Cine

Los asesinos de la luna de miel

16 noviembre, 2006 01:00

Director: Leonard Kastle . Intérpretes: Shirley Stoler, Tony Lo Bianco, Mary Jane Highby, Doris Roberts. Guión: Leonard Kastle. Fotografía: Oliver Wood (b/n). Música no original: Gustav Mahler.Sello: Filmax .Música no or

Esta historia comienza con la reacción explosiva que provoca la mezcla de cloro y amoníaco. Es el anuncio de lo que ocurrirá cuando los destinos de Martha Beck (Shirley Stoler) y Raymond Fernández (Tony Lo Bianco) se crucen. Basándose en una historia real ocurrida en Estados Unidos durante los años cuarenta y cincuenta, Los asesinaos de la luna de miel (1970) reconstruye con frialdad cirujana la serie de crímenes que cometieron ambos como parte de un plan de vida basado en la habilidad de él para enamorar a mujeres ricas, hacerlas creer que se va a casar con ellas y después asesinarlas para quedarse con el dinero y las joyas (como si fuera un moderno Monsieur Verdoux). Lo más inquietante de esta crónica necesariamente episódica es que Martha, convertida en cómplice de Ray, revela con el tiempo una naturaleza más deliberadamente cruel que la de su maestro. Socios del crimen y maestros de la apariencia, la pareja de asesinos siempre acaba por mostrar el reverso oscuro de la confianza en una serie de homicidios que van aumentando en crueldad y crudeza. La perversa combinación de amor, celos y ambición que mueve a Martha al asesinato, es el resultado de una vida alienante y solitaria, de códigos morales nublados por la necesidad de pertenecer y poseer. La interpretación de Stoler, que se cuenta entre los mayores logros del film, refuerza la compleja y monstruosa personalidad del personaje.

Esta desasosegante película merece ser hoy descubierta o revisionada no sólo por el culto que la rodea (su estreno se prohibió en numerosos países), pero sobre todo por la inquietud del alma que transmite y por la incómoda apariencia de sus imágenes. Con una factura de urgencia documental, cercana al cinema verité (blanco y negro, granulado de la imagen, apariencia amateur), esta película dirigida por Leonard Kastle (la idea inicial era que la dirigiera Martin Scorsese) atrapa la banalidad del mal como acaso sólo lo han conseguido después filmes como Henry, retrato de un asesino o, más recientemente, Las horas del día. Las conquistas del film remiten a una humanidad de esencia inhumana (es el amor el germen de la muerte), a un macabro estado de extrañeza que consigue desviar la atención de ciertos defectos en la trama (sobre todo en la primera media hora, con elipsis incomprensibles) y de algunos recursos efectistas. No sabemos por qué, pero Kastle no volvió a dirigir ninguna película más después de ésta, circunstancia que no hace sino aumentar su reputación de película de culto.

Extras: Inexistentes.

Escena clave: Ray mata a la viuda Janet con un martillo, mientras Martha grita: "Si me quieres, lo harás".