Cine

Candidatos a la presidencia

Gil Parrondo y ángeles González-Sinde defienden sus candidaturas y explican su programa para la nueva Academia de Cine

7 diciembre, 2006 01:00

Gil Parrondo y ángeles González-Sinde. Foto: Sergio Enríquez

Por primera vez en su historia, los miembros de la Academia de Cine podrán elegir a su presidente entre dos candidatos. Con la intención de tomar el relevo a Mercedes Sampietro, el próximo día 17 saldrá elegido o el veterano director artístico Gil Parrondo o la guionista y directora ángeles González-Sinde. Reunidos por El Cultural, ambos contestan a los temas candentes en torno a la institución.

Lo joven frente a lo decano, lo femenino frente a lo masculino, el impulso frente al prestigio... y por lo que se desprende de sus respuestas: lo reflexivo frente a lo específico. Ella tiene un Goya a mejor dirección novel (La suerte dormida) y otro a mejor guión (La buena estrella); él dos Oscar a mejor dirección artística (Nicolás y Alejandra y Patton). ángeles González-Sinde se presenta a las elecciones a la presidencia escoltada por otros dos guionistas y directores (Enrique Urbizu y Manuel Gómez Pereira), mientras que Gil Parrondo cuenta con el respaldo de un productor, Emiliano Otegui, y un actor, Eduardo Noriega. Ambos responden a las mismas preguntas planteadas por El Cultural.

-¿Por qué ha decidido presentar su candidatura a la presidencia de la Academia?
Angeles González-Sinde: Bueno, el equipo lo componemos tres personas con muchas ganas de trabajar, Enrique Urbizu, Manolo Gómez Pereira y yo. En mi caso particular por muchas razones. Por un lado soy de esas personas que se implican mucho en su trabajo. Por otro, creo que no se puede pasar uno la vida quejándose y opinando del trabajo de los demás o de la situación del cine y no arrimar nunca el hombro. Tengo un fuerte sentido cívico, quizá por herencia familiar. Ya fui presidenta de ALMA, la asociación de guionistas, por este mismo motivo. Y hay aspectos de la Academia que me parece que no están suficientemente explotados y que a los tres nos interesan mucho, por ejemplo la comunicación entre académicos, el intercambio de conocimiento entre los profesionales del cine. Yo de quien más he aprendido en este oficio es de mis compañeros. La nueva sede de la Academia va a permitir que se cree un lugar de encuentro para todos y donde todos encuentren su casa.
Gil Parrondo: Mi amigo Emiliano Otegui, director de Producción y miembro de la Academia, creyó en mí y me convenció para presentarme.

-Es la primera vez en su historia que la Academia debe elegir entre dos candidatos para la presidencia, ¿a qué cree que se debe esta crónica "indiferencia" del gremio hacia los asuntos de la Academia?
A. G-S.: Me vas a perdonar, pero no es cuestión sólo de la Academia, el español es poco asociacionista de su natural. Y el gremio de los del cine es un gremio de francotiradores. Por las características del negocio y del oficio creativo, cada uno va por libre, a veces te cuesta incluso conocer a la gente que hace lo mismo que tú. Hace años el presidente del sindicato de guionistas de Hollywood me decía con mucha cara de pena que estaba desesperado, que intentar organizar a los guionistas era como ser pastor de gatos. ¡Si te lo dice él que es gringo y lo tienen estupendamente montado imagínate nosotros con lo anárquicos que somos! Sólo coincides en rodajes durante un período de tiempo breve, pero intenso y luego festivales y cosas así, aunque ahí con poca gente, más bien con directores o actores. A los técnicos ¿dónde los encuentras? No es fácil agruparse porque no hay tantas ocasiones. La Academia puede y debe proporcionar ese espacio para compartir y debatir juntos.
G. P.: No creo que sea una cuestión de indiferencia, sino un profundo respeto.

-¿Qué cree que puede ofrecer usted a la Academia que no pueda ofrecer la otra candidatura?
A. G-S.: Desconozco el programa de Gil Parrondo, pero su candidatura la componen tres personas muy sensatas y de gran experiencia que seguro que tienen ideas estupendas. Yo creo que lo que a nosotros más nos interesa es abrir la Academia, tanto hacia dentro, hacia los académicos y gente del cine, como hacia el resto de la sociedad para difundir el cine español y su legado en muchos ámbitos públicos y privados de toda España, donde ahora no llega o ha dejado de llegar. Vivimos en un mundo cambiante donde el audiovisual se expande a toda velocidad gracias a los avances tecnológicos. La Academia está llena de expertos y debemos tener más protagonismo.
G. P.: No somos rivales, sino dos miembros de la Academia. La otra candidatura ofrece juventud, inteligencia y profesionalidad. Yo, sólo mi larga carrera profesional.

