conseguir financiación porque es una película muy difícil de leer, tiene un tono muy particular...
-(Rebollo) Es que a ti se te nota que te gusta mucho Truffaut. Yo he leído tu guión y tu película habla de cosas tristes pero a la vez alegres. Es un tono muy difícil. Hay gente que pasa de la comedia al drama y lo hace muy bien, pero conseguir una cosa que sea triste y alegre a la vez es muy complicado, y es algo que ya conseguiste en tu primera película....
-(García León) Hombre, yo estoy más contento con esta...
Antonio Chavarrías toma la palabra: "Yo quería hacer una película sobre la cotidianidad y lo que esconde, de lo que nunca se hacen películas aunque hay grandes historias detrás. Se ha hecho toda en condiciones muy naturales, intenté transformar al mínimo las cosas y aprovechar los escenarios naturales. Tiene un guión muy construido, que no es lineal, pero dentro de la tiranía de la historia, se intentó ir incorporando cosas que ofrecía la realidad, como una localización que imprime otro carácter a los personajes"
-(Rebollo) La génesis creativa de mi film está en la fascinación por una actriz, que es Lola Dueñas. Para mí es como un folletín , pero debe ser una película complicada, porque no fue fácil encontrar productores sensibles a ella. Encontré financiación primero en Francia y luego aquí, y los dos países van al 50%, lo que no es muy común. A nivel creativo lo más interesante es la puesta en escena. Es una película muy divertida para un director. Excepto una panorámica y el último plano, todo son planos fijos.
-(León) Eso te obliga a que pase algo en el plano...
-(Rebollo) Yo es que no sé mover la cámara.
-(Chavarrías) Me fascinan las películas hechas con planos fijos, porque hay que coreografiar todo muy bien para que tenga vida. De hecho, mi película es todo lo contrario. La cámara se mueve todo el rato. Doy completa libertad al actor, es el operador el que debe buscarlo. Pero estas películas en las que hay un cuadro y dentro de él ocurre toda la acción...
-(Rebollo) Bueno, a veces sólo filmo el tiempo pasando, lo que crea una tensión. La película trata sobre la ansiedad de ver a alguien. Es un tipo que durante muchos años sigue a una mujer sin que ella lo sepa. Se erige en su sombra, su ángel de la guarda, entonces la cámara lo que intenta es respetar ese punto de vista. La ansiedad de León por ver a Dolores pero no poder estar cerca para delatarse es la de la cámara. La cámara está siempre en plano general, y ella está desenfocada o detrás de algo. La forma deviene en sentido. Yo creo que eso funciona, porque estás deseando ver a ese personaje. Es una película de director de cine, no de guión.

Todo en función de la historia
Se oye en ese instante una singular carcajada proveniente del hall del cine. "Lola Dueñas -musita Rebollo-. Que no me vea, que no me vea". Se agacha escondiéndose tras el sofá. Aguza el oído intentando descifrar algo en el eco lejano de la voz de Dueñas. Tras unos segundos, desiste. "Bueno, sigamos... es que quería oír lo que decía. Es la primera vez que ve la película".
-(León) En definitiva, no hay opciones mejores que otras. Nosotros no movimos casi la cámara pero rodamos desde lejos, con "teles". Lo importante es buscar las herramientas que mejor van a la historia y con las que más cómodo te sientas.
-(Rebollo) Tienes razón. Todo depende de la historia que estés haciendo. Creo que los malos directores son los que hacen todas las películas igual. Como ocurre todavía en el cine español, que se rueda mucho con plantillas.
--(Chavarrías) Es cierto. Lo que yo veo es demasiada uniformidad en el cine español. Me gustaría que hubiera mayor riqueza de discursos, de lenguajes, de propuestas, pero no creo que esté tan mal como a veces se quiere presentar. Cada año encuentro varias películas interesantes. Lo bueno este año de San Sebastián es que han seleccionado dos películas de gente con una trayectoria corta, que estáis ahora dando los primeros pasos en la profesión, y por todo lo que sé muy merecidamente.
-(García León) Sí, es la primera vez en mucho tiempo que dos películas españolas a Sección Oficial también optan al Premio de Jóvenes Realizadores. Así que Javier y yo vamos con dos barajas.
Siguiendo el discurso de Chavarrías, es momento de valorar el estado de la cuestión de nuestro cine. Desde la posición de los convocados, sorprende comprobar cómo sus opiniones, sean moderadas o drásticas, rebosan optimismo.
"Todo depende de con quién se compare el cine español", comienza García León su análisis. "Si lo hacemos con Francia, salimos perdiendo, porque tiene más industria, más creadores, más riesgo... Pero si nos comparamos con Alemania, el cine español está muy sano. Al año hay cinco o seis trabajos muy interesantes, y dos o tres que sorprenden. Pero claro, siempre dicen que estamos en crisis, que el cine español está muy mal. Hablando como un espectador, yo no soy pesimista".
"El cine español ha muerto", irrumpe Rebollo. "Por lo menos tal y como lo entendíamos. Creo que este año va a ser uno de los mejores del cine español. Las películas que estoy viendo, Aquaviva, La casa de mi abuela, La leyenda del tiempo... son películas fantásticas. Pero lo que hay que hacer es normalizar este tipo de cine. Durante mucho tiempo, el siglo XIX, la literatura, ha estado en el cine español, pero eso se acabó. Incluso el cómic ha muerto (y no nombro directores). Se han abierto las puertas a otro tipo de cineastas, a otras formas de enfrentarse dramática y tecnológicamente al cine. Es labor de los críticos, los distribuidores y los exhibidores normalizar esta situación. Y San Sebastián es el primer paso".

Sin duda, algo está cambiando.

54 Festival de Cine de San Sebastián

Los tres directores españoles que compiten por la Concha

Vientos de renovación

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