-¿Podría explicar cuáles son las líneas de fuerza de su programa para esta nueva etapa?
A. G-S.: El diálogo, que la Academia sea la casa de todos los del cine, incluídos los que en los últimos años se fueron de la Academia, y que a mí me duele especialmente que no estén.
G. P.: Mi programa se basa estrictamente en el objetivo de la Academia de Cine, es decir, promover el cine español.

-¿Qué mejoras/reformas/cambios urgen a su juicio en la institución?
A. G-S.: La Academia a partir de enero tiene nueva sede, un edificio que nos ha proporcionado el Ministerio y que nos va a permitir desarrollar muchas actividades y acercar a la gente al cine español. Esa nueve sede va a comportar necesariamente un nuevo funcionamiento así como un esfuerzo muy grande de financiación. Creo que la Academia debe acercarse a mucha gente que no nos conoce, desde instituciones, empresas, políticos a otras Academias nacionales y de fuera. Nos interesan mucho los encuentros interdisciplinares entre gente de cine y gente de otras profesiones. Y nos interesa reforzar las especialidades en la Academia, dar voz a todos y que los de arte se encuentren con los de sonido, y los actores con los montadores, por ejemplo. Creo que se puede aprender mucho ahí. Sin embargo hay un ámbito que a mí me preocupa muy en especial y es la educación de la mirada de los niños, nuestros pequeños futuros espectadores. Habría que fomentar programas para niños y jóvenes que son los más vulnerables a las presiones del marketing, tienen menos libertad de elegir lo que ven. Se les está desproveyendo de una herencia cultural básica, que les dará independencia de criterios. Esto es grave porque los niños de hoy forjan la identidad de un país mañana y no hay que abandonarlos.
G. P.: Los que se derivan de la apertura de la nueva sede, que cuenta con una sala de exposiciones, sala de proyecciones y archivos de documentación.

-¿Tienen en mente volver a regular el sistema de votación de los premios Goya, que tanta polémica ha generado en las últimas ediciones? ¿Incluye esto hacer público el número de votos?
A. G-S.: No creo que tenga ningún interés hacer público el número de votos, es irrelevante, esto no son las elecciones autonómicas. Lo que importa es estar nominado y luego quién gana. No hay segundos ni terceros puestos. El sistema de votación de los premios es el que han elegido los académicos en votación democrática. Si a mí personalmente me gusta más este sistema o el de nominación por especialidad es cuestión mía.
G. P.: No. Eso ya se reguló en la última asamblea de junio, donde se estableció el nuevo sistema en validez de cuatro años. No creo que haya que cambiarlo.

-El año pasado, ante los flojos resultados de audiencia en su retransmisión televisiva, se demandó desde ciertos sectores que se contratara la realización de la gala de los Goya a una productora privada. ¿Es una situación que considera posible si sale elegido?
A. G-S.: Como todavía no hemos llegado a la Academia no conozco en detalle los entresijos de la gala, pero sé que organizarla no es tan sencillo como parece. Sin duda debe ser un espectáculo televisivo que entretenga y encargar la gala a una productora puede facilitar esa agilidad organizativa y dar lugar a un programa más compacto. Pero siempre bajo la supervisión y siguiendo las normas y objetivos de la Academia.
G. P.: Las decisiones de la Academia la toma la Junta Directiva y en su caso la asamblea.

-¿Aparte de organizar los Goya (con mejor o peor suerte), qué papel debe ejercer la Academia de Cine en el panorama cinematográfico español?
A. G-S.: La Academia de Cine debe velar por la difusión del cine español, servir de comunicador entre la gente del cine y el resto de la sociedad. No es un organismo político, ni una agencia de publicidad de películas concretas, ni un sindicato. Para la Academia todo el cine español es prioritario, el de ayer y el de hoy, el masivo más comercial y el experimental minoritario. Ese es el papel que corresponde a una Academia, proteger el cine, fomentarlo, ayudar a todo un colectivo. Si ese colectivo pasa por un momento de crisis o transformación como el actual, la Academia no puede quedarse indiferente. Creo que tiene la posición y capacidad para abrir vías de comunicación y puertas que alivien una situación delicada. Una tarea ingente, como ve.
G. P.: La Academia de Cine está haciendo una labor importantísima en cuanto a la solidez y prestigio del cine español. No hay que olvidar que su objeto principal es promover el cine español. Y a eso debe ceñirse.

-¿Es posible hacer una Academia de Cine para todos?
A. G-S.: ¡Por supuesto! Ese es exactamente nuestro propósito. En este mundo moderno cada vez más dominado por el audiovisual, los académicos tenemos mucho que ofrecer.
G. P.: Por supuesto que sí. De hecho, nuestra Academia representa a todos los sectores implicados en el cine español a través de sus diferentes especialidades.